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dijous, 19 de desembre del 2019

Birmania (IX): Bagan-Yangon (I)

Día 10 

Bagan/ Yangon

¡En un día somos capaces de hacerte volar para que tu imaginación quede deslumbrada!

Despertarse demasiado pronto, y seguir como si  nada en la cama, ducha y desayuno. No he hablado del hotel en Bagan. El hotel era un conjunto de edificios, unas habitaciones amplias y cómodas. Lo mejor era que a poca distancia podía contemplar el río Irawadi, que en esta época del año no está lleno como lo está en los monzones. El río es la columna vertebral del transporte fluvial en Birmania.

  

  




Hemos ido al pequeño aeropuerto de Bagan, mucho más equipado que el de HeHo, con tiendas de suvenires para turistas despistados. Calor sofocante que te envuelve todo tu cuerpo con una sensación de líquido amniótico. Esta sensación se rompe drásticamente al entrar en el autocar o al entrar en el avión. Facturación y control de pasajeros, rápido y sin complicaciones, hemos ido hasta el avión, un turbohélice que nos ha llevado a Yangon.



Llegada al aeropuerto de Yangon, temperatura de 31º, sensación de 33º. Recoger maletas, dentro de los vuelos nacionales y salir  del aeropuerto. El autocar que nos esperaba nos ha paseado por la capital, no hemos ido al hotel, el mismo que fuimos al llegar a Birmania. 



Hemos visto el lago Real, ubicado en el parque Kandawgyi. Posteriormente hemos ido  a contemplar a dos elefantes blancos. Están en cautividad, el contemplar a esos animales encadenados resulta perturbador, porque esos animales no están hechos para eso. En la mitología de Buda, el elefante blanco juega un papel simbólico de primer orden.








“En la mitología hindú, la cabeza de elefante del dios Ganesha es el resultado de una espantosa tragedia. Hace mucho tiempo, la diosa Parvati, esposa de Shiva, dio a luz a Skanda, su primer hijo. Fue tal su alegría, que de sus senos empezó a manar leche sagrada. Con la mezcla de ese néctar divino y la pasta de sándalo con la que se untaba el cuerpo, la diosa modeló a su segundo hijo, Ganesha, a quien confió la protección de su palacio. Lleno de celo, Ganesha impidió al mismo Shiva que accediera a la morada de su esposa.

Presa de una cólera terrible, Shiva cortó allí mismo la cabeza del joven testarudo. Parvati, desesperada por este acto de barbarie, amenazó con destruir todo el universo. Para apaciguar el rencor de su esposa, Shiva le prometió que cortaría la cabeza de la primera criatura que pasara cerca del palacio y la colocaría en el cuerpo del divino niño. Esa primera criatura fue un elefante que paseaba por el lugar y así es como terminó con una cabeza de elefante encima de un cuerpo de niño.”

“El elefante también tiene un papel fundador en el budismo indio. Sucedió que, quinientos años de la era cristiana, una hermosa noche de verano, la reina Maya, una virgen dotada de gran belleza, recibió la visita de un elefante blanco. El animal penetró en la cámara real llevando delicadamente en la trompa una flor de loto.

Según otras versiones, la reina Maya soñó que el elefante blanco, que procedía de la Montaña de Oro, entraba en su cuerpo. Este animal onírico tenía seis colmillos, que corresponden a las seis dimensiones del espacio indostánico: arriba, abajo, atrás, adelante, izquierda y derecha. Los astrólogos del rey predijeron que Maya daría a luz un niño, que sería emperador de la tierra o redentor del género humano. Aconteció, como se sabe, lo último. Nueve meses después de ese sueño, la casta reina dio a luz a Buda en los apacibles jardines de su palacio.”

“Según la leyenda, un elefante blanco que transportaba una reliquia de Buda (un diente) escogió el lugar en el que los hombres edificarían la gran pagoda Shwedagon, en Rangún, la capital de Birmania. “ 


Después de salir del recinto donde, según el guía, para calmar nuestras buenas conciencias, nos ha dicho  que los elefantes, salen a pasear por el recinto. Después nos hemos trasladado a la Pagoda Chauktatgy.




“La Chaukhtatgyi Paya es una paya o pagoda de seis pisos de altura situada en la localidad de Yangon, antigua capital de Birmania. Es especialmente conocida porque en su interior se encuentra una imagen gigante de un Buda reclinado. Es una de las imágenes de mayor tamaño de todo el país.

La construcción fue financiada por un rico budista birmano, Sir Po Tha, en 1899.1​ La estatua original fue completada en 1907 por otra compañía constructora, pero las proporciones no fueron las correctas.1​ Las condiciones climatológicas fueron deteriorando poco a poco la imagen y en 1957 se decidió demolerla y construir una nueva. La obra finalizó en 1966. La construcción fue sufragada en su totalidad mediante donaciones particulares. El tamaño original de la imagen era de 59,30 metros de largo por 30,4 metros de altura. Pero en una reconstrucción realizada en 1973 se amplío el tamaño hasta los 65,85 metros de largo actuales.

Alrededor de la pagoda se encuentra diversos monasterios que albergan unos 600 monjes. Los monjes se dedican a estudiar las escrituras budistas y se mantienen gracias a las aportaciones económicas de los fieles.”
 (https://es.wikipedia.org/wiki/Pagoda_Chaukhtatgyi)












Esta fotografía ha sido una sorpresa, pensaba que eran estudiantes de alguna escuela de artes,pero no, estaban contando dinero, no sé de dónde provenia dicho dinero.



Contemplar la enormidad del Buda nos ha entrado hambre, así que nos hemos ido  un  restaurante llamado Monsoon, en pleno Yangon, un local que  tenía dos niveles, hemos estado en el primer piso. Un lugar acogedor. Había turistas, pero también parroquianos. La comida ha sido correcta. El arroz como eje de los diferentes platos. Un postre muy limitado y posteriormente el ritual de pagar la bebida aparte, pues, no entra en el menú.





Después hemos salido a pasear por Yangon. Hemos estado en la plaza del Ayuntamiento, una plaza llena de colorida, al estilo inglés, había mucha gente, oyendo una actuación de un grupo local que tocaba música pop con un buen nivel. Junto a la plaza está la iglesia de Emmanuel Bautista, construido en 1830.









¡Me gusta el cuatro romano que se han inventado!








Hemos llegado al hotel, para prepararnos para la cena de gala y despedida de Birmania/Myanmar. La cena es en el Seeds, local de lujo regentado por Felix Eppisser, una estrella Michelin y su esposa Lucía. Nuestras compañeras de viaje se han puesto la falda tradicional - Para los hombres, el lungui es conocido con el nombre de paso, y para las mujeres, es conocido como htamain-. Todas estaban radiantes. Las fotos de rigor y posterior traslado hacia el restaurante. El trayecto no ha sido corto. El local está situado en una zona complicada de acceder si no saber el trayecto. Los últimos metros, 150 metros, hemos ido caminando.



 



El local, relativamente pequeño, estaba casi lleno. A nosotros no habían preparado una mesa en medio del jardín. El escenario era magnífico. La temperatura se había suavizado y una brisa reparadora refrescaba el ambiente. Proceso lento de presentación de los platos –pequeñas raciones-. Supongo que todos los restaurantes de cierto nivel, tienen tendencia a exhibirse. Creo que no es necesario.

Se podía escoger entre carne y pescado. He escogido pescado. Los platos eran muy correctos y algunos estaban muy bien conseguidos. El pescado era bueno, pero la cantidad era escasa. Deben pensar que hay que salir del restaurante con la sensación de un punto de hambre. R. ha escogido pollo, y no le ha gustado nada, era astilloso y el acompañamiento aún era peor, ¡Adiós a la estrella Michelín! 



Ha habido parlamentos de nuestra directora de operaciones, exaltando las virtudes de nuestro cicerone  Naing . A su vez, Naing ha respondido con su habitual gracia para dar las gracias y decirnos que éramos un grupo formidable.  La sorpresa ha llegado con el coro de camareros llevando una tarta y cantar cumpleaños feliz, en inglés,  a  R. que no lo esperaba, tampoco yo. Una vez más nuestra directora de operaciones, está siempre en todo. ¡Gracias!

Después de la cena, regreso rápido al hotel. En Birmania se cena pronto y se va a la cama también pronto, nada que ver que nuestros horarios habituales. Nosotros hemos llegado al hotel rondando las 23.15h. Cerrábamos la luz   sobre la 23.50h. No tuve tiempo de escribir nada de lo que posteriormente he escrito. Ahora en el vuelo a Singapur trato de cerrar el día. Me dormí bastante rápidamente. Mañana se acaba nuestra   estada en Birmania.   



dimarts, 17 de desembre del 2019

Birmania (VIII): Bagan (III)

Día 9  Bagan

Te mereces un capricho de 2.2oom³ de felicidad ¡No te lo puedes perder



Nosotros los turistas…


A las 4h ha sonado el despertador, el móvil, que sirve para otras utilidades, además de la llamada del hotel, por si nos hemos quedado dormidos como troncos. Teníamos viaje en globo, como si se tratara de Phileas Fogg –personaje de Julio Verne-, , íbamos a darnos el lujo de mirar las cosas desde las alturas, no alturas, que no puedes distinguir nada, como en los aviones, aquí la perspectiva iba a ser otra.  Una compañía inglesa Balloon Bagan, gestiona el lucrativo negocio del vuelo, hay otras compañías.Un paseo de 40’ al empezar el alba para contemplar desde las alturas, pagodas y estupas, y el paisaje lleno de arboles y el río Irawadi, mientras el sol hace acto de aparición. 







Nos han recogido en el hotel un autobús de los años 40, de madera, marca Chevrolet, no había vidrio en las ventanas, nos ha llevado a la pista desde donde salían los globos que son vistos de cerca, enormes. El autobús ha hecho otra parada en el siguiente hotel, hemos esperado a que aparecieran los turistas.

Un caballero inglés, al inicio de nuestro trayecto, ha entrado en el Chevrolet para darnos instrucciones. Jovial, dinámico, eficiente, y algo mayor que nosotros, nos ha dado la bienvenida en nombre de la compañía BB e inmediatamente ha explicado lo esencial del viaje.  En psicología se llama ancla. Indicar lo que vas hacer y ver, permite a tu cerebro ir haciéndose a la idea de todo el proceso para que no entre en modo pánico o cualquier reacción inadecuada.

El sol aparecía en el horizonte, y toda la infraestructura estaba preparada para que los globos se pudieran elevar. Cada grupo de turistas era acogido por el piloto del globo. En nuestro caso, no hemos disfrutado del jovial instructor que nos abordo al inicio del viaje, fue en otro autocar con el resto de compañeros. En nuestro caso, el piloto se llama Gavin, un pelirrojo, con problemas de peso, ha explicado  -en inglés- las normas de seguridad de las 16 personas que hemos subido al globo.    







 


 






  





Hay cuatro espacios en la cesta, donde caben, cuatro personas, el piloto en el centro. Antes de emprender el ascenso, una taza de café o té, explicaciones para que no haya dudas, acción trepidante de los auxiliares, imprescindibles para poder preparar los globos para su ascenso. Impresiona el quemador que insufla aire caliente al enrome globo que rápidamente aumenta de volumen. Llegado el momento, nos han hecho subir a la cesta de mimbre, como un moisés para nuestro bautismo aéreo. Sentidos y cogidos por una cuerda, según instrucciones, cuando hemos querido darnos cuenta, Gavin, nos ha indicado que ya podíamos levantarnos y contemplar el espectáculo  que se nos ofrecía. 





Los quemadores hacia innecesario cualquier prenda de abrigo, lentamente nos hemos elevado del suelo para contemplar, por primera vez, una perspectiva  que los pájaros están acostumbrados. Entre 15 y 30 globos inundaban los cielos de Bagan, creando un espectáculo, solo para turistas solventes. Precios abusivos, en una sociedad donde difícilmente, los lugareños se podrán permitir el lujo.

No es fácil saber la altura que hemos tomado. Tal vez entre 100 y 300 metros, no sabría decir, pero la perspectiva de pagodas, estupas, un campo de golf y el río Irawati, a nuestros pies dan fe que estábamos suspendidos en el cielo. Desde el globo nos han hecho una fotografía del grupo como recuerdo, había que recogerla en su página web.











Un mundo en miniatura


El tiempo ha pasado volando y hemos emprendido el descenso con parsimonia. El equipo de cada globo se desplazaba por carretera, para posteriormente, recoger todo el equipo incluido a los turistas. Hemos aterrizado sin problema. Anclaje y operaciones para que el globo perdiera fuerza, para evitar ser arrastrados. Hemos salido de la cesta y nos esperaba una copa de champán brut y croissants. El plus del viaje viene acreditado por un “certificado” que acredita nuestro bautismo volátil. Estoy pensando en incorporarme a Ryanair como piloto, podré demostrar un vuelo de 40’, menos es nada. La experiencia ha sido espléndida, el marco incomparable, valía la pena. No es fácil procesar todo lo que nuestro cerebro ha recogido, la memoria visual, se ha cargado de imágenes que pugnan por salir a flote, entre una multitud de estampas que quedan grabadas en la retina y que la máquina de fotografía plasma como recuerdo. 






Posteriormente, hemos regresado al hotel, eran las 8h. Hemos desayunado por segunda vez. Después a las 9h empezaba el programa oficial.

                 

El primer objetivo ha sido la visita a una de las joyas de Bagan -¡hablo como los folletos de las agencias de viaje! – la pagoda de Shwezigon.



Hemos cogido el autocar y circulado por carreteras estrechas y llenas de vehículo, motocicletas chinas y otros autocares de fabricación china. Hemos llegado a una explanada polvorienta, puesto callejeros nos espetaban para un día interminable. Descalzarse, es ya un ritual, como somos europeos y pulidos, una toallitas nos suministraban en el autocar para después poder limpiarse las plantas de los pies. La vigilancia en las pagodas es prácticamente nula, ha habido excepciones. 











La pagoda es “Un prototipo de estupas birmanas, consiste en una estupa circular dorada con hoja de oro rodeada de templos y santuarios más pequeños. La construcción de la pagoda Shwezigon comenzó durante el reinado del rey Anawrahta (r. 1044-1077), quien fue el fundador de la dinastía pagana, en 1059-1060 y se completó en 1102 dC, durante el reinado de su hijo, el rey Kyansittha. A través de los siglos, la pagoda ha sido dañada por muchos terremotos y otras calamidades naturales, y ha sido restaurada varias veces. En renovaciones recientes ha sido cubierto por más de 30,000 placas de cobre. Sin embargo, las terrazas de nivel más bajo se han mantenido como estaban.”

( https://en.wikipedia.org/wiki/Shwezigon_Pagoda)

Hemos visto algunos monjes paseándose por el reciento, perros, y en el exterior, vendedoras y niño/as vendiendo “productos para turistas”, que quieran regatear, un kyat equivale a 0,05 €, sin embargo, hay quien regatea como si le fuera el honor. 

El sol empezaba a picar y la temperatura se elevaba como un globo desbocado. Ha sido el día más caluroso y húmedo de todo el viaje. Las losas del templo, empezaban a calentarse. Estatuas de Budas acompañaban en cada esquina de la pagoda.

Bagan no es una ciudad, sino un conjunto de pequeños pueblos rodeados de pagodas y palacios por todas partes y salpicado de vegetación en una enorme extensión de tierra. Prácticamente todo el complejo está en un estadio precario, algunas están en ruina y otras se conservan mucho mejor. Llama la atención los complejos hoteleros que rivalizan en lujo y sofisticación, en contraste con las casas precarias que pueblan las aldeas. Naturalmente, esas aldeas recuerdan a las casas de los pueblos de la España franquista de los años 60 y 70.  El turismo genera procesos de desarrollo que requieren mano de obra intensiva, dado que los salarios son bajos (300$) mensuales. El nivel de vida es bajo, así que los que tienen empleo en este sector, salen bien parados en comparación con otros sectores. A partir de 1992-4 se ha empezado a reactivar el turismo. Un turismo que mayoritariamente pertenece a ese eufemismo de la tercera edad, es uno de los motores de la economía birmana. Europeos en su mayoría jubilados, viajando a destinos exóticos a precios que a pesar de todo, pueden pagárselo. La propaganda más reaccionaria clamaría por la reducción de las pensiones, no la de los suyos, por supuesto. De momento, aprovechemos el momento. ¡Carpe diem! 

“El Templo Manuha es un templo budista construido en Myinkaba (ubicado cerca de Bagan), por el cautivo Rey Manuha en 1067, según las inscripciones del Rey Manuha. Es un edificio rectangular de dos pisos. El edificio contiene tres imágenes de Budas sentados y una imagen de Buda entrando al Nirvana. El templo Manuha es uno de los templos más antiguos de Bagan.

Casi al mismo tiempo, Makuta, rey cautivo del Reino de Thaton: (su nombre ahora está corrupto en 'Manuha'), debe haber construido sus imágenes colosales en Myinpagan, donde vivía en cautiverio, a una milla S. de Pagano. "Afligido por el remordimiento", dice la Crónica del Palacio de Cristal, "construyó un Buda colosal con las piernas cruzadas y un Buda moribundo como si estuviese haciendo en el páranirvana - El páranirvana es el objetivo supremo del budismo, que rompe el ciclo de muerte y renacimiento-; y rezó diciendo 'Dondequiera que migre en samsâra, que nunca pueda ser conquistado por otro ! ' El templo se llama Manuha hasta el día de hoy.” 
(https://en.wikipedia.org/wiki/Manuha_Temple)

El templo “Manuha es mitad templo y fortaleza (prisión). Junto a las hornacinas ciclópeas donde aguardan los Budas el nirvana, se mezcla en la sensación de fortaleza debido a los muros enormes que guardan el templo. Los Budas no parecen inmutarse por la sensación de agobio que resulta del espacio extremadamente pequeño y sus tamaños gigantescos.















Después nos hemos trasladado al templo de Ananda, que según el folleto de viaje nos dice que es “una de las obras maestras de la arquitectura birmana con cuatro enormes estatuas de Buda”.




(Ananda 1890)
















   



   



  





 “El Templo Ananda (birmano: pronunciado [ànàɴdà pʰəjá]), ubicado en Bagan, Myanmar, es un templo budista construido en 1105 dC durante el reinado (1084–1113) del rey Kyanzittha de la dinastía pagana. El diseño del templo es cruciforme con varias terrazas que conducen a una pequeña pagoda en la parte superior cubierta por un paraguas conocido como hti, que es el nombre del paraguas o adorno superior que se encuentra en casi todas las pagodas en Myanmar. El templo budista alberga cuatro budas de pie, cada uno de ellos orientado hacia la dirección cardinal del este, norte, oeste y sur. Se dice que el templo es una maravilla arquitectónica en una fusión de los Mon y adoptó un estilo arquitectónico indio. El impresionante templo también ha sido titulado la "Abadía de Westminster de Birmania". El templo tiene una gran similitud con el templo de Pathothamya de los siglos X y XI, y también es conocido como "verdadero museo de piedras". 


“El templo fue dañado en el terremoto de 1975. Sin embargo, ha sido completamente restaurado y está bien mantenido por la pintura frecuente y el blanqueo de las paredes. Con motivo del 900 aniversario de su construcción celebrada en 1990, las agujas del templo fueron doradas. Es un templo muy venerado de Bagan.”
( https://en.wikipedia.org/wiki/Ananda_Temple)


Diferentes estatuas de Buda, distribuidos espacialmente -cuatro puntos cardinales-, de tamaño gigante adornan y protegen el templo. La iconografía así como la posición de las manos aporta diferentes significados (mudra). Dejo el enlace para aquellos que tengan la curiosidad de saber los significados –complejos- de las diferentes posiciones de las manos. En el recinto había una indicación que las pinturas fueron objeto de vandalismo, por parte de una alemán que se dedico a arrancar las pinturas.

                          


Fachada Sur




Fachada Norte




Fachada Este





Fachada Oeste



Después de tanta espiritualidad, el siguiente paso parecía demasiado frívolo, ¡era hora de ir a comer! Despídete del nirvana. El restaurante tenía vistas magníficas al río Irawati. Un marco incomparable donde descansar y reponer fuerzas. La comida correcta.





Después hemos visitado un taller de lacado y la correspondiente tienda donde se exhibe el trabajo realizado por los artesanos. Hemos comprado un conjunto de bandejas de lacado muy bellas y delicadas. El guía Naing, nos explico que las capas de lacado, para que sea digna de confianza, se requieren de 8 capas, para los reyes se exigía, nada menos, que 24. Por supuesto, no se podía regatear y el precio no era muy barato.






Posteriormente, no hemos trasladado hacia una zona donde hemos contemplado pagodas y estupas en diferentes estados de conservación. Hemos parado para ver una aldea de Minnanthu, con sabor “auténtico”. Exotismo y subdesarrollo, tal cual debía de ser para los turistas que visitaban España en la década de los 60 y 70 del siglo pasado. El autocar nos ha llevado a la torre Nan Myint Tower Bagan, donde se pueden contemplar unas espectaculares vistas, mientras observas como el sol se esconde por el horizonte. Había una multitud de turistas saboreando la misma puesta de sol. ¡No era una experiencia única! Después de esperar que el sol se pusiera por el horizonte los turistas han ido abandonando la atalaya privilegiada. Hemos bajado por los ascensores, la torre es un hotel de lujo. El proyecto pudo salir a flote debido a la influencia de los militares. El autocar nos ha llevado al hotel, para acabar rendidos al cabo de 10h de hiperactividad turística. 






 





Cortesía de Ll.S.

                             


Mañana toca volver a despertarse pronto, porque nos toca ir al aeropuerto de Bagan para trasladarnos a Yangon.