La manifestación convocada para la “Diada Nacional de Catalunya” ha reunido entre más de un millón y medio de ciudadanos, según Guardia Urbana de Barcelona y los Mossos d’Esquadra, mientras que desde la Delegación del Gobierno lo rebajaba a medio millón. Lo cierto es que estamos delante de otra manifestación multitudinaria. La gente quiere ilusiones y la independencia puede ser un clavo ardiendo al que aferrarse.
El gobierno de CiU podrá capitalizar como arma de presión la manifestación para presionar por el Pacto Fiscal. El gobierno de Rajoy sobre el problema catalán dijo lo siguiente: "en este momento no toca, el lio, la disputa y la polémica. Toca la unión y la colaboración. Toca crear empleo. Y lo que menos necesitamos son estas cosas. Si superamos esta situación, la Generalitat tendrá más dinero. No estamos en España para grandes algarabías”. Gracias a este tipo de reflexiones profundas y meditadas la ciudadanía catalana ha salido para contestar al presidente de todos los españoles.
La pregunta que todos se plantean es la siguiente: ¿qué pasa a partir de ahora? La táctica del gobierno no es que el tiempo pase y se disuelvan los problemas, si es que se pueden disolver. Desde el gobierno de CiU esperan acontecimientos que saben que Rajoy no va hacer nada, así que la pregunta es que va a hacer CiU. ¿Debería disolver el Parlament y convocar nuevas elecciones en el que el programa electoral se fijase un referéndum?
La ciudadanía no puede ser obviada permanentemente. La crisis está afectando de manera muy cruda en Cataluña. Los recortes –retallades- han sido generosos con las capas medias y bajas, no en vano CiU es de derechas. Si la población que necesita proyectos ilusionantes no es atendida, puede llegar a desencadenar una auténtica desafección a la política que podría llegar a ser infinitamente más peligroso que el camina hacia la independencia.