El Magistrado del TS que lleva la causa independentista,
está llevando el asunto de una manera muy inquietante en un Estado de Derecho.
Se comporta como un Inquisidor. Quiere confesiones, culpas, retractaciones.
Como si estuviésemos en el Moscú de los grandes juicios del 1936-1938.
No se atiene a los hechos. Sólo le interesan los
objetivos políticos. Se desliza hacia un abismo. Sólo le falta que abjuren de
sus ideas. Palo y zanahoria. Serás libre si desenmascaras al independentismo.
Separarse de España es delito. Inútil buscarlo en el CP. Sin embargo, en
virtud de esta situación anómala que supone el art.155 de la CE, hoy, en
España, es delito ser independentista. Cómo no se puede procesar a los dos
millones de electores que han decidido dar su voto a opciones independentistas,
se trata de descabezar a aquellos que por su posición se han significado más.
Las elecciones del 21-D no valen nada para el
Magistrado del TS. Para el gobierno del PP, tampoco. Siguen y piensan seguir
aplicando el art.155. La prisión preventiva sin fianza es el nuevo manual de
estilo del TS. Lo que se supone que debe ser una medida excepcional, se ha
convertido en lo normal. Eso es lo que les espera a esos exiliados forzosos de
Bruselas.
Si vuelven, les espera la “mise-en-scène”, donde la guardia civil, ahora los
Mossos d’Esquadra se han hecho invisibles, procederá a la detención, y la comitiva
punitiva, marchará hacia el TS. Y de ahí, a la cárcel. ¡Son delincuentes! gritan los
constitucionalistas. El President Puigdemont, tiene una papeleta muy difícil.
Sería sensato que nadie pidiese heroicidades ni gestos grandilocuentes.
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