dijous, 4 de juliol del 2013

¡Evo, no salgas de casa!


Las relaciones internacionales siempre han sido una cuestión de fuerza. La última ratio es la violencia. Como un mundo hobbesiano no es fácil de mantener, es necesario, la diplomacia. En ella intervienen muchos factores: económicos, sociales, políticos, culturales, religiosos, etc. Junta estos factores, intervienen las cuestiones estratégicas y tácticas. Eso significa, la variabilidad de las situaciones con las que los estados manejan asuntos internacionales.
 
 
 
¿Alguien puede imaginar al Air For One, retenido en Barajas, mientras la policía registra el avión presidencial en busca de prisioneros de Guatanamo? Eso sería imposible. Cuando se trata de países, siempre se busca el eslabón más débil. Le ha tocado a Bolivia. Evo Morales, ha protagonizado, sin quererlo, el bochorno de verse inmerso en la agria disputa entre el espía confinado en Moscú, área de tránsito del aeropuerto, y las autoridades norteamericanas que lo quieren detener a toda costa, por poner a la luz, el espionaje de ciudadanos y gobiernos de Europa. ¡Curiosamente, estos gobiernos, no parecen estar muy interesados en esta cuestión!
 
El “mundo libre” es puesto en cuestión por el analista Edward Snowden, al sacar a la luz, el masivo chequeo de las comunicaciones de los ciudadanos, ayudado por la inestimable participación de las grandes compañías de internet. Para desgracia de Snowden, la Guerra Fría acabó en 1987, y ahora los países europeos, cuando son presionados por EE.UU, no quieren comprometerse con los principios de asilo, ni nada por el estilo.  Snowden ha hecho una lista de países, entre ellos España, pero para solicitar asilo, se requiere que el peticionario se encuentre en suelo español. Descartado. En la lista aparecen los países “enemigos” de EEUUU. Países que se les coloca el título de pseudodemocracias. Bolivia, Venezuela, Ecuador. EEUU no puede transfórmalos en países terroristas, pero actúa como si lo fuesen. Por eso, el caso del avión presidencial de Evo Morales, fue obligado a aterrizar en Viena, para un control, ¡por si encontraban dentro del avión a Snowden!

 

Es cierto que Bolivia, Venezuela, se exhiben con propaganda antinorteamericana. Que han nacionalizado áreas de la producción cuyos propietarios eran empresas europeas. Por ejemplo, empresas españolas, su nacionalización era una cuestión de derecho internacional, no asunto de patriotismo, porque esas empresas, jamás han repartido beneficios con los ciudadanos españoles. El caso es que Evo Morales y los que vengan, ya saben cómo se las gastan en Europa.

Francia, Italia, Portugal, denegaron que el avión presidencial pudiera sobrevolar su espacio aéreo. ¡Qué contraste entre los vuelos de la CIA donde prisiones –sin acusaciones precisas- eran conducidos a limbos jurídicos –tortura-, pudieron pasar tranquilamente por todos los espacios aéreos europeos, sin que nadie osara decir nada. ¡Europa, la estrecha!
 

dimecres, 3 de juliol del 2013

El buen samaritano


Mientras la cruda realidad sigue su curso, el gobierno asegura a quien quiera escucharles, que las cosas van mejorando; pero sólo el PP parece dispuesto a creerlo. Pues bien, mientras el paro sigue, la precariedad se hace más evidente, la falta de reacción de los gobiernos ante los mercados se hace crónica, mientras que el desierto de lo real aplasta cualquier esperanza, los bufones actúan para solaz del respetable.

Por eso, podemos despacharnos con declaraciones como la de Luis Bárcenas asegurando lo siguiente: "Difícilmente puede encontrarse precedente alguno en nuestra historia judicial”.

Para dar verosimilitud al personaje Bárcenas, dos “colegas” que salen de prisión, pueden saborear el minuto de gloria que los medios de comunicación ponen a su disposición para hablar del personaje estrella: Bárcenas.

Así, uno de los internos ha declarado que “es un hombre de puta madre", ha dicho en declaraciones a La Sexta Noticias, uno de los internos que salía de permiso en la puerta de la prisión

 

Por si no quedaba claro el perfil de Bárcenas otros a remachado: "es una persona majísima, un héroe" y ha criticado que, en España, "no existe la Justicia. Sólo el dinero". "Como saque el dossier se va el Rajoy, la Cospedal y todos estos que nos han dejado en la ruina", ha añadido. ¡Cómo se ha despachado a gusto!

Además, Bárcenas, que se le acusa de apropiarse, presuntamente, cerca de 40 millones de €, ha tenido a bien regalarle un pantalón corto. El recluso ha sentenciado: "Tiene ropa, tiene dinero, tiene de todo, muy buena gente", y no le faltaba razón.

Así que ya sabemos que Bárcenas es un hacha en las relaciones humanas, hace amigos y conocidos en cualquier lado, y no es uno de esos estrechos que jamás estrecharía la mano a cualquiera. ¡Tú sí que vales Luis!





 

dimarts, 2 de juliol del 2013

Estampas veraniegas (I)



 

Clásicos (actuales) II


La exaltación nacionalista en el Camp Nou, con cerca de noventa mil personas que aspiraban a una realidad mejor, que en esa exaltación había ilusión, entusiasmo y utopía, no deja de resonar las palabras de Schiller cuando dice:

 “Entusiasmo es el impulso audaz y fuerte que arroja la bola al aire; pero sería un necio aquel que esperara de esta bola que corra eternamente en esta dirección y eternamente con esta velocidad. La bola traza un arco, pues su fuerza se rompe en el aire. Pero en el dulce momento del desprendimiento idealista solemos tener en cuenta tan sólo la fuerza propulsora, no la fuerza de la gravedad, ni la materia resistentes” (F.Schiller, carta del 5 de octubre a Huber)

 

dilluns, 1 de juliol del 2013

Reseña: Andreu Martín


Cada día se publican libros. La industria editorial no puede dejar de producir, es la lógica del mercado, pero hay títulos olvidables al cabo de muy poco tiempo. Dentro de unos años, esos libros tendrán como destino el reciclaje. De hecho todo acaba en el reciclaje, pero eso es otra historia.

Esta disquisición, también olvidable, me sirve para comentar el libro de Andreu Martín, Cabaret Pompeya, col.El balancí 660, ed.62. Barcelona, 2011.

 Una historia en las que se entrecruzan otras historias, y encuadradas en las coordenadas de Barcelona y abarca buena parte de nuestra historia (1909-1976). Miquel, Víctor, Fernando.


La novela es un prodigio de situaciones y personajes, Andreu Martín, exhibe u maestría en su obra más acabada y más ambiciosa. Una Barcelona que reconocía por lo que me decía mi padre. Unas historias que la Guerra Civil marcarán de forma atroz. Miquel es una de los personajes centrales, es el infiltrado, juega siempre a caballo ganador, traición es para él, una palabra. Víctor, su pasión por la vida, el amor, los amigos, sus ideales, acaban pasándole factura, y por último Fernando, que vivirá el dolor de la guerra y sus consecuencias.


Un momento crucial de esta historia, los bombardeos de la aviación italiana contra Barcelona es la narra Andreu Martí de la siguiente manera:

“ (...).  La Teresa va pensar que no podien estar bombardejant allà, estar-la bombardejant a ella, perquè allà no hi havia cap objectiu militar i se suposava que a les guerres els militars es mateven entre ells, i encara que li havien dit que els feixistes no ho feien així, que Franco i els alemanys i els italians eren partidaris de la guerra d’extermii i havien deixant anar bombes sobre col·legis i hospitals, no s’ho podía creure, no s’ho podía creure.

Deu metres més endavant, d’una portería va sortir un home gran alarmat, va agafar l’Elena de la màniga i la va estirar cap a dins.

-Fiqui’s aquí, per Deu, que la matera!

Tant el vell com l’Elena com el Tomasín es van girar cap a la Teresa i, en veure l’enormitat del que la perseguía, van obrir tant els ulls i la boca (...) i va veure sobre la Gran Via els sis bombarders Savoia S.79, els “Falchi delle Baleari”, i l’explosió en ple bulevard que va destrosar la façana de la Mútua General d’Assegurances (...) Que la casa ja no hi era. La casa on s’havien amagat l’Elena i el Tomasín, i l’home gran que pretenia salvar-los la vida, el número 451 de l’avinguda de les Corts Catalanes, ja no hi era. Al seu lloc hi havia una muntanya de runa, maons, bigues i mobles destrossats. I l’Elena i el Tomasín ja no hi eran. Ja no hi eren. (...)” (pág.359-360)





Andreu Martín, se ha convertido en un escritor sólido que alcanza en esta novela una maestría enorme. Vivencia de personajes que viven al límite porque límite se convirtió en lo cotidiano en la Guerra Civil, y su posterior secuela. Martín utiliza una intermediario para explicarnos esas historia. El hijo de uno de los personajes del Cabaret Pompeya. Si atroz fue la guerra, la postguerra no fue precisamente, una etapa de reconciliación. La novela desarrolla las vidas y sus esfuerzos para salir de esas situaciones que los personajes han entretejido a través de Miquel.

La novela está a la par de otra obra esencial La noche de los tiempos de Antonio Muñoz Molina. Son un complemento perfecto para saborear literatura de primera en una realidad que parece de segunda.

diumenge, 30 de juny del 2013

Auto de fe (4)


Seguimos nuestro resumen de Auto de fe. Primera parte. Una cabeza sin  mundo. Capítulo El mejillón (4).

El capítulo se inicia con la boda. Una boda acorde con los espíritus tristes de los contrayentes. Intimidad. Los testigos también están a la altura del acontecimiento. Un mozo de cuerda y un “alegre remendón”. Éste se llama Hubert Berendinger, era aficionado a las bodas, aunque él no tuviera intención de casarse jamás.
 
En el registro civil se hizo las formalidades oficiales. Kein miraba las actas en lugar de la novia. El sí de Kein parecía cualquier cosa, menos el sí de unos apasionados amantes. Hubert estaba decepcionado por la falta de boato. Aquello no era una auténtica boda. Kein no besaba a la novia ¿a qué esperaba? ¿tal vez a la noche?

Hubert se despide de la “feliz pareja” dando un abrazo a Teresa y tocando de paso sus pechos. El día de su boda era como cualquier otro día, ¿por qué debía ser diferente? –pensaba Kein-. Tomaron el tranvía, Kein piensa al instante que debería haber dejado a Teresa subir primero. Kein pago los billetes y el cobrador entregó los billetes a Teresa.

El tranvía se fue llenando de viajeros. Se sentó una mujer delante de Kein con cuatro niños pequeños y ruidosos.

Kein piensa en su hermano Georg. Un profesional de éxito, ginecó-logo  en París, que Kein consideraba un traidor por no haber estudiado psiquiatría. Llevaban ocho años en los que no intercambiaban cartas, debido, según Kein, a la volubilidad de Georg.

Pensaba que con su matrimonio, sería una buena excusa para reanudar su relación y pedirle consejo. “¿Cómo había que tratar a esa criatura tímida y reservada?” (pág.58)

Teresa dice “los niños los últimos”. Kein se lanza a sus propias cavilaciones. “Nunca había pensado en tener hijos” (pág.59) Tener hijos supone lo innombrable ¿Conoce Teresa estos asuntos?  ¡Caute!

En medio de tales cavilaciones, la madre de los cuatro niños se levanta y le dice a Teresa “¡Qué suerte la suya, que aún sigue soltera”! (pág.60). Teresa queda petrificada y dolida. Los pasajeros quedaron expectantes, un muro de silencios cómplices acompañó esas palabras que parecían un ultraje. La causa de todo era que “el mundo estaba contaminado de amor a los niños” (pág.61). Los Kein, por fin, pudieron bajar del infernal tranvía, no antes de tener que escuchar “Lo mejor que tiene es esa falda”.” Un auténtico baluarte”. “¡Pobre hombre!”. “Risotada general” (pág.61).  Kein dirige su mirada a Teresa. “Esa falsa era parte de ella como la concha lo es del mejillón” (pág.61)
 
 

¡Tendrá Kein que quitarle el mejillón! Subir las escaleras hasta su baluarte, pero hoy todo era dificultoso. Aparece el pequeño Metzger que acusa a Teresa de no dejarlo entrar en casa de Kein, y diciéndole lo que su madre le había dicho: “-Sí, mi madre dice que no debería insolentarse, que es solo una criada” (pág.63)

Kein pierde los estribos y zarandea al pequeño y acaba abofeteándolo. El pequeño sale volando y acaba aferrándose en la falda de Teresa.

Kein intenta abrir pero no encuentra las llaves, definitivamente, hoy todo sale mal. Teresa acaba abriendo. Entran en el piso y Teresa abre el dormitorio de Kein y anuncia un ominoso “Enseguida vuelvo”. Kein está sólo. Evita mirar el diván, lo mejor es entrar en la biblioteca. Kein, piensa, ¿qué debo hacer? ¡lo que debe hacerse! Pero ¿dónde hacerlo? El lugar natural parece el diván. Kein está aturdido, imaginar un mejillón gigante en el diván. Borra esas imágenes absurdas, y empieza a surgir una idea genial, cubrir el diván de libros. “No elige obras mediocres por no ofender a su mujer” (pág.66)

“-¡Ya estoy aquí!” (pág.67). ¡Se ha quitado la falda-mejillón! ¡Envuelta en enaguas!, lleva la blusa puesta. Teresa se dirige al diván y con brazo barre todos los libros al suelo.
 
 

Teresa se quita las enaguas, las deja encima de los libros. “¡Ya está”! El problema es que Kein no  está, acaba de huir al lavabo, el único espacio en el que no hay libros. Sentado en el retrete, llora.
 

¿Aquelarre en el Camp Nou?