La semana ha sido pródiga en sobresaltos parlamentarios. La presunta unidad independentista, se ve cada día puesta en cuestión. El espectáculo lamentable de desencuentros entre ERC y JxCat, hace muy dificil la estabilidad parlamentaria. La existencia de dos Presidents de la Generalitat, Torra y Puigdemont se hace cada día más insostenible.
Los desencuentros son tan desconcertantes, que en pleno debate parlamentarios, se hacen afirmaciones contradictorias entre ambas formaciones políticas. La oposición debe disfrutar de dichas contradicciones. Qué a estas alturas no sean capaces de ponerse de acuerdo en cuestiones esenciales, es una auténtica desgracia para la órbita independentista.
En el programa Polonia de TV3, el pasado día 4, en una de las parodias, aparecía un indepedentista que metía una bronca descomunal a los partidos independentistas por su falta absoluta para ponerse de acuerdo.
Más allá de las dificultades que LLarena se ha encargado de poner en el camino, la lógica del desencuentro entre ERC y JxCat, es realmente digna de reflexión. Al parecer hay un abismo entre un Puigdemont en el límbo, en virtud de su situación, libre en Europa y prófugo en España, que pretende que Torra sea su testaferro político. Al parecer Torra acepta este papel, cuando lo que debería haber hecho es desmarcarse de su antecesor, para pilotar la nave en estos momentos tan difíciles.
La sociedad catalana que vota independentismo, mira el espectáculo con paciencia y resignación. Sin embargo, los partidos deberían aceptar la situación asimétrica en la que se encuentra con respecto al gobierno central. Deberían centrarse en el día a día y solventar los problemas que la sociedad catalana tiene, a la espera de lo que decida el TS. Sólo después de la Sentencia, el gobierno de la Generalitat, podrá decidir lo que más convenga desde el punto de vista político.
El problema es que la altura de mirar de ambos partidos independentistas es muy baja. Sólo la CUP está a la altura, entre otras razones, porque no le importa que ambos partidos se desangren en querellas familiares. Deben pensar que cuanto peor, mejor para ellos. La CUP y su maximalismo resulta perturbador.Sin embargo, solo tienen cuatro diputados, pero ha condicionado y condicionada. Por eso se ven con fuerza para arrastrar a todos al desastre. Estas estrategías suicidas no son nuevas, al contrario, son muy viejas y por ello, los partidos mayoritarios del independentismo deberían salirse de esas óbitas a las que apunta la CUP. ¿Qué sentido tendría un desafio al Estado, que está condenado al fracaso? Sólo la mística de la pureza ideológica que enarbola la CUP, les permite sentirse con fuerzas para la autodestrucción. ¡No es necesario secundarlos!
Jordi Sánchez
El propio Jordi Sánchez en un artículo de opinión, ponía en cuestión la deriva de las manifestaciones que acabaron en el Parlament, dando a los adversarios, motivos para sostener lo que hace tiempo vienen sosteniendo. ¿Quiénes esos esos manifestantes que mediante las siglas CDR, llevan a cabo dichas acciones? Por supuesto, no es descartable que haya personas infiltradas en ellas. Eso siempre ha sido un clásico. El problema es que muchos deben pensar que la acción directa es infnitamente más eficaz que cualquier otra cosa. El asambleísmo tiene el problema, también clásico, que una vez puesto en marcha, es difícil de controlar. Supongo, que muchos de ellos deben dar apoyo a la CUP, pero también a los demás partidos. Es manifiestamente descabellado como lo hizo Torra, dar alas a los CDR para que sean el aguijón del independentismo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada