dissabte, 4 de novembre del 2017

¡Todos a la cárcel! (los independentistas)

La semana acaba con el Govern de la Generalitat o bien en la cárcel (7) –provisional- o bien el un exilio forzado (4). Son los desastres del art.155. Por supuesto, este final no era necesariamente forzoso. Pero el Gobierno Central, quiere demostrar quién manda aquí. La derrota y humillación del gobierno de la Generalitat, es exponente de la antipolítica.


¡Nadie está por encima de la ley! Declaman los defensores del orden constitucional. Se olvidan de indicar, que ellos mismos han puesto las leyes que permitían enviar a prisión a los Consellers. La autoprofecía se cumple. La pedagogía del miedo, alienta  a una oposición en Cataluña, que ahora mismo, se sitúa en la dialéctica de amigo-enemigo. Oír hablar a la Sra. Arrimadas, sin un atisbo de empatía a los ahora encarcelados, nos habla más de ella, que cualquier discurso enlatado de los que pronuncia.


El estado de derecho, se resiente con actuaciones como los de la AN. Una instancia que se mantiene a pesar que el origen de ella, ya no existe. La Juez-instructora, da por buenos todos los argumentos de la fiscalía. Y esos argumentos, no son jurídicos, sino políticos. Una causa general al independentismo. Conclusión, siete Consellers, a prisión sin fianza, debido a su peligrosidad (política).

Sólo el exconseller Santi Vila, ha podido eludir la prisión provisional, mediante la fianza correspondiente. Se nos dice, que esta prisión provisional, ha sido dictada por culpa del President Puigdemont que se encuentra en Bruselas  junto con otros Consellers. Esta lógica es la propia de los maltratadores. Culpan a la víctima de lo que les pasa. El Estado está castigando el desafío soberanista. No les importa que más de dos millones de personas se sientan interpelados por las humillaciones de sus representantes políticos.



Con la convocatoria de elecciones para el 21 de diciembre (jueves), tal vez esperaban que las fuerzas soberanistas no se presentarán, pero parece que si se van a presentar. La demoscopia augura una nueva victoria de las fuerzas independentistas. ¡Qué esperaban! ¿Cómo puede mantenerse el art.155, en plena campaña electoral? ¡Se quiere normalizar la excepcionalidad!


dijous, 2 de novembre del 2017

La Cataluña independentista a prisión


Els Consellers al banquillo de los acusados


Ruta de la Plata (III)

3 día

A la mañana siguiente, desayuno principesco, tostadas con mantequilla y café. Todo estaba bien, no soy tiquismiquis. Recoger y pagar el hotel. He comprado varias postales y puntos de lectura como recuerdo. Aún no lo sabía, pero el Parador Nacional de Trujillo, ha sido el mejor de todos.



Nos dirigíamos a Plasencia, nuestra nueva parada. Hemos cogido la A-8 hacia Cáceres. No hemos parado. Tenemos la intención de volver, y Cáceres será nuestro destino. Después hemos seguido dirección Salamanca. En paralelo iba la carretera nacional. Hemos visto la construcción del AVE hacia Cáceres. La autovía no había mucho tránsito. Los paisajes son monótonos. Encinas, cabezas de ganada, nada de agricultura. Poca actividad agropecuaria.


                         

¿Por qué necesitan el AVE? Supongo que es una necesidad política, desde luego, no porque sea imprescindible. Dos autovías conectan Cáceres. Todos queremos tener infraestructura. ¡Incluso en Cataluña también las queremos!

Hemos salido en el desvío a Plasencia. Hemos seguido el indicador del Parador. Hemos aparcado justo detrás de la puerta de acceso para coches. Hemos tenido que dar la vuelta por calles empinadas hasta el Parador, antiguo convento, “edificio regio” donde los haya. Nos hemos trasladado a nuestra habitación, muy regia, con cama con dosel y con la efigie de la madre de Jesús. El cabezal de la cama labrado en madera. La estancia llena de luz da al patio del Parador. Vistas a la piscina y el horizonte de Plasencia.

Hemos salido a Plasencia en medio de una luz deslumbrante. Los monumentos se inician en el propio Parador Nacional. Después hemos ido por diferentes calles, que nos llevaban a Iglesias y casas solariegas, hasta llegar a la Plaza Mayor.




Hemos callejeado por sus calles, hasta salir al río Jerte y sus Murallas. Después no hemos encaminado hasta el Acueducto. Justo al lado de un parque. Hacía calor. Después hemos vuelto al Parador para comer.



Si en el Parador de Trujillo, la cantidad era contenida, aquí en Plasencia, era excesiva. El comedor amplio, era el antiguo refectorio. Había pocos comensales. Hemos escogido el “menú vendimia”. Incluía, una ensalada, carrillera de cerdo y hojaldre de peras y una copa de vino, Campobarro Pardina, un blanco muy suave. La comida estaba bien, pero era excesiva.










Después de la comida nos hemos idos a la habitación. Hemos caído rendidos. Ser turista es agotador. Después nos hemos conjurado para salir otra vez. Esta vez sin ningún objetivo concreto. Pasear. No hemos tachado objetivos. Hemos estado en su Plaza Mayor. Hemos visto las gentes que paseaban. ¿Qué sabes de ellos? Nada. Lo que hemos visto de la ciudad, nos recuerda a las ciudades de provincias, sean reales o imaginarias. LLamar a una ciudad provinciana, no es ningún agravio. 



También hemos cenado  en el Parador, media ración –gigante- de quesos de la tierra. Mañana nos espera Salamanca.

La infamia interminable


diumenge, 29 d’octubre del 2017

Ruta de la Plata (II)

Día 2

Hemos ido a Mérida. Hemos sido los primeros en desayunar. El comedor era muy bonito. Había de todo, selección de salado y dulce. La camarera nos ha atendido en exclusiva. Solo cuando ya nos íbamos ha entrado otra pareja.



Hemos salido del Parador sobre las 8.45h, dirección Mérida, a través de la Autovía hacia Badajoz. Sobre las 9.30h hemos llegado. Hemos tenido la fortuna de aparcar en la Avda. Juan Carlos I, muy cerca del Circo Romano. Éramos las primeras visitas y el encargado de los tickets ha sido muy amable y atento. Ésta ha sido nuestra primera parada en el pasado.



Hemos caminado por el escenario donde los romanos debían divertirse cuando las cuadrigas corrían por el escenario gigantesco. Sólo la imaginación hace posible pensar en ese escenario que hace casi dos mil años (s.I d.C), era real. Ese pasado tenía como nombre Augusta Emerita.






Después, nos hemos ido hacia el Anfiteatro y el Teatro. El escenario es realmente impresionante. Esas columnas las había visto en televisión, al natural ganan muchísimo. El teatro con sus columnas impresiona, no por lo que son, sino por lo que fueron. Los turistas, como nosotros, se hacían fotografías con los móviles en el escenario, emulamos a Rodero y compañía. Por supuesto, muchos no saben quiénes eran. Lo real nos transporta a la historia de un tiempo pasado, donde Augusta Emerita, era una ciudad importante del Imperio Romano.



Hemos entrado en el Museo Romano, obra de Rafael Moneo. La obra es austera y envuelve los tesoros acumulados de la antigua Augusta Emerita. En el museo solo resalta lo expuesto en sus paredes. La sobriedad de éstas permite realzar las esculturas, murales y mosaicos que pueblan el museo. Los dos niveles de altura permiten contemplar sus obras, especialmente, los mosaicos. La luz natural que entra, se agradece. Los tesoros romanos, algunos cotidianos, que el paso del tiempo, se convierten en tesoros, permiten hacerse una idea de ese mundo pretérito.









El calor arreciaba y  nos hemos ido Alcazaba. Desde ahí, se ve el puente romano. Es enorme y se codea con un puente moderno de Calatrava. En la ciudad hay cinco puentes. Las atraviesa el Guadiana. La Alcazaba es una estructura enorme, pero que el paso del tiempo ha deteriorado de forma notable. Desde sus murallas se ven vistas sobre una parte nueva de la ciudad,  y el Guadiana.




Después hemos paseado por las calles del casco monumental de Mérida. Entre sus calles, se encuentran tesoros como el “Templo de Diana” y el “Pórtico del Foro”. Justo al lado hemos comido en un local de nombre no demasiado imaginativo,  “La Extremeña”. La comida era buena, la música estaba muy bien, aunque demasiado alta. La camarera que nos ha atendido era muy atenta y profesional. ¡Qué más se puede pedir!




Después nos hemos ido a coger el coche, el calor había aumentado. Nos hemos  vuelto a Trujillo. Nos esperaban a las 17.10h una visita a sus monumentos.

Descansar y dirigirse a la Plaza Mayor de Trujillo. Allí nos hemos reunido unas quince personas para la visita guiada. Las visitas las organiza el punto de información del Ayuntamiento. A la hora indicada, un “guía oficial” iniciaba su presentación, con una voz algo monótona. La visita valía pena, pero la duración fue excesiva, tanto que nosotros no la seguimos hasta el final. Cerca de 2.45h fueron suficientes.


Las casi tres horas de despliegue de conocimientos de nuestro cicerone "oficial"  nos permitió hacernos una idea de lo más florido sobre el paisaje y paisanaje de Trujillo. En la cintura llevaba una suerte de gadget para amplificar su voz. El recorrido nos llevó desde la plaza y el significado de los balcones de sus palacios con vistas a la plaza Mayor. También nos explicó la inverosímil historia de la estatua ecuestre de Pizarro. La obra de Charles Cari Rumsey (1879-1922), hizo la obra en bronce sin cargo a la ciudad. La inauguración la presidió el Dictador Primo de Rivera (1929).



Después nos dirigimos hacia la cuesta de la calle Ballesteros, con casas con heráldica incluida. Llegamos hasta la iglesia de Santiago. Siguió explicandonos toda suerte de peripecias sobre los nobles de la ciudad. Durante unos minutos nos dejó descansar antes de emprender la ascensión a las imponentes murallas del castillo. La calle Alhamar nos llevó hasta sus puertas. El castillo tiene orígenes árabes. Sus imponentes murallas dominan la ciudad y nos permitían ver sus alrededores desde kilómetros a la redonda. Nuestro guía nos dijo de forma críptica que se habían rodado algunas películas, sin especificar. Después me entero que en unos de los capítulos de Juego de Tronos (El dragón y el lobo), aparecía el castillo y sus paisajes.




Después del castillo, hacia la casa museo de Pizarro. No tenía mucho interés, además nos contó la genealogía familiar. Exhaustiva e inútil. Se hizo eterna su explicación. Después nos fuimos a la joya de Truijillo, la Iglesia de Sta.María. La iglesia es imponente. Románico tardío, fue reconstruido en los siglos XV y XVI en estilo gótico. Posteriormente se tuvo que reconstruir la torre.




Mientras explicaba las vicisitudes de los nobles enterrados en la Iglesia, nosotros salimos a hurtadillas. Literalmente, desertábamos de un interminable recorrido turístico.

Después fuimos a cenar en el Parador. Unos raviolis especiales, muy buenos y sabrosos. De segundo bacalao. Y de postre, un helado de queso y sopa de yogurt. Tenía el aspecto de un huevo frito. Excelente. Después volvimos a la Plaza Mayor para hacer algunas fotografías nocturnas. La plaza estaba bastante desierta, había gente en las terrazas, pero, al día siguiente era lunes.