Responsabilidad y complejidad
En nuestro modelo de
responsabilidad de etapa sólida la responsabilidad se atiene a una dimensión
jurídica –penal, civil- y una dimensión moral que no pasa de ser un brindis al
sol. Si estos es así, Innerarity recomienda evitar “el reduccionismo causal
de la responsabilidad que se agota en la regulación de los daños directos como
la expansión ilimitada del principio de responsabilidad (...)”. ¿Cómo
crear, pues, este nuevo concepto de responsabilidad?
Innerarity de vale de N.Luhmann
– éste es otro de los referentes de Innerarity- y su concepto de “lógica de
la complejidad”. Una sociedad compleja supone “una realidad llena de
constricciones e interdependencias producidas por la diferenciación y el
encadenamiento de efectos sinergéticos”. Para que se entienda, si
contemplamos un estanque de agua y lanzamos una piedra, el resultado ya no
depende de nosotros, pues, se movilizan fuerzas que escapan a nuestro control,
sin embargo, somos responsables de nuestra acción y de los posibles resultados
no queridos por nosotros.
Para Innerarity no hay acciones
sino procesos sociales que escapan a nuestra voluntad e intención, pero que por
esa lógica de la complejidad, adquieren autonomía propia. Característica de
estos sistemas es “la incertidumbre cognitiva y la inseguridad normativa se
han convertidos por ello en propiedades de las sociedades contemporáneas”.
Esta incertidumbre cognitiva explica la necesidad de construir conceptos que
permitan entender dichos procesos para poder incidir en ellos. La inseguridad
normativa expresa la deficiente construcción de nuestros conceptos actuales
para hacer frente a esta “lógica de la complejidad”.
Innerarity utiliza un concepto
de rabiosa actualidad, imputación que se conecta a la idea de causalidad, para
indicarle una nueva dimensión que “no parta de las intenciones de los
autores sino de las consecuencias condicionadas por sus acciones”. Innerarity trata de conjugar liberalismo con
responsabilidad por eso puede afirmar que la “obligación de rendir cuentas
no se refiera únicamente a las consecuencias intencionales, previsibles y
cognoscibles sino también a los efectos no pretendidos, imprevisibles y
desconocidos (...), pero de los que cabe esperar asuman la responsabilidad de esas
consecuencias si median buenas razones”.
Así, pues, la responsabilidad
no puede quedarse en el ámbito individual, se requiere que incluya la dimensión
colectiva. ¿Cómo trasladar esa responsabilidad de lo individual a lo público?
Innerarity no se olvida, como hacen los neoliberales del papel del Estado. Éste
tiene que asumir un papel activo en la “puesta a disposición de
infraestructuras, en la gestión de riesgos colectivos, la disminución de la
incertidumbre y la generación de confianza colectiva mediante procedimientos de
supervisión y en posibilitar la construcción cooperativa del bien común.
¿Cómo se puede llevar a cabo semejante obra? Llevando a cabo “regulaciones,
acuerdos e intercambio de saberes”. En resumidas cuentas, la cuestión que
se plantea es ¿cómo construir desde la política una nueva responsabilidad
adecuada a los nuevos tiempos?
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