divendres, 7 de juliol del 2023

Reseña: La tiranía del mérito (IV)

 La retórica del ascenso social




El rechazo de las elites por parte de la clase obrera y la clase media empieza por las desigualdades que han abierto un abismo en estas últimas décadas –globalización-. Según Sandel, “En última instancia, tiene que ver con el cambio de os términos del reconocimiento y la estima social” (pág.33).

Sandel nos proporciona datos suficientemente explícitos acerca del reparto desigual que se ha producido en EEUU, también en Europa. Así, “En Estados Unidos, la mayor parte de los incrementos de renta experimentados desde finales de la década de los setenta del siglo XX han ido a parar al 10 por ciento más rico de la población, mientras que la mitad más pobre prácticamente no ha visto ninguno. (…) En la actualidad, el 1 por ciento más rico de los estadounidenses gana más que todo el 50 por ciento más pobre” (pág.34).

Una característica propia de los EEUU es la aceptación de las desigualdades sociales como algo normal. Lo que rechazan es que el ascensor social se haya paralizado. Tienen la impresión que ese ascensor se haya averiado permanentemente. El lema “Puedes conseguirlo si pones tu empeño en ello”. La igualdad de oportunidades se ha vuelto vacía de contenido. La percepción bien real es que ya no hay ascensor social. Como dice Sandel, “Resulta más fácil ascender desde orígenes pobres en Canadá, o en Alemania, Dinamarca y otros países europeos, que en Estados Unidos.” (pág.35)

“La movilidad ya no puede compensar la desigualdad.” (pág.36). Esto supone que “la brecha entre ricos y pobres debe tener muy en cuenta las desigualdades de poder y riqueza, y no conformarse simplemente con el proyecto de ayudar a las personas a luchar por subir una escalera cuyos peldaños están cada vez más separados entre sí.” (pág.36)

dijous, 6 de juliol del 2023

Reseña: La tiranía del mérito (III)

 La tecnocracia y la globalización favorable al mercado*.




La incomprensión de las elites ante los embates populistas se debe al decir de Sandel por su forma de concebir el bien público en clave tecnocrática y por el modo meritocrático de concebir a los ganadores y perdedores de la globalización (pág.30). 

El modelo tecnocrático de abordar la política supone la idea de ir más allá de la ideología, pero ella misma se convierte en ideología que pretende ser neutra. Además, pretende suplantar el debate político por el debate entre expertos alejando a los ciudadanos de la toma de decisiones. Este modelo tecnocrático, suponía la infalibilidad de los mercados, pero la crisis del 2007 supuso su descrédito ante unos ciudadanos que han visto perder su dinero y sus empleos. El modelo tecnocrático, incorpora una visión global que hace que la inmensa mayoría de la población pierda capacidad de decisión y sienta la frustración de decisiones que son tomadas sin consultarles sobre las consecuencias de tales decisiones.  

La absorción del mercado en el ámbito de la política, ha dejado a la izquierda huérfano de sus referencias clásicas. La distancia entre la clase obrera y clases medias, más allá de la retórica vacía, ha vaciado de credibilidad a los potenciales electores que ven como sus antiguos puntos de referencia han desaparecido y son correas de transmisión de los poderes económicos que dominan todas las esferas. La globalización suponía poner al mercado por encima de la política y permitía sacrificar al electorado tradicional de la izquierda en ara de un supuesto beneficio a escala global. 

Una característica común a Clinton, Obama y Blair fue su papel para salvaguardar la globalización y desregularizar los mercados. La consecuencia de esta política ha sido la desafección de los antiguos votantes de la izquierda. Como dice Sandel: “Si quieren tener alguna esperanza de volver a ganarse el apoyo popular, estos partidos necesitan reconsiderar su actual estilo de gobierno tecnocrático y orientado al mercado. (…) Deben preguntarse por qué quienes no han prosperado en la nueva economía tienen la impresión de que los ganadores los desprecian.” (pág.33)


dimarts, 4 de juliol del 2023

Reseña: La tiranía del mérito (II)

 Reseña*:




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Ganadores y perdedores


"Corren tiempos peligrosos para la democracia. Puede apreciarse dicha amenaza en el crecimiento de la xenofobia y del apoyo popular a figuras autocráticas que ponen a prueba los límites de las normas democráticas" (pág.27) Así empieza dicho capítulo Sandel. Éste se pregunta por la falta de cintura de los partidos tradicionales que no son capaces de comprender lo que está sucediendo. Las clásicas respuestas a estos fenómenos sea política o económica, falta una dimensión que se ha perdido y es la falta de empatía de las clases desfavorecidas por la globalización, y que se expresa en una “sensación de desamparo” (pág.27). 

La victoria electoral de Donald Trump cogió a buena parte de los analistas políticos con el pie cambiado. Se supieron ver ni leer lo que significa dicha victoria. Trump “supo explotar un abundante manantial de ansiedades, frustraciones y agravios legítimos a los que los partidos tradicionales no han sabido dar una respuesta convincente. Parecida dificultad afronta las democracias europeas.” (pág.28)


Diagnosis del descontento populista

Según el establishment el desasosiego de las clases populares, tiene dos ejes principales: El rechazo a la diversidad, sea racial, de género, se sustenta en la falsa idea que esas clases populares están perdiendo su posición en la escala social. Se sienten discriminados y apelan al nativismo, la misoginia y el racismo (pág.29). 

El segundo eje, de desconcierto social se debe a la globalización  y la tecnología (pág.29), que deja fuera de juego a una parte significativa de la sociedad. Los esquemas tradicionales se han vuelto obsoletos antes los cambios vertiginosos de los últimos treinta años. 

Sandel afirma que “cada uno de estos diagnósticos contiene una parte de verdad, pero ninguno de ellos hace verdadera justicia al populismo” (pág.29). En el fondo, dice Sandel los reproches de las clases dirigentes a la población que sufre estos procesos no son más que una manera de externalizar su responsabilidad trasladándola a la sociedad. Dice Sendel: “No ve que las turbulencias que ahora estamos presenciando son una respuesta política a un fracaso igualmente político de proporciones históricas.” (pág.30) 




Durante estas últimas décadas las clases dirigentes, ha enfatizado hasta la saciedad que el mercado era la respuesta para todos los retos, silenciando que esta afirmación no era más que una opción política. La crisis del 2007 demostró que los mercados no son capaces de auto regularse y fue el Estado –vía presupuestos- que tuvo que salvar a las entidades financieras que olvidaron la existencia de límites y que fue la propia sociedad que se hizo cargo de la deuda de esas entidades. Los beneficios siempre fueron a las elites, mientras que cuando todo se vino abajo, las pérdidas fueron a parar a la sociedad.



dissabte, 1 de juliol del 2023

Reseña: La tiranía del mérito (I)

Reseña:  

Michael J.Sandel. La tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común? Trad. Albino Santos Mosquera. Ensayo Actualidad. Debolsillo. Barcelona, 2023. 




Este libro intenta aportar claves para entender lo que sucede en el mundo de las fake news, donde triunfan los populismos, especialmente, los de derechas. Según nuestro autor, la meritocracia ha socavado a las democracias, al desentenderse de la suerte de los que han perdido con la globalización.  

Durante la etapa de las sociedades sólidas, la meritocracia fue el ascensor social. La educación era el factor diferencial que permitía ascender en la escala social. Sin embargo, con el auge del neocapitalismo iniciado por Reagan y Thatcher, el aumento de las desigualdades sociales, ha sido constante en nuestras sociedades.  

El libro se centra especialmente en EEUU. La meritocracia se veía como un regalo de Dios. Una providencia permitía ascender por derecho propio hasta la cima social. Los nuevos ricos eran bendecidos, mientras que los que se hundían eran vistos como culpables de su propio infortunio. El subtítulo del texto deja claro la consecuencia de este proceso. La desaparición de la “sociedad”, y el ascenso del individuo como “empresario de nuestra propia vida” (Byung-Chul Han) ha eclipsado la idea de bien común. Un neodarwinismo social se ha vuelto a instalar entre las élites que se consideran a sí mismas protagonistas y hacedores de su propio ascenso social.  

El Estado tiene como misión, favorecer la igualdad de oportunidades. Y, dejar hacer al mercado el resto. La consecuencia ha sido que las elites han sido las grandes beneficiadas de la globalización. El lado oscuro como denomina Sandel a la meritocracia ha generado un resentimiento sordo contra esas elites. Los perdedores quieren una parte del pastel. Es en está situación donde los populismos de derechas, han sabido captar el descontento de las clases perdedoras. La retórica del trabajo duro y su recompensa ha dejado de funcionar. No hay ascenso social. Está falta de perspectiva de futuro es la que crea el caldo de cultivo ideal para que personaje del calibre de Donald Trump puedan ascender hasta la Casa Blanca.