Después de las elecciones, viene la resaca postelectoral. Las élites económicas, quieren imponer a sus candidatos. Al parecer son tan listos que no necesitan la aritmética para determinar el juego de mayorías y minorías en el Parlament. Por otra parte, las ocurrencias balcanizadoras, son otra muestra de que algo no funciona en el terreno unionista.
Se habla de unidad, quiero decir, de unidad de España, pero se obvia lo que la ciudadanía voto el 21-D. Lo que voto no fue C’s, sino el bloque independentista. Es evidente que como la realidad no les gusta, quieren una alternativa imaginaria. Se prepara una oleada salvaje de demanda e imputaciones por parte del aparato judicial. ¡Sólo ilegalizando a los partidos independentistas, C’s podrá gobernar en Cataluña!
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