¿Qué hacer? La salida de la crisis
Carles Capdevila pregunta:
“Estem a prop d’una revolució? [¡Estamos cerca de una revolución?]. La respuesta es una síntesis del pensamiento de
Bauman. “No ho crec. La societat d’avui dia està més avesada a la divisió, a la
individualització i a la privatització. El més característic de l’era de les
revolucions és que funcionava com una gran fàbrica de solidaritat (…). Era
l’època d’aixacar-se junts, de l’interès comú i de la idea d’una bona societat,
d’un model de bona societat. Era l’hora de fàbricaques de solidaritat i també
d’utopies (…). La nostre societat no és
una fàbrica de solidaritat, és una fàbrica de desconfiança i competencia. A
més, no tenim cap model de bona societat. (…) Ens cal trovar noves maneres de
gestionar aquesta situación caótica” [No lo creo. La sociedad de hoy está más acostumbrada a la división, a la individualización y a la privatización. Lo más característico de la era de las revoluciones es que funcionaban como una gran fábrica de solidaridad (...). Era la época de levantarse juntos, del interés común y de la idea de una buena sociedad, de un modelo de buena sociedad. Era a la vez fábricas de solidaridad y también de utopías (...). Nuestra sociedad no es una fábrica de solidaridad, es una fábrica de desconfianza y competencia. Además, no tenemos ningún modelo de buena sociedad (...) Es necesario encontrar nueva maneras de gestionar esta situación caótica].
Si en la etapa sólida –Bauman-,
había un responsable, el estado-nación y sus gobernantes, en el actual mundo en
el que nos movemos –sociedad líquida-, la pregunta pertinente es “Qui controla
el món? [¿Quién controla el mundo?]”.
La respuesta de Bauman es
contundente: “Ningú, ningú. Hi ha un divorci entre poder i política. El poder
és la capacitat de fer coses, es limita al que un pot fer i un altre no. La
política és la capacitat de decidir quines coses s’haurien de fer i quines
s’haurien d’evitar. (…). No hem desenvolupat institucions polítiques de manera
global, les que hi ha són a nivel d’estat nació. El poder es mou lliurament a
través de totes les fronteres, però les polítiques no. I és hora de canviar
això. Ningú sap on anem, estem simplement vagant de manera cega. No confiem en
els polítics perquè ells no tenen cap pla, només reaccionen a la crisi” [Ninguno, ninguno. Hay un divorcio entre poder y política. El poder es la capacidad de hacer cosas, se limita al que uno puede hacer y otro no. La política es la capacidad de decidir qué cosas se habrían que hacer y cuáles se habrían de evitar. (...). No hemos desarrollado instituciones políticas de manera global, las que hay son a nivel de estado nación. El poder se mueve libremente a través de todas las fronteras, pero las políticas no. Es hora de cambiar esto. Ninguno sabe a dónde vamos, estamos simplemente vagando de manera ciega. No confiamos en los políticos porque ellos no tienen ningún plan, solamente reaccionan a la crisis"].
Como se dice actualmente, falta
liderazgo, falta un plan, y en su sustitución asistimos al espectáculo lamentable
de ver cómo nuestros gobiernos en nombre de no sé sabe qué, sacrifican el
bienestar de sus ciudadanos en aras del mercado, el nuevo sujeto político del
mundo líquido, del que nos habla Bauman.
Sin embargo, a diferencia de
otros intelectuales, Bauman, no pierde la esperanza. “Però no he perdut
l’esperança. (…). És el nostre element definitori. (…) Així que jo encara
espero que la gent entre en raó. (…) La societat occidental sap que la nostre
manera de viure no és sostenible. És simplement impossible de gestionar: el
planeta no ho pot suportar (…)[Pero no he perdido la esperanza. (...).Es nuestro elemento definitorio. (...) Así que yo todavía espero que la gente entre en razón. La sociedad occidental sabe que nuestra manera de vivir no es sostenible. Es simplemente imposible de gestionar: el planeta no lo puede soportar (...) ].