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dissabte, 17 de setembre del 2016
dimecres, 14 de setembre del 2016
Psicopolítica (X)
10. La ludificación.
La sociedad del
rendimiento es también la sociedad de la “ludificación [lúdico]”.Se trata de
introducir “la emoción” del juego en el sistema productivo, para ser más
eficientes.
En este proceso la
maduración, la lentitud no se deja “ludificar”. Se trata de obtener “gratificaciones
y vivencias inmediatas de éxito”.
Han llega a la
conclusión que el homo laborans y el homo ludens, siguen la misma lógica, son
las dos caras de la misma moneda. Contrapone Marx y su “metafísica del trabajo”
a Robert Kurz y su “Manifiesto contra el trabajo”. Éste reprocha a la izquierda
política sus mixtificación del trabajo.
Piensa Kurz que se trata de “la liberación del
trabajo”. Si Marx veía en el comunismo el “reino de la libertad”, Han puede
afirmar que “[U]na libertad verdadera solo sería posible mediante una completa
liberación de la vida respecto del capital”. Así que la mística marxiana del “trabajador
libre”, se transmuta en la reivindicación de una nueva “forma de vida” que este
más allá de la lógica de la producción.
Han introduce el lujo
como contra valor, pero inmediatamente apostilla “hoy, el consumo acapara el
lujo”. Reivindicar lo “inservible”, es afirmar que “la verdadera felicidad se
debe a lo que se espacia, a lo dejado, a lo abundante, a lo vaciado de sentido,
a lo excedente, a lo superfluo”.
Han extrae mediante una
noticia producida en Grecia un contramodelo del actual. Dos niños se encuentran
con dinero y se dedican a jugar con él, convirtiéndolos en pedazos. Esos niños
habían “profanado” el dinero,y según Han, esta acción es una “praxis de la libertad”.
Han se deja seducir por
el Heidegger tardío. Contrapone Heidegger, a Hegel y Marx, y entrevé una
nueva interpretación “del mundo como juego”, a través de la “Serenidad” (Gelassenheit). Serenidad, podría
aparece como modelo de una “antropología de la fortaleza de ánimo” (José Luis
Villacañas), sin embargo, el término, Villacañas lo traduce como Abandono, “de las categorías de la vida
práctica, un abandono de la subjetividad
que implique una apertura a las decisiones del ser” (J.L.V. Historia de la
filosofía contemporánea,6, ed.Akal). Heidegger recrea un mundo de dioses, en
ausencia, dejándonos a los hombres a la intemperie. Han haciendo un esfuerzo,
introduce el concepto de “espacio del acontecimiento”, concepto límite, donde
la fiebre de la producción dejara paso a una “mirada” sin ese frenesí en la que
estamos inmersos.
dimarts, 13 de setembre del 2016
dilluns, 12 de setembre del 2016
Psicopolítica (IX)
9. El capitalismo de la
emoción
En este capítulo se
habla de la emoción como aquel resorte que la psicopolítica activa para mayor
gloria del capitalismo triunfante.
Han se pregunta por la aparición de las emociones y sentimientos como centro de estudios e investigaciones científicas. Se cuestiona que las “investigaciones científicas sobre las emociones no reflexionen sobre su propia actividad”. Para enredar más el asunto, hay en este campo, una confusión terminológica notable, entre sentimientos, emociones o afectos.
Para Han “tanto el
afecto como la emoción representan algo meramente subjetivo, mientras que el
sentimiento indica algo objetivo”. Han desarrolla una “fenomenología de las
emociones”(*).
Muestra de la nueva ola motivacional
Según Han, el
sentimiento permite una narración, frente
al “afecto o la emoción”. Afecto y emoción, son al decir de Han, propicias para
la nueva etapa del capitalismo tardío. Así afirmará que “la comunicación
digital facilita la repentina salida
de afectos”. Siguiendo su fenomenología de los sentimientos, Han dirá que el “sentimiento
es constatativo (tengo el sentimiento de que.
La emoción es performativa. Remite a
acciones. Además, es intencional y finalista”. Para Han, emociones y afecto pertenecen
al ámbito de la “subjetividad”.
Han perfila en su “fenomenología
de las emociones” las diferencias entre la sociedad sólida o disciplinar –sentimientos-
y la sociedad líquida o postmoderna –emociones y afectos-.
Así, describe que “el
sentimiento tiene otra temporalidad que la emoción. Permite una duración. Las emociones son
esencialmente fugaces y más breves que los sentimientos (…). La emoción no se
detiene. No hay una emoción de quietud”.
Toda esta “fenomenología” quiere apuntalar su tesis, según la cual, “[E]l
capitalismo de la emoción explota precisamente estas cualidades”.
Han introduce el
concepto de “ambiente” para decir que “expresa un ser-así”. Una expresión con
una buena dosis de ironía frente al ser-ahí, heideggeriano. Ese ámbito nos dice
“no es ni intencional ni performativo”. (…). “Representa un estado de ánimo”.
El concepto de “ambiente”,
resulta en exceso difuso. Si alguien dice que “en este lugar se respira paz”,
la expresión no deja de ser una evaluación subjetiva. Puede suceder que por
medio de nuestro entorno cultural podemos establecer asociaciones entre lugares
y sentimientos.
Han crítica a Eva
Illouz –Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo-.Según él, la
autora “no da ninguna respuesta a la pregunta de por qué los sentimientos
experimentan una coyuntura semejante en los tiempos del capitalismo”. Rechaza las tesis de Illouz, porque no
responde a las actuales circunstancias del capitalismo tardío.
Le echa en cara que “no
logra ver que la presente coyuntura de la emoción se debe, en última instancia,
al neoliberalismo”. Este “presupone las emociones como recursos para
incrementar la productividad y el rendimiento”. El modelo de Illouoz se
retrotrae a la “sociología de Durkheim”, cosa que Han lo encuentra
completamente inútil para dar explicación al capitalismo de consumo. Han afirma
que en el actual contexto del capitalismo, el modelo de racionalidad aplicado a
la producción se ha vuelto ineficiente y es preciso dar un paso más y éste se
encuentra en el ámbito de las emociones. En frase lapidaria dirá que “el
capitalismo de la emoción se sirve de la libertad”.
La economía neoliberal
necesita de la “emocionalización” que supone la introducción de “inestabilidades”.
Vivimos, al decir de Han en la “dictadura de las emoción”. El consumidor de
hoy, consume fundamentalmente emociones, Y eso es así porque “se abre un nuevo
campo de consumo con carácter infinito”. Si en el pasado, el Big Brother sólo
podía disciplinar el cuerpo, ahora en la etapa del Big Data, se trata de
disciplinar el alma, a través de las emociones. Este proceso apela a “un nivel
prerreflexivo, semiinconsciente”. Se trata de motivar. Este nuevo dispositivo
en el instrumento del nuevo poder psicopolítico.
(*) Para comprender mejor ese laberinto de los sentimientos, emociones, véase, J.A.Marina y Marisa López Penas, Diccionario de los sentimientos, ed.Círculo de Lectores, Barcelona, 1999.
Byung-Chul Han. Psicopolítica. Pensamiento Herder. Ed. Herder. Barcelona,2014.
diumenge, 11 de setembre del 2016
dissabte, 10 de setembre del 2016
divendres, 9 de setembre del 2016
Psicopolítica (VIII)
8. El Big Brother amable*
Siguiendo con el
análisis del libro de Byung-Chul Han, Psicopo-lítica, en el capítulo 8, tiene el explícito
título de “El Big Brother amable”.
El capítulo hace una
analogía entre el texto de Orwell, 1984 y la nueva forma de control social que
es el Big Data. Si en 1984, la “Neolengua -Miniver, Minipax,
Minimor y Minindantia.” tiene como objetivo reducir el espacio
del pensamiento, eliminando de paso el concepto de libertad, en el actual Big
Data, lo que se hace es incrementar ese espacio. El mundo de Orwell, está atado
al mundo sólido, de la Guerra Fría, y la “negatividad de la hostilidad”. Había
una frontera, los nuestros y los otros.
Si Orwell, pinta una
distopia poco seductora del futuro, en la actualidad, el Big Data – Panóptico digital-
se disfraza de positividad. Todas las prótesis digitales tienen como objetivo
seducir, sea “el smartphone y las Google
Glass, en las que domina la apariencia de la libertad y la comunicación
ilimitada”. Como dice Han, con cierta gracia, “Aquí no se tortura, sino que se tuitea o postea”. En esta nueva era, no hay una habitación donde el Winston
Smith, sea torturado por el O'Brien
de turno, para arrancarle una confesión, que por otra parte, no importa. Se
trataba de disciplinar, si no el alma, si el cuerpo. Ahora en esta etapa
posmoderna, “el poder no consiste en el
control del pasado, sino en el control psicopolítico del futuro”. Aspira a
disciplinar el alma, a través de la seducción.
Han nos anuncia una
transformación en el orden del control social. El peso de la confesión
arrancada en la sesión de tortura, ahora es substituida por la sesión del “panóptico
digital”, sea Facebook, o cualquier plataforma digital, nos desnudamos delante
de todos para explicar todos nuestros secretos, aunque estos seas risibles. De
ahí que, el nuevo Big Brother, tenga “un aspecto amable”. Si la tortura era un
calvario para todos, pues, la información extraída, en tales circunstancias era
poco fiable, excesivamente costosa y poco significativa, ahora, los ciudadanos
de esta posmodernidad, se sienten tan libres que no paran de hablar, de
contarnos sus secretos a los cuatro vientos digitales.
El texto acaba con una
interesante comparación acerca del año 1984.El texto de Orwell 1984, fue escrito en 1949. “Apple
Computer introducirá Macintosh. Y veras por qué 1984 no será como 1984”. Como
dice Han, “el año 1984 no marca el fin del Estado vigilante de Orwell, sino el
comienzo de una nueva sociedad de control que lo supera con creces en
eficiencia”. El dispositivo panóptico que J.Bentham imagino suponía una
arquitectura en el que el prisionero era encerrado contra su voluntad, ahora,
ese dispositivo es el propio sujeto que alegremente se sumerge en él.
* Byung-Chul Han. Psicopolítica. Pensamiento Hercer. Ed. Herder, Barcelona, 2014.
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