Las declaraciones del Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, son un ataque al Estado de Derecho. Sus declaraciones dejan en entredicho “su” talante” moderado. Adiós a la moderación y bienvenido al populismo de la “extrema derecha”. Las medidas –globos sondas- son las siguientes: Copago de la justicia. Cadena perpetua “revisable”. Reforma de la Ley del aborto y el papel de los padres en el consentimiento. Revisión del Código penal y la multireincidencia.
El copago es una nueva fórmula que se extiende como una mancha de aceite. Las “repúblicas” autonómicas hacen alarde de su necesidad. ¿No bastan los impuestos para pagar esos servicios públicos? ¿Acaso no hemos pagado con los impuestos los dichos servicios? El gobierno debería decirnos que tiene que aumentar los impuestos. ¡No a los ricos, por favor!. Litigar es caro. Hay otras medidas para evitar los abusos en el plano judicial. Por ejemplo, una lista extensa de actos que deberían ser tratados por mediación y no por los órdenes jurisdiccionales. Si se impone ese “pago” extra, se limita el acceso a los ciudadanos. Sólo las empresas y aquellos que tengan recursos podrán interponer recursos. Ya existe la sanción de las costas procesales, para aquellos que la interponen de manera abusiva o sin lógica jurídica.
Cadena perpetua “revisable”. Resulta llamativo que pretendan introducir esta figura, simultáneamente cuando el terrorismo de ETA está en un perfil plano. La Constitución Española habla de “reinserción” como objetivo de la pena. Introducir esa una figura penal no parece que sea muy afortunada. Vulnera el espíritu de la Constitución, y solamente pretende congraciarse con los sectores más populistas. ¿Qué valor de política criminal puede sostener semejante aventura? La pena no es para dar satisfacción a las víctimas. Si fuese así, hace mucho tiempo que tendría que haberse implantado la pena de muerte. Afortunadamente, la Constitución de 1978, buscó otros cauces: reinserción y rehabilitación. Naturalmente, no siempre ambas se consiguen. No vivimos en un mundo perfecto. Siempre podemos tener la impresión –real- que ciertos castigos parecen poca cosa. Pero no podemos imponer un sistema meramente punitivo para dar satisfacción a los sectores más reaccionarios.
Reforma del aborto en relación al papel que han de jugar los padres y su consentimiento a la hora de practicar un aborto. El asunto es complicado, pero en situaciones de tal índole, debería haber consensos en la propia familia, si lo que se introduce, acaba siendo motivo de discordia, la reforma no cumplirá que el objetivo deseado. No se dice nada sobre la propia Ley.
La multireincidencia está pensada, no para aquellos que desde despachos de analistas financieros tratan de saquear día sí y día también las arcas públicas con sus movimientos especulativos, no; está pensada para los pequeños delincuentes. ¡Claro que molestan! Que se dediquen al hurto, que los retengan multitud de veces y vuelvan a la carga, ¿qué se hace con ellos? La “pequeña delincuencia” resulta que gracias a nuestros gobiernos se convierte en la única realidad que si pueden hacer algo. La “gran delincuencia” los gobiernos no hacen nada porque simplemente los mercados no les dejan. Así que los “pequeños delincuentes” bandas más o menos organizadas, por clanes, parentesco, grupos étnicos, se dedican cada uno en su “espacio” a dar “sablazos”. No hace gracia que te roben, ni que te asalten, ni que se lleven lo que tanto ha costado comprar. Cambiar las normas es fácil, lo difícil es que se va hacer con ellos. Hay medidas legales para paliar esta delincuencia. No recuerdo en que película aparece un diálogo en que un delincuente de dice a otro: “¿Crees que si tuviera dinero me dedicaría a esto?”. Supongo que los extremos se tocan, esos que están en las grandes ligas de la especulación deben pensar lo mismo, la diferencia es “si tuviera dinero”, unos ya lo tienen, pero quieren más, mucho más, mientras los otros, seguramente, se conformarían con muchísimo menos.