La obra es un compendio, que tiene resonancias con el clásico de Frank Herbert ,Dune. Sus reflexiones sobre ecología son interesantes porque nos demuestra que cualquier opción que adoptemos nunca será neutra.
Así, por ejemplo, en una discusión aparece la siguiente reflexión:
“Pero de nada sirve clausurar centrales nucleares para que la gente se muera de frío en invierno y tenga que respirar las emanaciones de los generadores alimentados por carbón, que no sólo contienen bióxido de carbono y elementos cancerígenos, sino más radiactividad de la que jamás hayan liberado los accidentes nucleares; o pagar precios exorbitantes por placas solares que en un día claro apenas generan energía para una bombilla. Ni me parece lógico prohibir plásticos reciclables sustituyéndolos por papel, que exige que transformemos nuestros últimos bosques en plantaciones de monocultivo; ni agobiar a las empresas con tantos impuestos, regulaciones y papeleo que todas quiebran excepto las grandes corporaciones”. (pág.150-151)
O bien esta diatriba políticamente incorrecta:
(...) Centupliquemos el precio del combustible: salir de paseo es perverso, y mantener tu casa a una temperatura agradable es antisocial. Asegurémonos de que todo frasco de medicamentos sólo pueda abrirse con una sierra, o una carga de nitroglicerina.
»Mientras, continuemos con nuestra edificante tarea. Exijamos empleo para la proporción adecuada de hombres, mujeres, homosexuales, gente de otras razas y discapacitados. Limitemos el acceso a las universidades a los inteligentes, los cultos y los que estudian, para que puedan entrar los "mentalmente débiles". Excluyamos de las bibliotecas y las librerías los libros que hacen observaciones poco delicadas. Mejor aún, prohibamos su publicación. Mantengámonos atentos a las frases incorrectas, reprendamos públicamente al ofensor, llevémosle ante los tribunales y multémoslo. O démosle una paliza, que nadie nos denunciará…” (pág.151-152)
¡Todos a Marte!
Esta diatriba, no requiere estar de acuerdo en todo, sin embargo, merecería reflexionar sobre lo que se dice y hace en nombre de unos bienes que no siempre son fáciles de determinar y sobre todo, de justificar, habida cuenta que los valores en cuestión no siempre son compatibles y si excluyentes, dado que nuestras elecciones son siempre precarias e imperfectas.
En ese mundo dividido resuena los problemas de hoy con una nitidez que debería obligarnos a pensar en el futuro que queremos:
“Los europeos y japoneses se han conformado con lo que tienen, que no está mal, pero que tampoco parece que vaya a mejorar. Además, no reciben bien a los extranjeros.” (pág.152)
El futuro que nos aguarda pinta oscuro, el cambio climático es la amenaza, como lo es ahora misma la pandemia. Olvidamos que el futuro pertenece a nuestros hijos y nietos.
“Pues porque en eso está el futuro, si es que tenemos alguno. He dicho que soy conservacionista. Es verdad que ya no podemos seguir expoliando nuestra Madre Tierra. Si no empezamos a extraer los recursos de otras partes, y pronto, la era industrial está acabada, y con ella sucumbirán miles de millones de personas. Los que puedan sobrevivir a la catástrofe regresarán a la barbarie. Quiero algo mejor para mis hijos.” (pág.152)
La capacidad para recrear mundos virtuales le permite a Anderson recrear una creación:
“Usando su mano libre y su voluntad, él procuró agitar el caos. Lo arremolinó, lo cortó en nubes, lo dividió para formar embrionarios cúmulos galácticos; y ése fue el primer día.
Cuando Kyra intentó delinear una delicada tracería de brazos en espiral, soles recién nacidos se estrellaron o se perdieron en la turbulencia, y todo se desintegró. El rió.
—Prueba de nuevo, amada. Conoce tus deseos, y se harán realidad.
Al final del segundo día, ella había creado un sistema planetario, exquisito y preciso.
El tercer día escogió una esfera e insufló vida a su hirviente sistema químico. El jugó con muchas.
Al cuarto día, ella hizo florecer la tierra y pobló el cielo de alas acariciantes.
—No seas demasiado meticulosa —advirtió él—. Podrías perder la eternidad creando un colibrí. Las cosas evolucionarán por sí mismas (el subrayado es mío). Ven aquí, mira lo que he hecho con esas gigantes nebulosas gemelas.
El quinto día ella se concentró en su mundo favorito y lo perfeccionó hasta niveles atómicos. Ciertos animales fabricaron herramientas de piedra. Miraban maravillados a su alrededor. Eran pocos, y los amenazaban glaciares que descendían desde el polo. Ella alteró ciertos parámetros y al cabo de mil años el tiempo fue de nuevo benigno.
El sexto día encontró a sus criaturas dedicadas a una guerra cruel (el subrayado es mío). Oyó llantos entre los muertos y las llamas; así que destruyó a sus líderes, se reveló a sus pueblos, ordenó la paz eterna y les enseñó a volar al espacio.
Al séptimo día, él dijo: «Es bueno. Hemos creado lo suficiente. Hagamos el amor».
Lo hicieron como correspondía a los dioses, sobre un lecho de nubes estelares, en una dulzura veloz que duraba casi una eternidad.” (pág.172-174)
Anderson explora todas las opciones y diagnóstica distopías y sus dificultades en un mundo cada vez más interconectado:
“—Llevaría tiempo lograr que Fireball se sometiera a esa política —replicó Guthrie—. Sayre y compañía son excesivamente optimistas en cuanto a la rapidez del proceso. A mi entender, harán falta un par de generaciones. No es posible cambiar de un día para otro actitudes e instituciones básicas, y menos entre individualistas. El estado avantista no se sostendrá tanto tiempo. Ya sufre una enfermedad terminal, dogmatitis crónica. La ayuda que mi otro yo pueda brindarles sin que descubran su juego sólo puede prolongar el sufrimiento y permitir que esta teocracia de las ideas culmine su evolución pasando a ser una mera dictadura. Y una dictadura no es una forma viable de gobierno para un mundo con naves espaciales, hiperordenadores, comunica-ciones globales que alcanzan la velocidad de la luz y fábricas moleculares.” (pág. 220-221)
Distopía
Uno de los temas estrella es la IA (inteligencia artificial). La ambigüedad de todo descubrimiento permite una utilización siempre peligrosa. He aquí un ejemplo, para persuadir de sus ventajas:
“Respondiendo a la inquietud expresada por su santidad la Elimita Bhairaigi después de la Rebelión de Liudov, el prescriptor Juang-ze Mendoza declaró en su discurso al mundo: «El temor a la inteligencia artificial dotada de plena conciencia es atávico, y quizá sea por ello comprensible, pero no tiene más justificación racional que cualquier otra neurosis. Estos seres —sí, los llamo seres, no máquinas— no ofrecen otra cosa que promesas ilimitadas. Cuando reemplazan a los humanos, como sucede en las labores espaciales, es porque son más adecuados; llegan como liberadores. Pero nunca serán esclavos abyectos cuya servidumbre nos permitirá vivir en un ocio vacío. Ésa sería una mala utilización de los robots y de los humanos. Serán, ya son, nuestros socios en un destino de ilimitada grandeza. No usemos más la palabra "artificiales". ¿Acaso los procesos electrónicos, fotónicos, o magnetohidro-dinámicos son menos naturales que la química de los coloides orgánicos? Propongo para estos seres el nombre de "sofotectos" (la letra en negrita es del original)». (pág.473)
El problema de la superpoblación humana en el futuro y los posibles remedios que se proponen, están en la agenda de esta novela que aspira a ser algo más que puro entretenimiento:
“Vuestra impresión es equivocada. Los humanos no se están sometiendo al complejo sofotéctico, ni siquiera dependen de él. Las máquinas que los han liberado de la necesidad del trabajo son mucho más simples. Los individuos, asociaciones, comunidades y culturas se desarrollan de maneras diversas, y la necesidad de impedir la violencia entre los hombres es ahora infrecuente. La población mundial continúa reduciéndose, pero eso es ecológica y psicológicamente deseable. Es verdad que un creciente porcentaje de humanos superiores y metamorfos se integran en el sistema, pero ello no transforma su naturaleza, sino que la eleva. Explotan todo su potencial y luego lo trascienden.” (pág.501)
Incluso, plantea el final de nuestro sistema solar y las opciones de la humanidad para solventar es fin final.
“A medida que profundizamos en la comprensión del universo material, sentimos menos necesidad de entender. El sistema solar alberga toda la materia —y la energía, que es su otro aspecto— que necesitaremos jamás. Cuando el sol calcine la vida en la Tierra, cuando se hinche hasta ser una gigante roja, cuando se reduzca a una enana blanca y al fin se oscurezca, nuestros habitats no se dañarán, aunque hábitat no es la palabra más precisa para designar aquello que existirá mucho antes de esos sucesos. No pensamos realizar más sondeos en un universo despojado de nuevos misterios fundamen-tales. Nuestras exploraciones y nuestra creatividad se consagran a los reinos infinitos del intelecto. La matemática pura es el ejemplo más simple. Es imposible describiros la mayor parte del paisaje que se abre ante nosotros*.” (pág.508)
No sigo el desglose de cuestiones de todo orden que aborda la novela. Lo dejo para que el lector descubra la riqueza de ideas y matices que afloran en una novela donde la imaginación y la literatura se dan la mano mirando al presente pero también al futuro con toda su carga de incertidumbre y esperanza.
*Poul Anderson, Trad. Carlos Gardini. Cosecha de estrellas, Edición de Ediciones B, Nova Ciencia Ficción número 74, Barcelona 1995.
PD: La reseña tiene como objetivo estimular la curiosidad del lector para acercarse a uno de los grandes de la ciencia ficción.