dijous, 13 de desembre del 2018

Argentina: Buenos Aires (III)

Día 3

Levantarse sobre las 7h, ducharse, vestirse y desayuno. El ritual del turista. Hoy en el buffet había mucha gente y poca intendencia. A las 8.30h nos hemos subido al bus, conducido por Facundo y nuestro verborreico guía Roberto.


La salida tenía como objetivo El Tigre, un inmenso espacio acuático que hemos recorrido durante 1h por los canales fluviales del Delta del Paraná. Hemos recorrido un espacio que representa el 1% del espacio. Hasta llegar al objetivo, nos hemos paseado por Buenos Aires para coger la Avda del Gral Paz, Avda. Maipu, Avda. Santa Fe, hasta llegar al acceso fluvial. Hemos pasado por  Olivos, donde se encuentra la residencia del Presidente.








Aguas llenas de limo, de poca profundidad, canales inmensos e interminables, poblada de casas de todas las facturas, con embarcaderos, muchos en condiciones muy precarias y otros en ruinas. Las casas, muchas de ellas, estaban encima de pilares por las crecidas cíclicas, debido a las mareas y los vientos del sur que hacen subir el nivel de las aguas. Viviendas de segunda residencia, viviendas principales, algunas en mal estado por falta de mantenimiento y otras derruidas.



Hay escuelas donde van los niños desde diferentes zonas en barcas-escolares. No hay agua potable. Deben filtrar el agua. Hay barcos-bus, barcazas que suministran víveres y otros medios para satisfacer las necesidades de esta población tan peculiar. Humedad. No parece un lugar para vivir permanentemente. Supongo que es cuestión de costumbres. 



                                      


                               
Después nos hemos vuelto a trasladar a Buenos Aires. Había mucho tránsito. Hemos pasado por Villa Miseria. A la ida ya la habíamos visto. Su nombre lo indica todo. Se conoce como Villa 31. En la actualidad se calcula que viven alrededor de 40.000 personas. Pobreza y exclusión social. Muchos sin techos, recogiendo material de reciclaje. Pasaba un camión a recogerlo, supongo que a cambio de unos pesos mal pagados. 

En la calle comercial, junto a Galerías Pacífico, un ejército de cantantes entonaba “cambio-cambio-cambio”. Son los “arbolitos” que inundan las calles ofreciendo el dorado. La explicación de porqué son tantos en tan escasos metros, se debe la psicología y al instinto de protección.

Hemos dado un recorrido interminable que nos ha llevado a la Catedral, Plaza de Mayo, Casa Rosada, estos tres escenarios están uno al lado del otro. Hemos pasado por la  calle que vivió Quino el creador de Mafalda, y después a Boca, junto al estadio de fútbol y una zona “Caminito”, que es una especie de parque temático, de mal gusto y turismo desenfrenado. Sobre las 16.30h, hemos llegado al hotel. Hemos comido junto al hotel en una brasería de sabor típico, carne asada al carbón. El precio era lo mejor.












Hemos descansado en el hotel y hemos vuelto a recorrer las calles. Está vez la calle Corrientes. Hacia el Obelisco, hemos subido por el Broadway porteño. Hay un tramo que está en obras. Unas de las cosas más llamativas de Buenos Aires es la cantidad de librerías que hay. ¡Amazon no ha llegado aún a Buenos Aires!






Nos hemos tomado un té y un cortado en una cafetería para descansar en el Coffee Stores justo al lado del edificio Swiss Medical. Hemos regresado otra vez hacía el Obelisco. Hemos cenado, junto a Galerías Pacífico (Galerías), discreto, un servicio poco eficiente, aceptaban euro/dólar, con cambios ventajosos sólo para el restaurante. Hemos pagado en pesos. No ha habido propina. La propina es una necesidad para los que trabajan en el sector de la restauración. No siempre lo merecen.

Mañana habrá que levantarse sobre las 5.30-6h para ir a Ushuaia, próxima parada de nuestro viaje.






dimecres, 12 de desembre del 2018

Argentina: Buenos Aires (II)

Día 2

Después de atravesar los controles de aduana y que nos recogiera nuestro cicerone Roberto, nos llevó a nuestro hotel en la calle Maipu. Cierta confusión en recepción, la llegada de 36 viajeros parece sorprender a todos los recepcionistas en los hoteles que hemos llegado. Había que dar una ficha que previamente habíamos  ido rellenado en el bus mientras nos dirigimos al hotel. Dejar el pasaporte en recepción y posteriormente, entrar en nuestra habitación.



Vistas desde la habitación

Un momento de descanso hasta las 11h, donde nuestro cicerone nos viene a recoger para un tour agotador por la zona residencial de las embajadas. Roberto no paraba de hablar, hablaba sabiendo lo que contaba, pero era muy difícil seguirlo. Un exceso de información se convierte rápidamente en ruido. Hemos parado en la Plaza de Cataluña, donde una estatua de Companys, no demasiado realista, o mejor, no demasiado fiel al personaje, una señera en la pared, junto con una farola estilo “Canaletas” daban un aire nostálgico a ese lugar. Después hemos pasado por la casa donde vivió J.L.Borges. Una placa muy discreta, da noticia de ese hecho. Hemos pasado junto a un boulevard circular –singularidad que Roberto ha insistido en remarcarnos- donde los arquitectos experimentaron con rascacielos funcionales y elevadísimos.


Plaza Cataluña

J.L.Borges


Zona Embajadas





Hemos parado en el lugar donde se encontraba la embajada israelí que el 17 de marzo de 1992 fue objeto de un atentado. Del edificio no queda nada, solamente unas  placas con los nombres de las veintidós personas que perdieron la vida. Sigue sin conocerse los autores.  A día de hoy no ha habido ningún juicio sobre el caso. Avenidas inmensas, tráfico abundante, calor húmedo. Agotamiento. Después de un periplo que se me hizo interminable. Nos ha llevado hasta un restaurante Broccolino. Demasiado de todo, una lasaña excesiva de salsa, no fue una comida memorable.


Antigua Embajada Israelí




Del restaurante, al hotel a descansar. La palabra parece abominable. ¡Nadie va hacer turismo para después descansar en el hotel! Excepto si es turismo de playa, que no es nuestro caso. Así que herejía. Después del descanso, fuimos a la zona de Puerto Madero, donde están los edificios corporativos de entidades bancarias, como el Banco de China, junto a otros edificios que rivalizaban en altura y poder. Junto al canal de agua muy sucia en una primera parte, para arreglarse más tarde junto a un puente del inevitable Calatrava. El puente lleva el nombre de Puente de la Mujer. A su lado, fondea el Buque Museo Fragata A.R.A “Presidente Sarmiento”. No entramos. Empezaban a caer gotas de lluvia. Pasamos a paso ligero junto a un edificio enorme, de  estilo neoclásico, en el que estaban haciendo obras en los accesos y jardines, con el nombre de Centro Cultural Kirchner. Eran las 18h. 












Había largas colas para coger los buses. La caminata fue muy larga y agotadora. Así que nos fuimos al centro comercial Galerías Pacífico, un edificio regio con muchas tiendas de lujo. Dentro se estaba bien, el aire acondicionado funcionaba de manera poco sostenible.Hay un centro Borges, pero no era lo que buscábamos. Después empezó a llover. Entramos en el Florida Garden, una cafetería, que es un  clásico de Buenos Aires, al decir de nuestro fiable cicerone Roberto. Un camarero muy atento, nos atendió. Nos habló de su provincia, Salta con pasión y orgullo.




Seguía lloviendo y nos fuimos al hotel para prepararnos para la cena-espectáculo de tango. A las 20h nos recogieron del hotel para hacer el trayecto en bus que duraba unos 25’. El local se llama “La Ventana”, otro clásico para turistas. Finalizando la cena, empezaba el espectáculo. Tango, baile con profesionales, canciones de una voz femenina, discreta y canciones de una voz masculina mucho más entonado que su compañera, dos bandoneonistas, un piano, un bajo y dos violines con unos esmoquins demasiado amarillos para mi gusto, pedían a gritos ariel oxiaxion.



La Ventana

En el espectáculo, había un poco de todo, para el lucimiento de los artistas, especialmente notable el que hacía el papel de “gaucho” con las bolas danzando y un final hollywoodense de “Evita nos llores…”, sólo apto para los peronistas más recalcitrantes o amantes del musical. Coger el bús y al hotel. ¡El día había sido eterno!


dimarts, 11 de desembre del 2018

Argentina: Buenos Aires (I)

Día 1

Sobre las 12h hemos llegado al aeropuerto del Prat (Barcelona). La salida hasta Madrid se espera sobre las 13h. Embarcar maletas, control de pasajeros, escáner corporal incluido. Desde el 11-S todos somos sospechosos, sin excepción. Orwell sonreiría ante el despliegue del Big Brother.



Esperamos el vuelo, porque a las 19h sale el avión de Aerolíneas Argentinas desde Madrid con destino a Buenos Aires. A la hora oficial no había ningún avión para embarcar en Barcelona. Han ido demorándolo de manera surrealista. Es decir, sin decir nada. Entre los viajeros estaba Josep Pedrerol, comentarista deportivo. Después de aplazamientos diversos, el avión ha salido sobre las 16.30h tiempo justo para conectar una terminal con la que debíamos coger. 

Llamaba la atención el joven, que estaba en el acceso al embarque de Vueling, con una gabardina de uniforme, que le venía muy grande y resultaba absurdo llevarla puesto dentro del edificio, hacía el ejercicio de no echarse a reír o llorar. Después a aparecido otro, este más expeditivo y poco amable. Ambos no tenían ni idea del porqué del retraso.

Llegar a Madrid. Recoger  maletas, buscar el bus lanzadera que iba lleno, y dirigirnos precipitadamente hacia la terminal 1. Habíamos aterrizado en la T4.




Después del preceptivo control y facturación hemos llegado a las 19.20h. Empezaban a embarcar. Parecía que nuestro inicio no empezaba con buen pie. Sin embargo, este ha sido el único incidente aéreo. No hemos despegado hasta las 20.20h. Un vuelo larguísimo. Una insonorización deficiente. Una cena pasable. Cada uno ha intentado dormir como ha podido. 



M.J.M

Sobre las 4h hora bonaerense hemos llegado. Recoger maletas, control de pasaportes pasar por unos escáneres  de equipaje, y salida. Afuera nos esperaba nuestro cicerone de “Plan de Viatges”, Roberto. Nos han llevado desde Ezeiza hasta nuestro hotel que se encuentra a unos 35km, en el centro de Buenos Aires.


  


No había mucho tránsito, era temprano, llamaba la atención el descuido de los edificios. Hemos recorrido Buenos Aires, hasta alcanzar nuestro objetivo: el hotel Dazzler Maipu.   En el avión nos han despertado para un desayuno muy discreto. Hay que recordar que la diferencia horaria entre España y Argentina es de cuatro horas.