La exaltación
nacionalista en el Camp Nou, con cerca de noventa mil personas que aspiraban a
una realidad mejor, que en esa exaltación había ilusión, entusiasmo y utopía,
no deja de resonar las palabras de Schiller cuando dice:
“Entusiasmo es el
impulso audaz y fuerte que arroja la bola al aire; pero sería un necio aquel
que esperara de esta bola que corra eternamente en esta dirección y eternamente
con esta velocidad. La bola traza un arco, pues su fuerza se rompe en el aire.
Pero en el dulce momento del desprendimiento idealista solemos tener en cuenta
tan sólo la fuerza propulsora, no la fuerza de la gravedad, ni la materia
resistentes” (F.Schiller, carta del 5 de octubre a Huber)