divendres, 23 d’agost del 2019

¿Adivinen quién...?

Episodios como el vivido estas semanas con el espectáculo deprimente del Open Arms pidiendo un puerto para desembarcar a los desheredados de la fortuna, estas palabras deberían hacernos pensar. ¿Adivinen quién pronuncia estas palabras*?:


"Si hay una palabra que tenemos que repetir hasta cansarnos es esta: diálogo. Estamos invitados a promover una cultura del diálogo, tratando por todos los medios de crear instancias para que esto sea posible y nos permita reconstruir el tejido social. La cultura del diálogo implica un auténtico aprendizaje, una ascesis que nos permita reconocer al otro como un interlocutor válido; que nos permita mirar al extranjero, al emigrante, al que pertenece a otra cultura como sujeto digno de ser escuchado, considerado y apreciado. Para nosotros, hoy es urgente involucrar a todos los actores sociales en la promoción de «una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones» (Evangelii gaudium, 239). La paz será duradera en la medida en que armemos a nuestros hijos con las armas del diálogo, les enseñemos la buena batalla del encuentro y la negociación. De esta manera podremos dejarles en herencia una cultura que sepa delinear estrategias no de muerte, sino de vida; no de exclusión, sino de integración.



Esta cultura de diálogo, que debería ser incluida en todos los programas escolares como un eje transversal de las disciplinas, ayudará a inculcar a las nuevas generaciones un modo diferente de resolver los conflictos al que los estamos acostumbrando. Hoy urge crear «coaliciones», no solo militares o económicas, sino culturales, educativas, filosóficas y religiosas. Coaliciones que pongan de relieve cómo, detrás de muchos conflictos, está en juego con frecuencia el poder de grupos económicos. Coaliciones capaces de defender a las personas de ser utilizadas para fines impropios. Armemos a nuestra gente con la cultura del diálogo y del encuentro.

El diálogo, y todo lo que este implica, nos recuerda que nadie puede limitarse a ser un espectador ni un mero observador. Todos, desde el más pequeño al más grande, tienen un papel activo en la construcción de una sociedad integrada y reconciliada. Esta cultura es posible si todos participamos en su elaboración y construcción. La situación actual no permite meros observadores de las luchas ajenas. Al contrario, es un firme llamamiento a la responsabilidad personal y social”.


* En los próximos días aparece el autor de estas palabras.


La Vall de Boí: Barruera (Riu Noguera de Tort)







dijous, 22 d’agost del 2019

¡Sin mi permiso!


La frase de la vicepresidenta del gobierno socialista quedará como una de las cimas de la mezquindad moral que nos atenaza en nuestra sociedad cada vez más desalmada.

¿Quién debe dar permiso para salvar vidas? Hay vidas que pueden ser salvadas y otras son lanzadas al olvido. La moral del Estado, se hace carne en frase lapidaria: “No tiene permiso para salvar”. Todos nuestros gobernantes quieren parecerse a Salvini, nadie tiene que dar pie para la compasión o simplemente como un deber de rescatar a los náufragos de la miseria. Carmen Calvo se erige en la nueva Salvini para poder ahorrarle a Pedro Sánchez el papel de malo de la película. ¡Son unos miserables morales!



Balneari Caldes de Boí- Embassament de Cavallers