[Borrell cree que se necesitarán al menos 20 años para que se reconstruya la sociedad catalana]
Borrell ha diagnósticado que la solución a todos los problemas planteados por el Procés, llevará al menos 20 años. Sin embargo, no nos dice cómo se reconstruirá. Puedo imaginar que en los próximos veinte años, el gobierno central –cualquier gobierno- trate de vaciar las instituciones catalanas. Es una opción nada descabellada. Otra opción es suponer, y ciertamente, lo es; que los independentistas se cansen de esperar y abandonen esa senda del mal.
¿La cuestión central es si el diagnóstico es acertado? La letanía gubernamental, es que los independentistas han destruido la conviviencia. Cataluña tiene problemas, como el resto de CCAA si hemos de hacer caso a los datos que nos suministran el propio gobierno y las instituciones financieras nacionales e internacionales. Paro, déficit de viviendas, precariedad social, injusticia, pobreza y un largo etcétera.
Cataluña ha sido siempre tierra de acogida. Una muestra nos lo indican los apellidos: García, Martínez, López, Sánchez, Rodríguez, Fernández, Pérez. Los nombres más comunes en 2016 fueron: Marc, Àlex, Jan, Martí, Hugo, Biel, Èric, Pol, Pau, Nil. (Indescat.cat)
Las opciones políticas no vienen determinadas por los apellidos ni por los nombres. Dichas opciones vienen determinadas por opciones políticas. Tan valida es una opción, pongamos, constitucionalista, como la opción independentista. La propuesta de los políticos que ganaron las elecciones al Parlament, era proponer un referéndum para determinar que quería la ciudadanía. En ese referéndum no quedaba acreditada que la elección final fuese la opción indepen-dentista. Sin embargo, los gobiernos centrales, han afirmado taxativamente, que no habrá referéndum. Se aferran a interpretaciones interesadas de la Constitución. En el caso de Mariano Rajoy, afirmó que ni quería ni podía.
Borrell afirma alegremente que en Cataluña hay un conflicto. Hay que recordar que conflicto es lo que quieren Cs y PP. Sus continuas insinuaciones dan pábulo para que los medios afines –el 90% de ellos-, les da una credibilidad absoluta. Si llevo un lazo ¿tengo que ocultarlo? ¿Por qué no debería llevarlo? La respuesta de Cs y PP es que provoca. ¿A quién? La respuesta fácil es a ellos. Sólo querrían que llevásemos banderas nacionales, esas no provocan división, naturalmente, porque lo dicen ellos.
Cuando se lanzan acusaciones de romper la convivencia, sólo quieren decir, que tus ideas no las quieren ni oír ni que seas visibles. Hablan hipócritamente de un espacio público neutro. ¡Cómo les molesta esos lazos amarillos! Quitarlos es romper la conviviencia. Si no les gusta que pongan otro símbolo. Es más fácil destruir que inventar un símbolo. Cs ha sido capaz de conectar con un amplísimo espectro social. Desde la antigua izquierda hasta la extema derecha. Su objetivo: parar los pies al catalanismo y la lengua. ¡La lengua catalana les molesta, con lo sencillo que es el castellano! Cuando se ponen en marcha Manifiestos sobre una lengua ¿por qué siempre tiene que hacerse el harakiri la lengua minoritaria? El castellano goza de una salud envidiable en Cataluña. Mientras que el catalán tiene que luchar para que sea reconocida.
Borrell quiere que una parte de la ciudadanía (48%) que vota independentismo, sea vaya a su casa y no moleste más. Eso es todo lo que debe él debe entender sobre el problema de la convivencia. Que existan discrepancias en una sociedad, no lo convierte en un problema de convivencia, sí lo hay, cuando nuestra ciudadanía no tiene los medios adecuados para una vida digna, y los amigos del Ibex-35 aplauden a Borrell por afirmar la unidad de la patria.