Reseña:
Raül
Garrigasait, Els estranys, Mirmanda, Edicions de 1984, Barcelona, 2017
La
reseña de un libro como este no es tarea fácil. La historia se cuenta en la
contraportada. Primera mitad del siglo XIX(1837), la ciudad de Solsona, la Primera
guerra carlista, y como eje principal al protagonista, Rudolf von Wielemann.
Raül Garrigasait, su ciudad Solsona y una historia pequeña son las piezas para que escriba un libro
“extraño”. Precisión en el lenguaje, cada palabra está donde debe estar,
riqueza de matices, incursiones en diferentes áreas, es un novela que siendo
local (Solsona) aspira a contar lo universal (los anhelos de los seres
humanos).
Wielemann quiere gloria, pero sólo obtiene incomprensión, la razón es que es un extraño (extranjero) en tierras extrañas. Desde Prusia a Solsona la geografía nos indica el espacio donde Wielemann se mueve, pero es en el tiempo donde parece que Wielemann se encuentre atascado.
“Aleja
a ese hombre de mi real persona –va dir don Carles al ministre que tenia més a
prop” (pág.23). Estas palabras de Carlos María Isidro de Borbón, condenan a Wielemann al destierro forzoso en Solsona. Su Majestad
no quiere a un extraño que ha venido a luchar por él. Don Carlos no reconoce el
trono de Isabel II, esa fue la causa de las guerras carlinas.
¿Cómo
te comunicas con los demás si no entiendes su idioma? No debe ser nada fácil
estar en un lugar donde nada te es familiar. Ni la geografía, ni sus habitantes,
ni sus costumbres, ni lo que dicen. Wielemann logra tener a un amigo, Miquel[Miguel] Foraster, el apellido quiere
decir el extraño, el que no es de aquí. Foraster chapurrea un francés que le permite comunicarse a duras penas con Wielemann. Foraster es un liberal en una ciudad con esencias
ultramontanas. Foraster es el único que habla con el extranjero. La música de
Beethoven, los une en medio de la incomprensión de una guerra que aparece
lejana, pero que está a la vuelta de la esquina.
¿Qué
nos hace extraños? La cuestión es importante porque a partir del siglo XIX se
buscará radiografiar lo es normal y que no lo es. En la novela también
aparecerá un anormal, el lenguaje teje
una madeja que nos lleva desde la palabra idiota, subnormal y discapacitado
psíquico, hasta que encontremos otra nueva palabra. La viuda que aloja a
Wielemann, es la madre de ese desventurado que vive en el desván de la casa, y
que él descubrirá. Curiosamente, la medicina y posteriormente la psiquiatría adquirirán
un papel preponderante sobre estas personas y todas aquellas que padezcan
cualquier alteración considerada “anormal”. El médico el cuerpo, el psiquiatra
la mente y el sacerdote el alma, serán las fuerzas que pongan a raya lo diferente
lo “anormal”.
El
texto se desliza a través de diferentes registros, con frases llenas de sentido
e intención, transcribo algunas de ellas:
“(…),
perquè les subtileses de la llei sempre afavoreixen a qui té el monopoli de la
interpretació. (…) La paradoxa és que l’extensió del legalisme és un
desplegament de la promesa emancipadora moderna. És perquè imperin la llibertat
i la igualtat que s’han multiplicat les lleis, s’han fet més precises, més
insensibles, més atordidores” [porque las
sutilezas de la ley siempre favoren a quien tiene el monopolio de la
interpretación. (…) La paradoja es que la extensión del legalismo es un
desarrollo de la promesa emancipadora moderna. Es porque impere la libertad y
la igualdad que se han multiplicado la leyes, se han hecho más precisa, más
insensibles, más aturdidores] (pàg.72)
“(…)
La creu és l’instrument que clava els somnis a terra, els pacifica, i alhora
assanyala enlaire.” [La cruz es el
instrumento que clava los sueños a la tierra, los pacifica, y a la vez señala
hacia arriba](pàg.91)
“-
Els catòlics tenim l’avantatge de no haver de creure en res. En tenim prou amb
una catedral, una pila de sants i unes quantes sotanes per salver les formes.”[Los católicos tenemos la ventaja de no tener
que creer en nada. Tenemos suficiente con una catedral, un montón de santos y
unas cuantas sotanas para salvar las formas](pàg.92)
“-Si
ho he entès bé, vostè…, eh…, tu em parles d’una cadena de revoluciones
individuals aïllades que ho il·luminen tot per un instant i es tornen a apagar,
sense dogmes ni esglèsies. I els teus carlins volen el contrari: no tocar ni
els dogmes ni l’Església perquè cadascú pugui seguir fent l’animal sense patir
pel bon curs del món.” [Si lo he
entendido bien, usted…, eh.., tu me hablas de una cadena de revoluciones
individuales aisladas que lo iluminan todo por un instante y se vuelven a
apagar, sin dogmas ni iglesias. Y tu carlistas quieren lo contrario: no tocan
ni los dogmas ni la Iglesia porque cada uno puede seguir haciendo el animal sin
padecer por el buen curso del mundo](pàg.93)
“(…).
Abandonat en una butaca, mig rebregat, es veía el diari El Constitucional. Wielemann va agafar-lo, encuriosit, més que
alarmat, per la presencia d’una publicació liberal en aquell lloc. Era un
número d’agost, de feia gairabé un any. Els títols s’entenien bé: “Soberanía
del Rey de Prusia, y del Emperador de Austria”, “Imposibilidad de que Cataluña
se declare nunca independiente” (…)”[Abandonado
en una butaca, medio arrugado, se veía el diario El Constitucional. Wielemann lo
cogió, intrigado, más que alarmado, por la presencia de una publicación liberal
en aquel sitio. Era un número de agosto, de hace casi un año. Los títulos se
entendían bien] (pàg.153)
“Roger-Bernard-Charles
d’Espagnac, (…) A Mallorca Charles va esposar un nom robust i reconstituent:
Dionísia Rossinyol de Delfa i Comellas. Despès de rebre totes les
condecoracions militars posibles en les lluites contra revolucionaris i
liberals, Ferran VII li va otorgar el títol de grande de España de primera clase i li va donar el càrrec que
cobejaven tots els sàdics del regne: la capitania general de Catalunya”. [Roger-Bernard-Charles d’Espagnac, (…) En
Mallorca Charles se casó con un nombre robusto y reconstituyente: Dionísia
Rossinyol de Delfa i Comellas. Después de recibir todas las condecoraciones
militares posibles en las luchas contra revolucionarios y liberales, Fernándo
VII le otorgo el título de grande de España de primera clase y le dio el cargo
que deseaban todos los sádicos del reino: la capitania general de Cataluña]
(pàg.160)
Concluyo,
libro que no tiene pretensiones, pero que es capaz de mantenerte en tensión,
para averiguar lo que está pasando y lo que pasará. Un lenguaje repito, de gran
belleza formal, intercalado de reflexiones de todo orden, que elevan el libro a
la categoría de un libro extraño, raro. ¡Ustedes verán!
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