Día 4
Desde el hotel nos han
despertado a las 6h. Hacía rato que nos habíamos despertado y preparado las maletas. Se supone que había desayuno. Cuando hemos llegado a desayunar no
había nada, un buffet desierto. Sólo había café y leche fría. Algunas pastas que
habían sobrevivido a la primera oleada de comensales.
Resulta extraño e irritante que
el hotel no sea capaz de movilizar sus recursos para satisfacer a un grupo tan
nutrido como el nuestro. Dejan un mal sabor de boca por racanear unas horas
extras. ¿Quién querría volver a ese hotel con la experiencia de un desayuno
inexistente?
A las 7h todos estábamos en el
bús. Roberto nos ha dado las últimas noticias al pasar junto a la estación del
tren, en sus márgenes se había construido una ciudad de la miseria. Se conoce como Villa Miseria. Ya hablé el otro día. Uno de
nuestros compañeros ha sugerido las “favelas” como comparativa. Aquí
predomina el plano vertical. Precariedad, materiales de derribo, un
auténtico reciclaje para construir algo nuevo, un techo donde vivir, pues, ni
las clases medias, pueden hacer frente al pago de vivienda nueva. El problema de la vivienda es un problema a escala global.
El trayecto ha sido breve, unos
25 a 30’. El Aeroparque está destinado a vuelos nacionales. Facturar, control
de pasajero, embarcar, todo muy rápido. Hemos esperado la cola correspondiente.
El avión ha salido con unos 10-15’ de retraso. El vuelo hasta Ushuaia ha durado
3h. Después de desembarcar y los controles de maletas, hemos salido al exterior. Nos esperaba nuestro guía Juan, no era tan dicharachero como
Roberto. En el exterior nos aguardaba un viento fuerte que ha hecho dificultoso
llegar al bús.
Buenos Aires
Ahora que escribo son las
16.39h. La habitación es pequeña, hay vistas excelentes, no frontalmente, sino
lateralmente. ¡No se puede tener todo! El termostato está puesto a nivel infernal. Sigue haciendo
viento. El viento nos acompañará en los siguientes días. Noviembre se
caracteriza por el viento, llamado innombrable o viento sur. A las 17h
saldremos a dar un tour por la ciudad.
A las 17h nos hemos ido al
vestíbulo, habíamos quedado para ir juntos al Museo. Pero no había nadie. Nos
hemos dirigido a la Av. San Martín, una arteria bulliciosa y llena de tiendas
deportivas de altos vuelos y restaurantes de todo tipo. Parecía Andorra. Nos
hemos encontrado con compañeras que iban al Museo, donde se encuentra la
prisión antigua de Ushuaia. Un sistema panóptico, domina la estructura del
antiguo presidio. Ushuaia fue “colonizada” por reclusos/as. El antiguo presidio
fue utilizado para los convictos reincidentes. Uno puede imaginarse el lugar
hacia principios de siglo. Colonia penitenciaria. Las galerías, los decorados e
ilustraciones del presidio no ofrecen la verdadera dimensión del lugar. Una
visita guiada que esperábamos fuese limitada ha dado paso a un encuentro
multitudinario de turistas ávidos de saberes truculentos. Al cabo de un rato,
nos hemos escapado para comprar algunas postales.
Después hemos salido por la
calle principal. Hemos parado a
tomarnos un café bombón y una porción de tarta. La cafetería se llama Dalí. Empezaba a lloviznear. Nos hemos
encontrado con una pareja que hacía el “viaje de novios”, el novio era su
tercer viaje. Nos ha dicho que eran de Valladolid.
Hemos ido hacia el paseo
Av. Prefectura Naval Argentina, que bordea el mar y el puerto. Hacía viento y
frío. Las montañas, muy cercanas, estaban cubiertas de nieve. El viento
arreciaba. He fotografiado barcos y pájaros. Nos hemos ido a una tienda
deportiva para comprar ropa térmica. Allí hemos comprado otras postales
–colecciono postales de los lugares que vamos; ¡nadie es perfecto!-. El vendedor, un joven muy
atento nos ha explicado que la ciudad tiene unos 70.000 habitantes, el último
censo es de hace casi 10 años, dentro de dos, se volverá a actualizar los datos
de los habitantes. A unos 30km hay una estación de esquí, en Cerro Castor, que
funciona en los meses de junio, julio, agosto y septiembre. ¡No hace un frío
glacial debido al efecto del mar que se comporta como un termostato, moderando
la temperatura.
Más tarde nos hemos ido al
restaurante de hotel Fueguino. La cena está
muy bien, pero la lentitud en servir los platos es desesperante. Ahora son las
23.30h (3,30h). Mañana nos espera excursiones terrestres y marítimas por
Ushuaia. Estoy impaciente por contemplar estos paisajes soberbios.
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