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dimecres, 22 de novembre del 2017
Andorra, La Seu d'Urgell i Puigcerdà ( y III)
dimarts, 14 de novembre del 2017
Ruta de la Plata (y VII)
Día 7
Nos hemos levantado un poco más
temprano. Ducha y bajar a desayunar, había prisa. El comedor para desayunar era
grande y luminoso. Nos esperaba todo lo que uno puede imaginar.
Después hemos salido al
exterior. Hacia fresco. Hemos caminado hacia la parte posterior del Parador. Al
lado se encuentra un edificio enorme de la Comunidad castellano-leonesa.
Amplios espacios para realzar el edificio moderno y funcional. En ese momento
había mucho tránsito. Parking subterráneo al lado del edificio gubernamental.
Una rotonda que estaba decorada con un pequeño avión daba una nota de color. Al
lado, un Mercadona, están en todas partes. Hemos ido hacia la izquierda,
desviándonos de la Av. Los Peregrinos, hacia la calle Riosol, por un puente atestado de automóviles. Hemos
atravesado el río Bernesga, y girado por Paseo Salamanca y en paralelo por el
Parque Quevedo, hasta volver al Parador.
A las 10h había una visita al
Parador, antiguo convento (s.XVI) y otras muchas funciones a lo largo de su dilatada
historia. A destacar el ser prisión donde estuvo Quevedo (1639-1643) y que
acabó por ser la causa de su muerte. Decía Quevedo del filósofo Epicteto que su divisa era: ¡Sufre y abstente!. Seguramente, esa fue la consigna que el conde-duque Olivares debió pensar al ordenar su prisión. En la Guerra Civil, también fue prisión.
Hemos recorrido las estancias
principales del antiguo convento, llama la atención la Sala donde está la sillería
conventual. Asimismo el claustro. La Sra. que nos explicaba la historia del
convento-Parador, dio un repaso histórico a todo el recorrido, con energía y
eficiencia. Hemos contemplado la fachada renacentista de estilo plateresco.
Nuestra guía ha profundizado en su pasado y explicado todos los resortes
artísticos y estilísticos. Desgraciadamente estaban en obra y la mitad del
edificio estaba cubierto de andamio y lonas.
Después del recorrido histórico,
hemos recogido el equipaje, y pagado la estancia, y nuestro recorrido por la
Ruta de la Plata daba su punto y final.
dilluns, 13 de novembre del 2017
Ruta de la Plata (VI)
Día 6
El móvil ha hecho de
despertador. Ducha y desayuno. El
desayuno ha sido excelente. Había dulce y salado. Mi tendencia me lleva al
dulce. Nadie es perfecto.
Hemos salido del Parador sobre
las 9.15h. Hemos vuelto hacer nuestra última visita por Zamora y su monumental.
Nuestros primeros pasos se han encaminado hacia la Catedral y el
Castillo-fortaleza. Hemos comprobado que las cigüeñas seguían allí instaladas y
se estaban acicalándose. Nos ha dado de tiempo de hacer fotos de la Catedral
con los “okupas volátiles” en sus torres. Desandamos nuestros pasos y nos
dirigimos a la Plaza Mayor para acabar de fotografiar nuevos perfiles a la luz de la mañana.
Recoger, pagar y dirigirse
hacia León. Más allá del casco antiguo –parque temático para turistas- existe
la Zamora real, con su Mercadona, concesionarios de coches y el inevitable
Decatlón.
La autovía hasta León, nos ha conducido hasta el desvío para Portugal y
Galicia, por un lado y León y Oviedo por el otro. La autovía en su carril
derecho estaba muy bacheada y era muy incómodo ir por ese carril. Campos
cultivados, ahora sin trigo, nos advertía que las cosechas han terminado. Mi
desconocimiento de este tema, no me permite decir qué uso darán a la tierra.
Hemos salido en León (sur).
Rotondas y zona industrial nos ha llevado hasta un polideportivo, un campo de
fútbol y una línea lleva de coches aparcados a la derecha, junto al cauce del
río Bernesga. La primera impresión era que no debe ser fácil aparcar por la
ciudad, y esa impresión se fue confirmando. Paseo Ingeniero Sáenz de Miera, y
Paseo Salamanca, nos ha llevado el puente que hemos girado por la Avda. Quevedo
para ir al Parador Nacional. Hemos
pasado por la Plaza San Marcos, Avda. de los Peregrinos hasta llegar al parking
del Parador. En el parking había muchas bicicletas y un grupo de coches de
época de matrícula inglesa. Había uno de esos coches que lo estaban reparando.
Hemos ido a recepción, trámite
de reserva, llaves y recoger equipaje y subir a la habitación. ¡Estamos en un 5
estrellas! Pero no lo parece. Supongo que el Parador se mide por el abolengo
histórico y éste desde luego lo tiene. Pero en la habitación, el cuarto de baño
no estaba a la altura. ¡Faltaba limpieza y mantenimiento! En cambio, en la
fachada del Parador se hacen obras de restauración.
La recepción y sus estancias
comunes son lo que se supone en un monumento. Espectacular. Pero desentona con
la habitación que daba a un jardín
interior. Muchas habitaciones y poco glamour en ellas.
Hemos salido hacia la Catedral.
No estaba cerca. Hemos cogido la Gran Vía
de San Marcos, Plaza de la Inmaculada, hasta llegar a la Plaza Santo
Domingo. Tránsito, coches, calor, gente que iba y venía. La cotidianidad en
estado puro. Desde la Plaza Sto. Domingo estábamos en el corazón de León. La
Diputación y el edificio Botines, obra de Gaudí. Hemos cogido el “tren
turístico”, era una buena manera de descansar y tener una idea del recorrido
tópico. El tren lleno de turistas nos ha conducido hacia la Catedral, los muros
y posteriormente nos hemos dirigido hacia la Plaza San Marcos, Paseo de Condesa
de Sagasta hasta el inicio de donde empezamos el recorrido. Comparado con el de
León y Zamora, su recorrido era más modesto, las joyas se habían quedado en las
otras ciudades.
Cuando hemos salido de nuestro
particular carrusel, era hora de comer. Hemos comido en la calle Ancha, en
Ezequiel. Todo muy bueno, pero excesivo. Un camarero agobiado por la clientela,
ha hecho que la hora de la comida se alargara en exceso. Le faltaba orden y
método. Simplemente con otro camarero hubiera ayudado a acortar el tiempo de
espera. El precio permitía pagarle a otra persona.
La ventaja de comer en la
terraza, es que te permite contemplar a la gente que pasa por esa calle tan
concurrida. Ellos también te miran. Después hemos ido a la atracción estrella, la Catedral. Hemos pagado la entrada, ya
habíamos estado, pero siempre impresiona volver a verla. Los vitrales y su luz
son espectaculares. He tirado un montón de fotografías. La ventaja de la fotografía
digital es que no hay negativo, y te permite eliminarlas sin mala conciencia.
Habrá que hacer una selección. Después el Claustro. Más fotografías. Hemos
salido de la Catedral y nos hemos propuesto callejear.
Callejear se nos da bien, ayuda
un buen calzado, zapatillas. Nos hemos recorrido la Avda. Independencia, Las
Cercas, Plaza del Grano, Plaza Mayor, había algún evento que hacía que la
estuviera medio ocupada por escenarios y camiones. Bares, terrazas llenas de
gente, hacía una temperatura tropical. Nuestros pies nos han vuelto a dejar al
lado de la Catedral. Una especie de atracción de feria ocupaba buena parte de
la entrada de la Catedral. Desde ahí hasta el Parador por las mismas calles y
avenidas que hemos andado por la mañana.
Hemos descansado un rato en el
hotel. He podido escribir parte de lo escrito anteriormente desde la terraza de
nuestra habitación. Después hemos bajado y hemos caminado por el Puente de San
Marcos. En medio del puente, un artista espontáneo –es un decir- cantaba
incluso para los sordos. La noche se había adueñado de las calles. Era hora de
ir a cenar al Parador.
El comedor era muy regio, había
casi todas las mesas ocupadas. El menú y la elección no han sido las más
acertadas. Pasta fresca y Pescados asados y de postre peras al cava. Hemos
tomado una copa de vino blanco.
Después hemos vuelto a la
habitación. Por hoy ha sido suficiente. Mañana acaba nuestra ruta de la plata.
Son las 23.27h
dijous, 9 de novembre del 2017
Ruta de la Plata (V)
Día 5
Despertarnos (…) y desayunar.
El comedor para el desayuno era funcional y había todo lo que uno puede comer.
Eran las 9h cuando desayunábamos. Como siempre hay dulce y salado. Café con
leche imprescindible.
Hemos vuelto a la ciudad a
recorrer sus calles, que nos ha llevado hasta la estatua de Colón, junto a los
juzgados. Hemos visto abogados y presumiblemente clientes. Gran Vía y Plaza
Mayor. Después hacia el hotel. Pagar y tomar dirección a Zamora.
La autovía nos ha conducido
hacia Zamora, el terreno iba cambiando. Había más zonas de cultivo. Cereales,
maíz, girasoles, etc. Hemos pasado al lado del Centro Penitenciario de los
Topas, aún en la provincia de Salamanca y cerca ya la de Zamora. Resulta
inquietante, este recordatorio de los delitos y faltas y la prisión.
Hemos tomado la salida hacía
Zamora, centro de la ciudad. Hemos atravesado el Duero y siguiendo las
indicaciones hemos llegado a la Plaza Viriato, donde se encuentra el Parador Nacional, “Palacio de los condes de
Alba y Aliste”. El edificio es ya un auténtico monumento.
Hemos salido a visitar la
ciudad sobre las 11.30h. En la Plaza Mayor, muy modesta, comparada con
Salamanca, junto a la iglesia románica de San Juan de Puerta Nueva, hemos
cogido el “tren turístico”, este nos ha llevado por todo el centro monumental
de la ciudad. En la Plaza Mayor, destaca las esculturas de dos nazarenos. La
Semana Santa debe ser todo un espectáculo. Pude comprobar que algunas cofradías
ya se preparan. Se oía música –trompetas y tambores- de Semana Santa.
Hemos salido hacia el río
Duero, a través del Puente de Piedra (puente romano) y nos ha dado un recorrido
que nos permite contemplar la Catedral y las murallas, finalizando en el mismo
de inicio.
Gracias al recorrido turístico,
ya teníamos una idea de lo que podíamos ver. Hemos visitado la Catedral. No
tiene el esplendor de Salamanca, pero sigue siendo una Catedral. La ciudad está poblada de iglesias románicas de todas las facturas.
Hasta veinte iglesias pueblan la capital zamorana.
Hemos comido cerca de la
Catedral. Menú casero. Los platos eran pasables. El restaurante no pretendía
alardes culinarios, sino dar de comer. Después hemos seguido haciendo el
recorrido, hasta llegar otra vez a la Plaza Mayor. Hemos ido fotografiando,
como en un safari, todas las piezas que encontrábamos a nuestro paso. Hemos
contemplado la calle Balborraz, digna de una subida de primera categoría en la
Vuelta. Como hacía demasiado calor, hemos decidido volver al Parador.
Descansar, lo necesitábamos.
Después nos hemos puesto otra vez en marcha, hacia la Plaza Mayor. Nos hemos
ido a las murallas, para ver la Zamora cotidiana. Iglesias románicas salpican
las calles zamoranas. A esa hora, empezaba haber más ambiente en las calles,
paseando por una de las calles principales, Santa Clara. Bares y terrazas se
llenaban de gente de todas las edades.
Antes de la cena, hemos tomado una caña en el bar del Parador. La terraza es magnífica. Se estaba bien, después del calor sufrido. La cena ha estado bien. Nunca sabes si aciertas en la elección. No hay segundas oportunidades. Croquetas de bogavante y pollo asado y de postre una especialidad de la casa “cañas zamoranas”.
Después hemos vuelto a salir a
realizar las últimas fotos nocturnas de la ciudad. La Catedral y el Puente
Romano sobre el Duero, han sido los escenarios escogidos. Nos ha llamo
poderosamente la atención el hecho que las cigüeñas estuvieran encima de las
iglesias. No las habíamos visto durante el día. En cada iglesia las cigüeñas se
habían hecho fuertes en los campanarios.
Después hemos vuelto al
Parador. El día ha sido exhaustivo. Ciudad monumental, sin el carisma de
Salamanca, pero destila autenticidad y dignidad. Mañana toca León.
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