Reseña*:
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Ganadores y perdedores
"Corren tiempos peligrosos para la democracia. Puede apreciarse dicha amenaza en el crecimiento de la xenofobia y del apoyo popular a figuras autocráticas que ponen a prueba los límites de las normas democráticas" (pág.27) Así empieza dicho capítulo Sandel. Éste se pregunta por la falta de cintura de los partidos tradicionales que no son capaces de comprender lo que está sucediendo. Las clásicas respuestas a estos fenómenos sea política o económica, falta una dimensión que se ha perdido y es la falta de empatía de las clases desfavorecidas por la globalización, y que se expresa en una “sensación de desamparo” (pág.27).
La victoria electoral de Donald Trump cogió a buena parte de los analistas políticos con el pie cambiado. Se supieron ver ni leer lo que significa dicha victoria. Trump “supo explotar un abundante manantial de ansiedades, frustraciones y agravios legítimos a los que los partidos tradicionales no han sabido dar una respuesta convincente. Parecida dificultad afronta las democracias europeas.” (pág.28)
Diagnosis del descontento populista
Según el establishment el desasosiego de las clases populares, tiene dos ejes principales: El rechazo a la diversidad, sea racial, de género, se sustenta en la falsa idea que esas clases populares están perdiendo su posición en la escala social. Se sienten discriminados y apelan al nativismo, la misoginia y el racismo (pág.29).
El segundo eje, de desconcierto social se debe a la globalización y la tecnología (pág.29), que deja fuera de juego a una parte significativa de la sociedad. Los esquemas tradicionales se han vuelto obsoletos antes los cambios vertiginosos de los últimos treinta años.
Sandel afirma que “cada uno de estos diagnósticos contiene una parte de verdad, pero ninguno de ellos hace verdadera justicia al populismo” (pág.29). En el fondo, dice Sandel los reproches de las clases dirigentes a la población que sufre estos procesos no son más que una manera de externalizar su responsabilidad trasladándola a la sociedad. Dice Sendel: “No ve que las turbulencias que ahora estamos presenciando son una respuesta política a un fracaso igualmente político de proporciones históricas.” (pág.30)
Durante estas últimas décadas las clases dirigentes, ha enfatizado hasta la saciedad que el mercado era la respuesta para todos los retos, silenciando que esta afirmación no era más que una opción política. La crisis del 2007 demostró que los mercados no son capaces de auto regularse y fue el Estado –vía presupuestos- que tuvo que salvar a las entidades financieras que olvidaron la existencia de límites y que fue la propia sociedad que se hizo cargo de la deuda de esas entidades. Los beneficios siempre fueron a las elites, mientras que cuando todo se vino abajo, las pérdidas fueron a parar a la sociedad.
*Michael J.Sandel. La tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común? Trad. Albino Santos Mosquera. Ensayo Actualidad. Debolsillo. Barcelona, 2023.
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