dimarts, 3 d’octubre del 2017

Felipe VI: El "discurso" del miedo


El mensaje de Rajoy que tiene que leer Felipe VI


Mani en Sabadell (3-O)

A las doce del mediodía había convocada una manifestación contra la represión policial del día 1-O. El lugar era el “Eix Macià”, junto a Corte Inglés. He ido, y el panorama superaba cualquier expectativa. Había un gentío impresionante.



No recordaba una manifestación, en Sabadell, como la que contemplaba. No sabría calcular la cifra. Miles de personas. No me hagan decir cuánta gente, había muchísima. Había de todas las edad, especialmente, jóvenes. Es una prueba de que los jóvenes, por supuesto no todos, también están interesados por la política.



Había muchas banderas. Predominaban las esteladas, también la senyera. Niños, jóvenes, adultos, viejos –vale, es políticamente incorrecto, pero se entiende-, todos los que estaban hacían oír su protesta por los desmanes de una policía que venía a por “nosotros”. El resultado de la manifestación, ha sido una fiesta reivindicativa. Las conversaciones, giraban en torno a los hechos del 1-O, en los “colegios electorales”, el miedo y los nervios, por la posible aparición de esa “fuerza expedicionaria” que tenía como misión impedir –no lo lograron- que la ciudadanía participara en unas elecciones, que desde el gobierno central, se declaró ilegal.



Pancartas, y mucho ruido, especialmente a cargo de un grupo que aporreaba tambores y percusión, y parecía trasladarnos a Calanda. He optado por apartarme del ruido infernal que imprimían. He visto a unas adolescentes con una pancarta que decía que no querían la Independencia. No he podido fotografiar el mensaje. Banderas republicanas. No todos estaban por la Independencia, pero todos estaban contra las actuaciones policiales.




La manifestación de Sabadell no ha sido la única, en todas las ciudades se han celebrado actos similares. Habrá que esperar, o no, los datos, siempre inciertos y expuestos a toda clase de controversias. El hecho es que se han movilizados cientos de miles de personas. Es posible que desde los “servicios auxiliares mediáticos” no existan dichas manifestaciones. No importa.  Importa la gente ha estado.



dilluns, 2 d’octubre del 2017

Violencia del Estado

A medida que hay más imágenes y videos sobre la represión policial, más indignación causan. La brutalidad empleada contra ciudadanos cuyo único delito ha sido acudir a votar –en un referéndum ilegal, según el gobierno central-, hace hervir la sangre. Y a medida que uno lo piensa, más desasosiego entra al pensar en la pasividad de los Mossos.

Enric Millo, debería dimitir. El problema es que en España el verbo dimitir está fuera de su vocabulario. Un demócrata, lo tiene permanentemente en la conciencia de sus actuaciones, pero aquí, la cultura política, no llega a esas cotas.



Millo debería dimitir por los 844 heridos habidos en las cargas policiales. Efectivos venidos de otras partes de España para sofocar el derecho a votar en un “picnic”, según las manifestaciones de otro insigne ministro, en este caso de Justicia. Hoy se ha visualizado una brecha, entre las élites extractivas de Madrid y lo que representan, y una parte de la ciudadanía catalana. En las colas para votar, faltaban muchos que no han querido participar, estaban en su derecho. También estaban en su derecho lo que sí querían participar. Sólo la mala fe del gobierno central, gobernado por un régimen corrupto hasta la médula, ha podido permitirse hacer llegar dos barcos, para que las “fuerzas del desorden” actúen a su capricho.



Estas “fuerza expedicionaria” volverán a sus casas. Los recibirán como héroes, pero en Cataluña, los seguiremos viendo como lo que han sido y han actuado. Cataluña no se merecía este trato, porque lo que se celebraba aquí, era un happening, una performance, un espectáculo, si hemos de creer a esos mentirosos compulsivos que representan al gobierno central.


Habrá tiempo para criticar al gobierno de la Generalitat, pero de momento, habrá que recoger los destrozos en el mobiliario público, ¿quién lo pagará?, las pelotas de goma, que han alcanzado a una persona, las humillaciones y el pánico que muchas personas, jóvenes y personas mayores han tenido que soportar. ¡Qué no esperen que creamos las mentiras de Mariano, de Soraya, o de Millo! Las imágenes lo dicen todo y las vivencias de los que lo han padecido.