divendres, 6 de desembre del 2019

Birmania (V): Kalaw-Mandalay (II)


Viajar te libera de la rutina, tu yo se enriquece como nunca te hubieras imaginado. ¡Viaja con nosotros!



Nosotros los turistas…



Nos hemos despertado demasiado pronto. Hemos seguido en la cama. A las seis nos hemos levantado y duchado. Fotografías de las primeras horas del día. Neblina, ambiente  fresco y tonificante. ¡Hay que ser siempre positivo!  A las 8h recogida de las maletas, por parte de los trabajadores del hotel. El desayuno sobre las 7.15h. Correcto. A las 8.30h salida hacia nuestro objetivo en Mandalay. 






El trayecto desde Kalaw hasta Mandalay  son 256 km, pero debido a las carreteras, el trayecto son casi 5h. Hay que sumarle las paradas técnicas y el almuerzo. Básicamente, agotador. Seguir la carretera nos ha permitido conocer una pequeña parte de Birmania. Desde las 8.30h hasta las 17h, el autocar se ha convertido en un ojo acristalado para poder contemplar muchas de las caras de Birmania al hilo de la carretera.





Desde el hotel de Kalaw Hill, lugar remoto y nada accesible, sobre todo si vas en autocar, donde se mezclaban villas suntuosas – siempre me ha gustado esa palabra-, hasta casas muy precarias, hechas de bambú, en medio de un exuberante despliegue de árboles y plantas. El autocar que a duras penas solo tenía sitio para él, ha ido hasta la ciudad, propiamente dicha, Kalaw, hemos pasado por Train Station, dentro de la ciudad, un edificio de estilo colonial. Curiosamente, las líneas férreas son el producto de la necesidad de las potencias colonizadoras, sea la inglesa o japonesa. Ésta última, utilizó mano de obra “esclava”, se conoce esta línea como el Ferrocarril de la muerte (Bangkok-Rangún). Murieron en esa construcción aproximadamente 90.000 trabajadores asiáticos y 16.000 prisioneros de guerra.

Una primera parte del viaje hemos bajado desde la Kalaw residencia de verano de los ingleses, en la época colonial. Hemos descendido lentamente por una carretera en obras, falta mucho trabajo que hacer para poder ser una carretera de montaña. Un paisaje tropical lleno de árboles exóticos y una carretera llena e infinidad de curas sin acabar de asfaltar. 




 


A lo largo del descenso, hemos visto multitud de puestos de venta que jalonan el larguísimo descenso y ascenso si vas en dirección contraria. Todos los puestos en general son muy precarios, al lado de “casas frágiles” y poco saludables. Algunos tramos en obras, estaba todo lleno de polvo. Cientos de personas dedicadas al “comercio de subsistencia”. Hemos parado 15’ para contemplar en una explanada de la montaña, un paisaje extraordinario. Un grupo de colinas, que podía asemejarse a un dragón, lleno de un manto verde, que explica que la clorofila aún funciona. Hemos visto en la explanada muchos autocares y vehículos privados, mucha gente haciéndose fotos y selfies, o sea, como nosotros. La globalización llega a todas partes. El espíritu del capitalismo es capaz de filtrarse en todos los rincones del planeta.

La explanada estaba en el recodo de una curva, así que el autocar se ha dejado “caer” en el descenso interminable de la carretera. La velocidad del autobús no debía superar los 60 km/h. Paradas y más paradas de productos –bebidas, comida, fruta, etc.,- esperaban el milagro que algún camión, autocar o automóvil, se detuviese para comprarles algo. Multitud de casas muy precarias llenaban el descenso. Finalmente, hemos llegado al valle hemos pasado por Yin Mar Bin, y diversas poblaciones, que solo gracias al google maps, puedes precisar el nombre.



A partir de la llanura, la temperatura ha empezado a subir de rápidamente. El contraste entre el autocar, nivel iglú y el exterior es excesivo y propenso para coger un resfriado. Hemos parado en una gasolinera, había muchas, algunas supermodernas. Nos hemos puesto en marcha y hemos seguido  la carretera, llena de rectas interminables, rodeadas arrozales y extensiones inmensas de una monotonía verde. Seguían los puestos de venta, algunos pequeños pueblos. He visto incrédulo, u camión que llevaba un elefante. Lástima que no he podido tomar una instantánea, el efecto era espectacular. Los animales también aparecían en el trayecto, siendo llevados por sus propietarios. Un conjunto heteróclito y difícil de asimilar, donde viviendas pobrísima se mezclaban con casa de construcción moderna. El contraste entre campo y ciudad es notable, y nos dice que estamos en un país subdesarrollado, a pesar de las inmensas riquezas que contiene. Seguíamos la ruta que no llevaba por Payangazu, Thazi, Meiktlia.



Hemos pasado por una vía de pago, pero no hemos sabido diferenciar entre una y otra. Durante nuestro trayecto, nuestro guía, Naing nos ha ido amenizando durante todo el trayecto con explicaciones sobre diferentes aspectos de la sociedad birmana.

Transcribo solamente los temas:

*. Una de las curiosidades que hemos visto es que las mujeres llevan en la cara una especie de tatuaje. Se llama tanaka, que cumple diferentes funciones: crema solar, felicidad, belleza.

*. Hemos hablado de política y la junta cívico-militar que gobierna Birmania.

*. Riquezas del país: gas, minas de rubí, jade, plata, oro y petróleo. 

*. Roginyas: la explicación desde el punto de vista de los birmanos es decir, la de nuestro guía, era superficial y parcial, pero debe ser mayoritaria de la sociedad birmana.

*. Las diferentes etnias, y las dificultades de convivencia y los conflictos entre ellas y el gobierno.

*. Explicaciones para diferenciar entre pagoda, estupa, templo y monasterio.

*. La madera de teca, que es monopolio de gobierno.

*. La lengua birmana y los signos, grafía.

*. Normas de urbanidad

En todas sus explicaciones, ha tratado de ser didáctico y entretenido, gracias a su sentido del humor, y buen talante, nos ha ido ilustrando sobre Birmania. 





Sobre las 13h hemos llegado a la ciudad de Meiktila. Hemos ido a un restaurante al lado de un hotel, el restaurante se llama “Café Mulan”, toda una tarjeta de visita para los turistas. La comida ha sido generosa y excelente. Era la comida de siempre, arroz, sopa, pollo, verduras, todo condimentado de forma correcta.


                   

Desde Meiktila, hemos cogido la vía AH1, una autopista de pago, pero que se filtraba todo el mundo, pues, no había vallas de separación entre la autopista y el exterior. Hemos visto deambular, a personas, animales y otros vehículos que se colaban en la autopista, un espectáculo que no estamos acostumbrados.

La autopista conducía directamente a Mandalay, que es la segunda ciudad de Birmania. Ésta tiene fuertes lazos con China, hay autopista hasta la frontera que se encuentra a unos 800 km de distancia. El comercio entre ambos países es muy intenso. Desde que se descubrió gas, los chinos han construido un oleoducto desde la frontera de Birmania y Banglandesh hasta China.


Sobre las 17h hemos llegado a Mandaly. Una ciudad de tres millones de habitantes. Hemos visto una ciudad de aspecto opulento, con grandes casas, al lado de barracas. Edificios de viviendas en plena construcción. Había dinamismo y pujanza económica desigualmente repartida, una lacra que no es únicamente de los países  subdesarrollados.

Hemos pasado junto a la fortaleza del antiguo rey y hoy transformada en cuartel militar, tiene un cierto sabor al Kremlin, al fondo se ve la colina coronada por pagodas. Una estampa muy plástica y fotogénica, ideal para fotografiarla. Naing, nos ha hablado del cambio de nombre, anteriormente “ciudad de rubí”.








Por fin, hemos llegado al hotel, un hotel categoría millonetis –Mercure Mandalay Hill Resort-, con una habitación (turista) muy discreta en comparación con la dos anteriores. Desde nuestra habitación en la planta cuarta, se veían unas vistas espectaculares iluminadas por luces de neón. Después de una breve inspección de la habitación, hemos esperado, que las maletas llegaran a nuestra habitación, al cabo de 10’ estaban  ahí, por obra y gracia de los que trabajan en el hotel. Coger el bañador y a la piscina, que desde nuestra habitación se veía magnifica. Una piscina grande, con luz tenue y luna llena hacía que el entorno fuese de ensueño. El ambiente era cálido, y el agua para no desentonar era “casi caliente”. Ha sido una buena recompensa a las horas de autocar.








La cena, solo nosotros dos, dentro del hotel ha sido muy lenta debido al servicio. He tomado una ensalada con aguacates y un postre de capricho, pastel de naranja. Hemos hecho fotos nocturnas de la piscina y estancias exteriores del hotel. Después hemos subido a la habitación, para preparar lo que nos podremos mañana. Son las 23.30h, cuando acabo de escribir la crónica del día. Hemos visto un país –Birmania-, como se decía “sin bajarse del autobús”. Mañana será otro día. Pero será en Madalay mismo, además esperamos poder contemplar el atardecer en el puente de U Bein, en Amara-pura.

dimecres, 4 de desembre del 2019

Birmania (V): Kalaw-Mandalay (I)

Viajar te libera de la rutina, tu yo se enriquece como nunca te hubieras imaginado. ¡Viaja con nosotros!


A lo largo del viaje hemos contemplado un sinfín de pagodas, estupas, templos y monasterios,  que son expresión de la religiosidad del pueblo birmano, alrededor de la figura del Buda. El budismo es la religión mayoritariamente de los países del sudoeste de Asia, así que ha empezado el momento de saber que es el budismo. Para ello, he escogido unos textos –hay multitud de ellos, mi incompetencia sobre el tema hace que haya escogido, precisamente, unos texto claros y breves-,  que pretenden ser una introducción. A lo largo de las siguientes crónicas iremos intercalando estas introducciones.
El budismo empezó….



Budismo (I)

"Los orígenes del budismo se remontan, según la tradición, en la segunda mitad del s.VI aC cuando el príncipe heredero de un pequeño lugar al pie del Himalaya tomó conciencia del carácter efímero de la existencia y abandonó su mujer, su hijo pequeño y la vida fácil que llevaba, en busca de una respuesta al problema del dolor del mundo y de las sucesivas reencarnaciones (que es uno de los temas centrales en la tradición hinduista).

Con 29 años Siddharta Gautama, también llamado Śākyamuni o Tathāgata –que así se llamaba el joven príncipe- empezó a vivir como un asceta riguroso ( 'Śākyamuni' significa 'el asceta del clan Śākya'), pero sin conseguir una respuesta. Dice la leyenda que comía tan poco que el esternón se le veía por detrás y sus costillas eran transparentes, pero esto no le resolvía la pregunta por el sentido de la vida. Un día una joven doncella, de nombre Sujata, movida probablemente por la compasión, le dio comida y el la aceptó. Esto fue considerado un escándalo por los sus cinco primeros discípulos que lo abandonaron. También Sujata después de darle comida desapareció. Esto llevó Gautama a la reflexión. Vivir en un palacio real no era bueno, pero vivir en la cabaña del pobre, tampoco lo era. No quería ser rey, no quería ser monje; sabía lo que no quería, pero no sabía lo que quería. Por mucho celo que pones, no sabía encontrar la respuesta a sus interrogantes.

Así pues, siguiendo su peregrinación, fue hacia una de las capitales del país, Pataliputra, y pasando por él de largo se fue a establecer en un lugar que ahora lleva su nombre, Bodhi-Gaya; allí, bajo un árbol sagrado (una higuera), inició su meditación. Estuvo un gran tiempo inmóvil, hasta que de pronto recibió la iluminación, a pesar de las tentaciones del demonio Mara. El «buddhi» es el iluminado, el hombre que ha descubierto las Cuatro Nobles Verdades; vale decir:

(1) La noble verdad del dolor: el sufrimiento existe.
(2) La noble verdad del origen del sufrimiento que es la insatisfacción (o el deseo o el estar sediento, traducciones también posible de la palabra 'Tanha').
(3) La noble verdad de la cesación del dolor, vale decir, que el sufrimiento puede ser extinguido (y eso se llama 'nirvana').
(4) La noble verdad del óctuple camino: el fin de extinguir el sufrimiento seguir la 'noble óctuple sendero', es decir, las 8 nobles verdades que debe practicar todo buen budista. Esta es la 'recta' visión ( 'Samma' significa 'recta' -de donde proviene la palabra armonía ').

Significativamente, una de las tentaciones que Buda tuvo que superar una vez conseguida la iluminación fue la de 'hacer el bien'. Brahma, se le apareció y le dijo: «Ahora que ya has obtenido la realización pasa también a los otros» y él respondió que no, que cada uno debe hacer su propio camino y que no servía de nada explicar la experiencia a los demás.

Esta anécdota es muy significativa en un doble sentido: por un lado, Buda no quiere crear una religión en el sentido habitual del término; los budistas hablan de «camino» y no de 'religión'. Por otro lado, Buda considera que no debe convertirse en un predicador o en un propagandista. Decía que: «el santo no deja trazas, es igual que el vuelo de un pájaro, no deja huellas ». El sabio se caracteriza por su 'liberación'.

Mientras el cristianismo hace hincapié en la relación con los otros '(y en primer lugar con los pobres), en el budismo el hombre está solo y no puede ser ayudado por nadie. Podemos sentir compasión por los demás y debemos sentirla (como podemos sentirla por toda cosa destinada a morir), pero en realidad nadie puede ayudar nadie. Como el problema del 'bien' y del 'mal', siempre depende de nuestra relación con los demás, una vez abolida la idea de alteridad, desaparece el problema.

Solamente más tarde, cuando Buda ya tiene ochenta años (según la tradición sólo cinco meses antes de su muerte), sus discípulos, los que vivían en el sangha 'o comunidad, hicieron una especie de concilio y se dieron cuenta que las doctrinas búdicas eran diferentes a las del hinduismo."


dilluns, 2 de desembre del 2019

Birmania (IV): Lago Inle/ Kalaw

Día 5  Lago Inle/ Kalaw

Las cosas pequeñas se hacen grandes en nuestras manos expertas 


Al filo de las cinco de la mañana me he despertado –es un síntoma que me estoy haciendo mayor, antes no pasaba-. Como estoy en un hotel, tenía una buena excusa para no arreglar nada, ni preparar nada, por ejemplo, el desayuno, así que he intentado dormir, pero sin éxito. Sobre las 6.15h he salido a tomar fotografías. Después de ducharme y sacar las maletas, nos hemos ido a desayunar como los príncipes de antaño y hogaño. El escenario era espectacular. La luz del día hacía resplandecer una naturaleza que convenientemente alterada por urbanistas y jardineros, ofrecía una magnífica visión del lugar a la luz del día. He desayunado lo que los campeones necesitan, en mi caso más dulce que salado. Había para satisfacer hasta al más exigente. Seguro que todos nos hemos vuelto muy exigente. Sólo pensarlo da risa, teniendo en cuenta que en casa, se desayuna lo que se puede.

Hemos vuelto al bungaló para comprobar que no nos dejamos nada, y a las 8.30h hemos emprendido el viaje en carretera. ¡Adiós a las canoas-con-motor! Hemos puesto el salacot dentro de una bolsa y nos lo han llevado en el autocar. ¡No cabe en la maleta!







El trayecto ha sido muy entretenido. Hay dos entradas al hotel, vía fluvial por un canal fluvial, y el otro acceso es la carretera Inle Lake West Corridor Rd. Hemos subido al autocar, hay normas de grupo para colocarse en los asientos, es estricto orden de lista. Puede parecer absurdo, pero es una excelente idea para evitar tensiones. Como los autocares son grandes, siempre hay la posibilidad de cambiar de asiento. Gran cantidad de cultivos adornan el trayecto: caña de azúcar, maíz, abarcaban gran parte de los cultivos, además de arrozales.  Hemos pasado por la Pagoda Inn Tain, hemos seguido el camino básicamente lleno de cultivos y salpicados por algunas construcciones, viviendas y alojamientos. Hemos seguido la carretera, la circulación era fluida. Hemos llegado a un cruce, y nos hemos dirigido a Kalaw. A pocos kilómetros a nuestra izquierda se encuentra Bawa Than Yar Bridge, He Hoe, hemos pasado por algunas gasolineras, por Innkhaung, a través de la Taunggyi Tarchileik Rd.


Nuestro diligente guía Naing nos ha explicado el proceso de construcción de los palafitos –casas que hemos visto en el Lago Inle, y los huertos flotantes-. El ingenio humano es realmente notable. También nos ha explicado como antiguamente se enterraban a los muertos en el Lago Inle. El proceso era más o menos así: Se le enterraba en una caja de madera con orificios, se le sumergía en el lago y se dejaba la naturaleza hiciera el resto. Así los peces y anguilas se introducían en el ataúd, se daban un buen festín, y al cabo de un tiempo, los peces no podían salir del ataúd, debido a que no cabían por los orificios por los cuales habían entrado. 

Explicaba que los amigos del finado, volvían al cabo de un tiempo a recoger el ataúd, lo abrían y se comían a los peces que habían sido atrapados, todo este proceso supone cerrar el círculo de vida y muerte: el hombre como peces y los peces comen hombre, en una rueda eterna. Esta costumbre –nos habla de tiempos muy lejanos siglo XVI-, parece poco probable que desapareciera de manera instantánea, así que la costumbre debió de alargarse mucho más allá. 

Durante el trayecto, hemos tenido la oportunidad de presenciar desfiles, lleno de jolgorio y fiesta por todo lo alto. Hay dos grandes festividades la primera es La fiesta del agua y el Fin de Año budista en Myanmar, en el mes de abril, durante 4 días consecutivos, se celebra el Fin de Año budista. La segunda fiesta que es la que hemos visto es el festival de la Luna Llena de Tasaungmon, que en el calendario budista marca el final de las lluvias. Los agricultores celebran la buena nueva con bailes tradicionales y ofrendas en los templos principales. La exhibición era notable, los niños y niñas, separados iban de punto en blanco. Sus caras reflejaban la importancia del acto. La inocencia de sus caras demuestra que todos nosotros, estamos más hermanados de lo que nuestras particularidades nos hacen creer. La casualidad nos ha permitido contemplar un acto social en el que religión, costumbres (cultura) se dan la mano. Ha sido gratificante poder contemplarlo.










Hemos continuado el viaje y al cabo de unos kilómetros, en otro pueblo, el autocar se ha encontrado con otra procesión. Esta vez los protagonistas eran jóvenes. Cada grupo iba vestido de forma distinta, pero la ropa no era tradicional como en la primera, sino muy occidental. Nos han hecho desviar de la carretera principal que atraviesa el pueblo, nos hemos adentrado por dentro del pueblo. Hemos pasado junto a un mercado, cerrado, decrépito y desastrado, el contraste entre la calle principal y la zona por donde hemos pasado, sin asfaltar, era muy llamativa. 

Finalmente, hemos llegado a nuestro destino. Nos hemos desviado de la carretera principal, el conductor nos ha llevado hasta una bifurcación donde hemos descendido para emprender nuestra excursión a pie, ahora es de buen tono decir treking en el lenguaje políticamente correcto. 

El inicio de la caminata había un edificio a medio construir. El camino conducía por un camino de tierra, bien marcado y en buen estado. Nuestro guía Naing nos ha explicado que la tierra es propiedad de los agricultores, domina el minifundio. Había huertos con verduras y frutas exóticas (desde nuestra perspectiva).













Poder contemplar frutas exóticas o especies es algo que uno no está acostumbrado. Nuestra ignorancia sea de los productos de casa o del otro lado del mundo es proverbial. Hemos pasado por un sendero muy estrecho entre arrozales y hemos podido contemplar un buey bañándose entre el agua y el lodo. Empiezo a creer que la organización del viaje ha puesto al buey para dar sabor y color a la excursión, o tal vez son imaginaciones mías. Ha sido un momento digno de un viajero sentimental. Hemos continuado el recorrido, con paradas para “recoger flores” –expresión poética-. Es la manera de decir que tienes que parar para aliviar tus necesidades fisiológicas. Hemos ido ascendiendo con tranquilidad, hemos hablado de las elecciones, los resultados de las elecciones generales nos había caído lejos. Suerte que el voto por correo, hace que uno haya participado. Comentábamos los resultados, las sorpresas negativas y las posibilidades de formar gobierno. Como el grupo es muy diverso, había opiniones para todos los gustos. Hemos visto dos todoterrenos que nos han adelantado. Hemos ido subiendo una pendiente suave pero pronunciada y hemos podido contemplar un valle profundo y verde y a lo lejos un pueblo con sus casas coloridas, el pueblo o aldea, se llama Hin Khar Kone, una aldea Palaung –eso indica en el prospecto de viaje-. Hemos ido atravesando plantaciones de té, naranjos. La tierra es muy fértil, debido a las lluvias y sus características geológicas. Creando un microclima muy favorable para la agricultura.



Al entrar en la aldea, unos árboles impresionantes nos daban la bienvenida. Las raíces eran descomunales, nos han dicho que podría tener mil años, solo de pensarlo da vértigo. Esos árboles han visto de todo, pero una simple herramienta, puede destruir lo que la naturaleza tarde cientos de años. Por eso, el ser humano es su peor enemigo, porque es capaz de destruir su propio hábitat. Un templo budista era el centro de la aldea. Había personas que nos miraban no sé si con esperanza, sorpresa o resignación. Nos han hecho entrar en una casa donde han preparado la comida. Esas personas viven, supongo del turismo, probablemente es más descansado que trabajar el campo. Una comida modesta pero sabrosa nos ha despertado el paladar, eran las 12.30h. La estructura de la comida era igual a los demás sitio donde hemos ido a comer. La comida era muy correcta. El arroz llevaba encima un revuelto de huevo. Está bastante bueno. De postre fruta de temporada, sandía y papaya (no estoy seguro), de bebida té.




Una vez comidos, ha llegado la hora de ataviarse con trajes multicolores. La casa restaurante, también ofrecía prendas típicas de la zona. Todas nuestras compañeras han pasado por las fotografías de rigor. Los colores vivos las favorecían muchísimo. 

Mientras comíamos, hemos visto aparecer por el camino que nosotros después cogimos de bajada a un grupo de turistas que llegaban a la aldea, y es más que presumible que comieran allí. Después un descenso largo y tortuoso hacia el valle. Un desnivel que ha castigado las rodillas y las piernas de todos.









En la bajada muchos compañeros han ido a ritmos diferentes. Cada uno ha ido escogiendo sus interlocutores para hablar durante nuestro trayecto. Es una buena manera de ir conociéndonos. A lo largo del trayecto, había tres personas que cuidaban de nosotros. Nuestro guía, Naing, y dos jóvenes que con chancletas nos han acompañado discretamente. Es una desgracia no conocer el idioma o saber más inglés, para poder hablar con ellos. Hubiera sido muy instructivo. En los últimos metros ha empezado a cae gotas. Hemos visto bambú amarillo-verdoso, lo he tocado, y transmitía una fuerza y resistencia notable, no me extraña que utilicen para hacer estructuras de andamiaje en la construcción de casas o rehabilitación de ellas.






Sudorosos, hacía mucha humedad, hemos alcanzado la carretera principal que conduce a Kalaw. Había un puesto de fruta. Después de unos 20’ hemos llegado a Kalaw. Sin embargo, nuestro hotel no estaba al lado de la ciudad, sino que estaba lejísimos, en medio de pinos una carretera que jugaba con ser de una dirección y poblado de campos de arroz. Esta zona era la segunda residencia –en verano- de los ingleses en su época colonial. Finalmente, hemos llegado al hotel Kalaw Hill Logde. Nos han ofrecido un té con jengibre que picaba al paladar, era su manera de decir, que habiendo tantos hoteles hubieran escogido el suyo que está en el quinto pino. Recoger las llaves y una ducha reparadora después de nuestra excursión. ¡No había piscina! El lugar era bello y la habitación también lo era. A las 19h cena. Al lado del hotel hay un monasterio, y la procesión de fieles ha pasado justo al lado del bungaló. Tengo dudas de su espontaneidad. La cena ha sido un poco rara. Nos han dicho que había barbacoa, he imaginado lo que después no se ha confirmado. No había cantidad y si raciones muy pequeñas. Nos ha tocado una parte de la mesa que resultaba incómoda debido a las patas de la mesa, así que hemos abreviado. 

Ahora son las 22h hace más bien fresco. Dormiremos tapados. Maña nos espera otro larguísimo día en autobús hasta Mandalay, siguiente parada en nuestro periplo turístico.

diumenge, 1 de desembre del 2019

La política no se hace con tuits

“Torra proposava “escoltar atentament” les reflexions de l’autor de Manual de desobediència civil, Paul Engler, quan deia a Vicent Partal: “Si els catalans voleu guanyar heu de polaritzar molt més, escalar molt més i acceptar alts nivells de sacrifici” [Si los catalanes queréis ganar  habéis de polarizar mucho más, escalar mucho más y aceptar altos niveles de sacrificio]” (Ara.cat, Esther Vera, Entre el diàleg i el martirologi, 31/11/2019)




En los prolegómenos de un posible diálogo entre ERC y el PSOE para obtener del partido republicano la abstención, llama la atención que Quim Torra –President de la Generalitat-, haya tuiteado a las palabras de Paul Engler, “Unes reflexions que tot l’independentisme hauria d’escoltar atentament”.

Una de las decepciones, una más, es el papel vicario de Torra en la Generalitat. No puede ser el portavoz de Puigdemont de Bruselas. Los gobernantes deben asumir, si así lo estiman conveniente, aceptar lo que significa ejercer el cargo. El President de la Generalitat, Quim Torra, debería saber que cualquier afirmación, la que sea, tendrá una amplificación y una interpretación interesada. ¿Hemos de dar por buenas las palabras de Paul Engler? ¿No hay suficientes niveles de sacrificio con los presos políticos catalanes? Dice Torra que hay que reflexionar, es decir, está haciendo una metanarración. El problema es que con metanarraciones de sacrificio, después de la STS, parecen una prueba más de que no se entienden las cosas, que no se ha aprendido nada de todo lo sucedido. A los políticos se les debe exigir realismo, saber que terreno pisamos, distanciarse del ahora mismo, para tomar aliento, y aceptar que los objetivos finales, no pueden realizarse por el mero hecho de que los quiera, se requiere mucho más. Se requiere sumar y no restar. Buscar alianzas, buscar un camino más sosegado que pueda llegar a ser más eficaz que la actual parálisis en la que estamos inmersos.

¿Qué los interlocutores no son muy fiables? La experiencia histórica nos ayuda a no hacerse demasiadas ilusiones. La política no es una varita mágica. No hace milagros. Sin embargo, es capaz de hacer y cambiar las cosas. Faltan actores que la lleven a cabo, convicciones, pero también es necesario tener en cuenta las coyunturas. No somos Robinson Crusoe, en nuestra isla desierta. Tenemos que trabajar con otros, no es obligado aceptar acríticamente lo que nos demanden. Pero debemos saber que podemos hacer y lo que no. El problema es que nuestras motivaciones, como decía Nietzsche, es que siempre son demasiado humanas. 

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