Los movimientos sociales y los “nuevos mártires”
del sufrimiento social –suicidios, depresiones, etc.,- han hecho reaccionar a
nuestra clase política. Cuantas frases inútiles acerca de imposibilidad
ontológica que los bancos cancelarán la hipoteca mediante la entrega de la
vivienda. PSOE y PP afirmaron que la dación en pago causaría el derrumbe del
sistema bancario.
El suicidio de varias personas cuya causa habría
que buscar en el detonante de la ejecución hipotecaria y la presión social, amén de la intervención
insólita del estamento judicial, han hecho que gobierno y oposición negocien un pacto sobre el tema hipotecario. Lo extraño, como bien ha dicho Rosa
Diez, es que no se haga en el Congreso de los Diputados, es decir, luz y taquígrafos. Se
pide transparencia y un debate en el todos los partidos puedan decir lo que corresponda.
No puede ser que el gobierno meta prisas ahora para salir en la foto del viernes
proclamando un nuevo milagro.
¿En qué quedo el manual de buenas praxis que los
bancos debían regirse en cuestiones hipotecarias? Ya sabemos en qué quedo todo
aquello. Los bancos son entidades privadas que quieren beneficios y cuando
tienen perdidas por sus calamitosas gestiones, exige que el Estado los avale o
pague sus deudas. Siguiendo la misma lógica que aplican ellos a sus “clientes-rehenes”,
los bancos deberían dejarse hundir, que los accionistas perdieran los que han
puesto y el Estado garantizase a los impositores de depósitos y el banco respondiese
con el patrimonio del banco.
En otro orden de cosas, las intervenciones de
los ministros son cada vez más inquietantes. El ministro Guindos nos habla que
en el tema hipotecario sólo se atenderán a las familias de buena fe. ¿Qué clase
de familias son esas? ¿Acaso todos actuamos de mala fe? Economía y moral
resulta una contradicción en los términos. El ministro del interior nos revela
que es católico, apostólico y romano, al afirmar en el Senado que volvería a
firmar contra el matrimonio homosexual. ¿El ministro habla en nombre del
ministerio que dirige o como creyente? Al parecer el gobierno del PP se cree
inspirado por el Espíritu Santo, y naturalmente, gracias a esta intercesión
España va bien. Amén.