divendres, 20 de desembre del 2019

Birmania (X): Yangon (II)- Singapur

Día 11 Yangon-Singapur


¡La nostalgia tiene remedio volviendo a viajar al lugar de tus vivencias, viaja con nosotros!


Despertar, ducharse y desayunar. A las 8.30h hemos salido para un último esfuerzo turístico y visitar los últimos objetivos planteados. Nuestro hotel, el Sule Shangri-la , ofrecía un marco incomparable como base de operaciones. Podríamos decir, que prácticamente hemos cubierto los objetivos. Nos hemos ido al objetivo principal del día en Yangon, la Pagoda de Shwedagon. La joya de la corona en el ámbito del budismo.








"Shwedagon es un complejo religioso situado en Rangún. Está presidido por la magnífica estupa Shwedagon Paya ) rodeada de templos. La estupa tiene 100 m de altura y está cubierta con un baño de oro. Se sitúa en el margen occidental del Lago Real en las colinas Singuttara. Es la pagoda más sagrada para los budistas del país ya que contiene algunas reliquias de Buda, entre ellas un trozo de tela y ocho cabellos de Siddharta Gautama." (https://es.wikipedia.org/wiki/Shwedagon)




Nos hemos descalzado, me han dejado un pareo para poder entrar, tenía un aspecto estrambótico. Ascender escaleras, mecánicas incluidas y desembocar en una explanada enorme, lleno de pagodas y en medio de ellas, la imponente pagoda dorada de Shwedagon.



Una luz radiante, creaba el clima perfecto para contemplar la pagoda dorada que irradia luz como si de un astro se tratase, a su alrededor, un conjunto de pagodas satélites en medio de un suelo de mármol que realzaba todo el esplendor del conjunto. En Birmania, el domingo también es festivo, así que había una gran multitud que oraba y paseaba en medio de una luz que hacía brillar la pagoda cargada de “pan de oro” que se ha ido acumulando desde 1948, fecha de la independencia de Birmania.





























Monjes, creyentes y turistas nos hemos mezclado para contemplar las representaciones de Buda y sus diferentes posiciones de las manos y las expresiones de la cara (mudras). Sólo contemplar el movimiento de la gente era ya de por sí un auténtico espectáculo. En el último momento, han empezado a regar el suelo, dejándolo resbaladizo y peligroso. Afortunadamente, no ha habido ningún percance. Regarlo con agua es una manera de bajar la temperatura del suelo. Volver a bajar las escaleras mecánicas y salir de la Pagoda. Dos precisiones, la primera, mi atuendo ha causado sonrisas de los parroquianos, mucha gente miraba  y sonreía ante la “pinta” que llevaba. La segunda,  he “realizado mérito” para la próxima reencarnación, al ayudar a un monje anciano que perdía pie y lo he podido coger del brazo. Lo bueno de hacer el bien, es que siempre es autosatisfactorio, te hace sentir bien.













 





En la entrada a la Pagoda si había control de los que ingresaban en ella. Hemos vuelto a coger el autobús y nos hemos dirigido al próximo objetivo del día. Hemos ido al mercado de Bogyoke (o Scott), un mercado lleno de actividad en un estado decrépito que pide urgentemente una buena remodelación. Los olores impactan en las fosas nasales, acostumbrados a otros olores.  Especies, productos básicos que se abastece la gente del barrio. Al otro lado de una avenida había unas galerías “modernas” donde la gente de Yagon compra al estilo occidental. Los precios eran proporcionales a lo que la gente gana. Las galerías tenían el aspecto de un Corte Inglés sin pretensiones. Hemos curioseado las diferentes plantas. En la planta baja había un local para tomar café y batidos. Junto a la taza de café se añadía una tacita de té.
















Después de fotografiar viviendas deterioradas por la humedad y la falta de reformas hemos ido al lago Real. Había bastante gente, está frente a la Universidad de Económicas. Los últimos momentos en Yangon tocaban a su fin. Sobre las 14.30 nos hemos dirigido al aeropuerto de Yangon, en la terminal de internacional para coger el vuelo que no llevará Singapur. Ha habido despedida de nuestro cicerone birmano, Naing, ha sido un excelente anfitrión que ha hecho que toda nuestra estancia en Birmania haya sido más fácil. En el camino para ir al aeropuerto, nuestra directora de operaciones ha sorprendido a Naing con un sobre para mostrar nuestro agradecimiento por todo, especialmente, por el cuidado que ha tratado de poner con el problema del gluten. 

Facturación, control de pasaportes y despedida de Naing, está vez de manera permanente, abrazos, besos y equipaje en mano nos hemos dirigido a la espera del embarque, pues, el avión salía a las 18h. Hemos comido unos bocadillos. En la espera he podido escribir la crónica del día, pues, literalmente, no había espacio para el relax.



Naing Z.

Embarcar en un avión de low cost de Air Singapur, Silkair, parecía una nevera. Se repartían mantas, no me extraña. No comí la cena que ofrecían. La llegada a Singapur se convirtió debido a los cambios horarios cerca de 23h.




Nos esperaba “nuestra guía”, una señora con un castellano-mexicano muy acentuado y sus facciones que parecían chinas. El autocar nos llevó por la autovía que conecta el aeropuerto hasta el centro, en Orchard (Huerto) Avd., donde se encuentra nuestro hotel, el Mandarin Orchard Singapore. En el trayecto, nuestra guía ha hecho comentarios tajantes y destemplados –por ejemplo, en el autocar que nos ha recogido del aeropuerto, algunos compañeros han cogido botellas pequeñas de agua. La guía se ha enfadado muchísimo por no pagarlas a pesar de un cartel que indicaba 1$. En el recorrido por Birmania, siempre había a nuestra disposición botellas de agua, gratis, así que el error era comprensible- y respiraba un orgullo mal disimulado del país frente a otros, especialmente, de Hong Kong. 



Hemos llegado al hotel, y hemos quedado a las 9h a la entrada del hotel para el recorrido turístico que nos espera mañana. Ducha y meterse en la cama del hotel. Mañana la cosmopolita Singapur.



dijous, 19 de desembre del 2019

Birmania (IX): Bagan-Yangon (I)

Día 10 

Bagan/ Yangon

¡En un día somos capaces de hacerte volar para que tu imaginación quede deslumbrada!

Despertarse demasiado pronto, y seguir como si  nada en la cama, ducha y desayuno. No he hablado del hotel en Bagan. El hotel era un conjunto de edificios, unas habitaciones amplias y cómodas. Lo mejor era que a poca distancia podía contemplar el río Irawadi, que en esta época del año no está lleno como lo está en los monzones. El río es la columna vertebral del transporte fluvial en Birmania.

  

  




Hemos ido al pequeño aeropuerto de Bagan, mucho más equipado que el de HeHo, con tiendas de suvenires para turistas despistados. Calor sofocante que te envuelve todo tu cuerpo con una sensación de líquido amniótico. Esta sensación se rompe drásticamente al entrar en el autocar o al entrar en el avión. Facturación y control de pasajeros, rápido y sin complicaciones, hemos ido hasta el avión, un turbohélice que nos ha llevado a Yangon.



Llegada al aeropuerto de Yangon, temperatura de 31º, sensación de 33º. Recoger maletas, dentro de los vuelos nacionales y salir  del aeropuerto. El autocar que nos esperaba nos ha paseado por la capital, no hemos ido al hotel, el mismo que fuimos al llegar a Birmania. 



Hemos visto el lago Real, ubicado en el parque Kandawgyi. Posteriormente hemos ido  a contemplar a dos elefantes blancos. Están en cautividad, el contemplar a esos animales encadenados resulta perturbador, porque esos animales no están hechos para eso. En la mitología de Buda, el elefante blanco juega un papel simbólico de primer orden.








“En la mitología hindú, la cabeza de elefante del dios Ganesha es el resultado de una espantosa tragedia. Hace mucho tiempo, la diosa Parvati, esposa de Shiva, dio a luz a Skanda, su primer hijo. Fue tal su alegría, que de sus senos empezó a manar leche sagrada. Con la mezcla de ese néctar divino y la pasta de sándalo con la que se untaba el cuerpo, la diosa modeló a su segundo hijo, Ganesha, a quien confió la protección de su palacio. Lleno de celo, Ganesha impidió al mismo Shiva que accediera a la morada de su esposa.

Presa de una cólera terrible, Shiva cortó allí mismo la cabeza del joven testarudo. Parvati, desesperada por este acto de barbarie, amenazó con destruir todo el universo. Para apaciguar el rencor de su esposa, Shiva le prometió que cortaría la cabeza de la primera criatura que pasara cerca del palacio y la colocaría en el cuerpo del divino niño. Esa primera criatura fue un elefante que paseaba por el lugar y así es como terminó con una cabeza de elefante encima de un cuerpo de niño.”

“El elefante también tiene un papel fundador en el budismo indio. Sucedió que, quinientos años de la era cristiana, una hermosa noche de verano, la reina Maya, una virgen dotada de gran belleza, recibió la visita de un elefante blanco. El animal penetró en la cámara real llevando delicadamente en la trompa una flor de loto.

Según otras versiones, la reina Maya soñó que el elefante blanco, que procedía de la Montaña de Oro, entraba en su cuerpo. Este animal onírico tenía seis colmillos, que corresponden a las seis dimensiones del espacio indostánico: arriba, abajo, atrás, adelante, izquierda y derecha. Los astrólogos del rey predijeron que Maya daría a luz un niño, que sería emperador de la tierra o redentor del género humano. Aconteció, como se sabe, lo último. Nueve meses después de ese sueño, la casta reina dio a luz a Buda en los apacibles jardines de su palacio.”

“Según la leyenda, un elefante blanco que transportaba una reliquia de Buda (un diente) escogió el lugar en el que los hombres edificarían la gran pagoda Shwedagon, en Rangún, la capital de Birmania. “ 


Después de salir del recinto donde, según el guía, para calmar nuestras buenas conciencias, nos ha dicho  que los elefantes, salen a pasear por el recinto. Después nos hemos trasladado a la Pagoda Chauktatgy.




“La Chaukhtatgyi Paya es una paya o pagoda de seis pisos de altura situada en la localidad de Yangon, antigua capital de Birmania. Es especialmente conocida porque en su interior se encuentra una imagen gigante de un Buda reclinado. Es una de las imágenes de mayor tamaño de todo el país.

La construcción fue financiada por un rico budista birmano, Sir Po Tha, en 1899.1​ La estatua original fue completada en 1907 por otra compañía constructora, pero las proporciones no fueron las correctas.1​ Las condiciones climatológicas fueron deteriorando poco a poco la imagen y en 1957 se decidió demolerla y construir una nueva. La obra finalizó en 1966. La construcción fue sufragada en su totalidad mediante donaciones particulares. El tamaño original de la imagen era de 59,30 metros de largo por 30,4 metros de altura. Pero en una reconstrucción realizada en 1973 se amplío el tamaño hasta los 65,85 metros de largo actuales.

Alrededor de la pagoda se encuentra diversos monasterios que albergan unos 600 monjes. Los monjes se dedican a estudiar las escrituras budistas y se mantienen gracias a las aportaciones económicas de los fieles.”
 (https://es.wikipedia.org/wiki/Pagoda_Chaukhtatgyi)












Esta fotografía ha sido una sorpresa, pensaba que eran estudiantes de alguna escuela de artes,pero no, estaban contando dinero, no sé de dónde provenia dicho dinero.



Contemplar la enormidad del Buda nos ha entrado hambre, así que nos hemos ido  un  restaurante llamado Monsoon, en pleno Yangon, un local que  tenía dos niveles, hemos estado en el primer piso. Un lugar acogedor. Había turistas, pero también parroquianos. La comida ha sido correcta. El arroz como eje de los diferentes platos. Un postre muy limitado y posteriormente el ritual de pagar la bebida aparte, pues, no entra en el menú.





Después hemos salido a pasear por Yangon. Hemos estado en la plaza del Ayuntamiento, una plaza llena de colorida, al estilo inglés, había mucha gente, oyendo una actuación de un grupo local que tocaba música pop con un buen nivel. Junto a la plaza está la iglesia de Emmanuel Bautista, construido en 1830.









¡Me gusta el cuatro romano que se han inventado!








Hemos llegado al hotel, para prepararnos para la cena de gala y despedida de Birmania/Myanmar. La cena es en el Seeds, local de lujo regentado por Felix Eppisser, una estrella Michelin y su esposa Lucía. Nuestras compañeras de viaje se han puesto la falda tradicional - Para los hombres, el lungui es conocido con el nombre de paso, y para las mujeres, es conocido como htamain-. Todas estaban radiantes. Las fotos de rigor y posterior traslado hacia el restaurante. El trayecto no ha sido corto. El local está situado en una zona complicada de acceder si no saber el trayecto. Los últimos metros, 150 metros, hemos ido caminando.



 



El local, relativamente pequeño, estaba casi lleno. A nosotros no habían preparado una mesa en medio del jardín. El escenario era magnífico. La temperatura se había suavizado y una brisa reparadora refrescaba el ambiente. Proceso lento de presentación de los platos –pequeñas raciones-. Supongo que todos los restaurantes de cierto nivel, tienen tendencia a exhibirse. Creo que no es necesario.

Se podía escoger entre carne y pescado. He escogido pescado. Los platos eran muy correctos y algunos estaban muy bien conseguidos. El pescado era bueno, pero la cantidad era escasa. Deben pensar que hay que salir del restaurante con la sensación de un punto de hambre. R. ha escogido pollo, y no le ha gustado nada, era astilloso y el acompañamiento aún era peor, ¡Adiós a la estrella Michelín! 



Ha habido parlamentos de nuestra directora de operaciones, exaltando las virtudes de nuestro cicerone  Naing . A su vez, Naing ha respondido con su habitual gracia para dar las gracias y decirnos que éramos un grupo formidable.  La sorpresa ha llegado con el coro de camareros llevando una tarta y cantar cumpleaños feliz, en inglés,  a  R. que no lo esperaba, tampoco yo. Una vez más nuestra directora de operaciones, está siempre en todo. ¡Gracias!

Después de la cena, regreso rápido al hotel. En Birmania se cena pronto y se va a la cama también pronto, nada que ver que nuestros horarios habituales. Nosotros hemos llegado al hotel rondando las 23.15h. Cerrábamos la luz   sobre la 23.50h. No tuve tiempo de escribir nada de lo que posteriormente he escrito. Ahora en el vuelo a Singapur trato de cerrar el día. Me dormí bastante rápidamente. Mañana se acaba nuestra   estada en Birmania.