Este fragmento* puede herir las sensibilidades a flor de piel que en la actualidad se ha extendido en la lógica de las "figuras de la maldad**" (M.Cruz). La apoteosis de lo políticamente correcto, lleva a la generalización de la víctima o "cuasi-víctima". Se difumina la acción y se subraya al agente del mal. Por ejemplo, al conductor -iba a decir, desaprensivo, en esta nueva lógica- que quiere ir en su automóvil, en vez de ir en transporte público.
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"(...) Centupliquemos el precio del combustible: salir de paseo es perverso, y mantener tu casa a una temperatura agradable es antisocial. Asegurémonos de que todo frasco de medicamentos sólo pueda abrirse con una sierra, o una carga de nitroglicerina.
»Mientras, continuemos con nuestra edificante tarea. Exijamos empleo para la proporción adecuada de hombres, mujeres, homosexuales, gente de otras razas y discapacitados. Limitemos el acceso a las universidades a los inteligentes, los cultos y los que estudian, para que puedan entrar los "mentalmente débiles". Excluyamos de las bibliotecas y las librerías los libros que hacen observaciones poco delicadas. Mejor aún, prohibamos su publicación. Mantengámonos atentos a las frases incorrectas, reprendamos públicamente al ofensor, llevémosle ante los tribunales y multémoslo. O démosle una paliza, que nadie nos denunciará…” (pág.151-152)
**Manuel Cruz, El Gran Apagón. El eclipse de la razón en el mundo actual. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2022.
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