dimarts, 1 de juny del 2021

Mitos (II): Neptuno

 Neptuno [Mitología]


 





  Neptuno-Poseidón pertenece al selecto grupo de los Olímpicos siendo rey de los mares y hermano de Zeus y de Hades, en otra genealogías era Plutón, que era igual en dignidad a Zeus. Se casó con Anfitrite, que era hija menor del titán Océano. El fondo oceánico era su territorio poseyendo una residencia palaciega. Se aburría mucho en el agua, por ello le encantaba dejarse caer en el Olimpo. En las contradictorias genealogías, nos dicen que Neptuno - nombre de Poseidón en el mundo romano-,  el rey de las aguas, imprudentemente se olvido no sólo una sino tres veces salir de un hogar acuático, quemándose al contacto con un aire, para él ignífugo.

Nos cuentan que Poseidón fue el primer promotor de carreras de caballos, pues fue él quien regaló al hombre el caballo. Si se piensa atentamente, el disparate es formidable. ¿No sería el caballito de mar? No, no. 

Poseidón posee el tridente, pero ¿de dónde sacó éste? Los dioses son seres imprevisibles, Zeus es el señor de los Olímpicos, antes había sido otra cosa. Lo cierto es que Zeus ayudado por la Madre Tierra y liberando a los prisioneros que había llevado al cautiverio Cronos, logró dar muerte a Campe, la carcelera del Tártaro, liberando a los Cíclopes. Éstos llenos de gratitud se deshicieron en agradecimiento, le regalaron a Zeus el rayo, a Hades le dieron un casco de oscuridad y a Poseidón el dichoso tridente. Los tres hermanos mediante un ardid se confabularon, logrando que Zeus lanzará su mortífero rayo contra Cronos.

Muerto Cronos, ¿cómo repartirse el botín? Lo mejor será la ruleta rusa, así que a cada uno de ellos le correspondió: Hades el mundo subterráneo, a Zeus el cielo y a Poseidón el mar.

Repartido el pastel, Poseidón que es de naturaleza bronca y resabiada se puso en marcha para construir su palacio de Ege en la zona de Eubea. En dicho palacio estaban sus caballos acuáticos y su carro de oro. Cuando se paseaba con su carro a lomos de los corceles los mares quedaban calmos de dicha.

Poseidón quería una esposa para que le diera hijos, tuvo dificultades para encontrarla. Primero fue Nereida Tetis, que acabó casándose con el mortal Peleo. Después del desaire, fue a por Anfitrite, quien descortés, salió huyendo hacia las montañas Atlas. Envió esbirros para buscarla  entre ellos Delfino. Éste hizo su papel de celestino, con tanta eficacia, que Anfitrite acabo por aceptar. ¿Se debió de enamorar de Delfino?. Poseidón en agradecimiento por los servicios prestados, concedió un premio digno de un dios: esculpió en las estrellas la imagen de Delfino, formando la constelación de Delfín.

Anfitrite cumplió la misión de dejar descendencia, tuvo tres hijo con Poseidón: Tritón, Rode y Bentesicime. Pero Poseidón que era además de bronco era lujurioso, desahogándose con diosas, ninfas y mortales. !Pobre Anfitrite!

Cuando uno tiene un carácter como el suyo los altercados y las broncas se suceden así: no contento con su reino acuático, reclamó también un reino terrestre en Ática, clavando su tridente en la Acrópolis de Atenea, y haciendo un profundo surco del cual brotó una fuente de agua marina. Por culpa de Atenea, que plantó un olivo donde había la fuente, Poseidón montó en cólera. Para evitar males mayores tuvo que intervenir Zeus. Hubo una votación de carácter Olímpico donde en una votación los dioses agruparon sus votos por sexos. La existencia de un voto de más por parte de las diosas, hizo que Atenea pudiera mantener el olivo.

Atenea envalentonada por su éxito, también disputó la ciudad Trecén, pero aquí Zeus no se quedó mudo, sino que dispuso que ambos compartieran por igual. Poseidón siguió pidiendo, en Egina, Naxos, Corinto, aquí se le concedió el Istmo, mientras que el otro oponente, Helio, le fue concedida la acrópolis. Su voracidad territorial siguió, arrebatándole a Hera, Argólide. Finalmente, fue a Hera.

Hemos repetido que Poseidón era un personaje tosco y bruto, pero también era  un dios, los que navegaban su mares solían suplicarle para obtener de él favores: "Neptuno, y escucha propicio mi súplica (....)(Ovidio. Metamorfosis, VII, 597-8).


  Bibliografía:

  Robert Graves. Los mitos griegos. Ed. Ariel.3ª Barcelona, 1984.