Los domingos son un buen día para pasear por los alrededores de casa. Hay un bosque con caminos que utilizamos caminates, ciclistas (BBT) y corredores. Después de estos días de lluvia, el campo esta soberbio, un verde esperanza que hace el paisaje bucólico. Campos de trigo con un aspecto formidable. Plantas de todo tipo, medran al compás de unas lluvias que riegan generosamente esta zona del Vallés Occidental.
Mientras muchos políticos lanzan veneno tóxico por sus bocas, la ciudadanía sigue ocupándose de sus asuntos. Los problemas de la ciudadanía son los de siempre. Vivienda, volvemos a la senda anterior de la burbuja inmobiliaria. Los precios de la vivienda son prohibitivos para la inmensa mayoría de la gente. Los alquieres son astronómicos. Con esos precios, se pueden pagar las hipotecas. El problema es que ahora los bancos van con pies de plomo. Los sueldos son bajos y las expectativas son poco halagüeñas.
La sanidad, la educación, los transportes, los hijos, son los problemas cotidianos. La gente, sigue su vida. Por eso, mientras caminaba por el bosque, me he cruzado con un sinfín de personas, especialmente con ciclistas, que en solitario, en dúo, en grupo, iban pedaleando y hablando. Hablaban en su mayoría en castellano. Pero al cruzarse conmigo, me decía un BON DIA en catalán. En eso consiste Cataluña, entre otras muchísima cosas. Somos bilingües. No hay ningún misterio. No hay complots. No hay conflictos. La gente habla como le parece, utiliza las dos lenguas que disponemos. Y utilizamos la que en cada momento nos parece más adecuada.
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