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divendres, 24 de juliol del 2009

La inflexión posmoderna: Perdiendo realidad......

En este capítulo, del libro de Alberto Ruiz de Samaniego, que venimos comentando, se centra en los análisis de Baudrillard y Jameson, que dan una visión más oscura de la posmodernidad.

1.- La realidad se ha tornado para estos autores una mera “representación”. Hablan y no paran de hablar de simulacros, de un lenguaje desarticulado, donde significado y significante se ha roto. Lo única referencia se centra en un proceso de autoreferencialidad. La realidad cae al nivel de las apariencias. La caverna platónica se hace realidad. Vivimos entre sombras (apariencias).

2.- Para estos autores, la realidad se ha convertido en puro espectáculo el cual no puede parar. La realidad es de hecho telerealidad. La caverna platónica genera ininterrumpidamente mediante los medios de comunicación una dosis de realidad que acaba por convertirse en pura ficción.

3.- En esta “redescripción” (R.Rorty) de la realidad se planteaban cuestiones interesantes. Por ejemplo, la necesidad de una “epistemología de la ficcionalidad”. Ésta permitiría dar significado a nociones como “universo virtual, estetización generalizada, acontecimiento, presencialidad, público o teatralidad”. Esta propuesta tiene su implicación política. Para Baudrillard, el sistema capitalista tiene como problema fundamental la paradoja entre productividad virtualmente ilimitada y la salida de los productos. Esta paradoja requiere la necesidad de innovación y expresión estética que conlleva el diseño y la publicidad.

4.- Con su habitual genio para expresiones sugerentes, Baudrillard llama “éxtasis de la comunicación” al mundo que nos rodea. La realidad se desmaterializa, al modo de D.Hume, la realidad es una película sin profundidad. Sentimos y lloramos, pero lo que nos impulsa a ello son emociones y sensaciones. La realidad se ha tornado en una sesión continua de clips sin orden ni concierto. Baudrillard no deja de afirmar que estamos a merced de los mass-media y no encuentra alternativas frente a la caverna platónica. 




5.- ¿Qué hacer entonces en la caverna? Según Baudrillard las sombras se convierten en “exacerbada ilusión, en puro humo apático y desesperanzado”. Por ello nuestros prisioneros adquieren manías de carácter patógeno. Por ejemplo, el “mal de archivo”. El prisionero adquiere manías mediante las cuales trata de forjarse una identidad, mediante la recolección de todo lo que adquiere uno en un viaje: sean los billetes del avión, o la llave-tarjeta de la habitación del hotel, o bien, de los folletos del plano de la ciudad,  etc. El prisionero se convierte en una especie de cleptómano para asegurarse su propia identidad. Además, para ayudarse en esa tarea de documentación de sí mismo ayuda la cámara digital o la máquina de vídeo. Cientos de foto digitales y horas de grabación. Suficientes para llenar cientos de megas en el disco duro de nuestro ordenador. La vivencia se duplica, vivimos en la medida que fotografiamos y grabamos. En lenguaje cartesiano habría que decir: fotografió y grabó, luego soy. En el lenguaje de Baudrillard vivimos en la era del “Grado Xerox” de nuestra realidad.  

6.- La sociedad líquida (Z.Bauman) siente una pasión hiperdesarrollada por factores visuales y espaciales. Desde la década de los cincuenta en Estados Unidos y por extensión a Europa, la extensión de los medios de comunicación de masas ha transformado la percepción de la realidad. Generaciones de ciudadanos han visto desde la infancia un potente artefacto que ocupaba el centro de la casa: la televisión. Vivimos rodeados de imágenes a todas horas. Pero las imágenes cansan, y para poder estar atentos a la pantalla, es necesario que esas imágenes sea cada vez más impactantes, más crueles o dolorosas. Algo así como la retransmisión en directo del ataque a las Torres Gemelas.

7.- Las imágenes que nos proporciona la televisión han calado en nuestro memoria de tal forma que hoy se hace difícil valorar su calado y significación. Mi experiencia personal aún recuerdo cuando el objeto más interactivo de la casa era la radio. Requiere atención para escuchar e imaginación para representar lo que decían. Pero con la llegada de la televisión, la imagen ocupaba toda la habitación. Un éxito en los programas son los collages televisivos hechos de retales de otros programas. Su éxito es su instantaneidad. La imagen agota prácticamente todo lo que se puede decir. En estos collages hay secciones para el disfrute de todos los posibles televidentes.

8.- En los collages televisivos una de las secciones con más adeptos son los accidentes. La posmodernidad expresa ese mundo desnortado mediante las catástrofes. Hemos tenido visiones dignas de los relatos de J.Ballard. Tsunamis catastróficos que invadían las tranquilas vacaciones de los turistas llevándose por delante todo cuanto había. Los momentos más dramáticos se vivían a golpe de vídeos digitales caseros. Su dramatismo y plasticidad llenó horas en las televisiones. O la destrucción de las Torres Gemelas. Ni los guionistas más desaforados habían pensado en ello. Es verdad que en la película de Independents Day, los alienígenas destruían el Empire State, pero, la realidad supera a la ficción. Las catástrofes aéreas nos recuerdan el tributo que hay que pagar por el progreso. En fin, las catástrofes personales de los accidentes de coche que causan cerca de dos mil muerte solo en España, es un recordatorio de la fragilidad que el ser humano vive en la sociedad del riesgo. (U.Beck). Los mass-media reproducen continuamente las imágenes de accidentes como fuente de espectáculo gratuito sin establecer algún mensaje para la posible reflexión.

9.- La posmodernidad avanza para poder ser actores-directores de nuestras propias hazañas. Los medios de reproducción y el software de reproducción y manipulación de vídeo y foto-digital permiten transformarnos en artistas. De ahí que el “estatuto de la autoría” se haya convertido en borroso. Las tecnologías de la manipulación permiten alterar y modificar las “obras originales”.La posmodernidad se expresa mediante la tecnología de la manipulación y la información. En un bucle reiterativo. La existencia de software que permite crean realidades virtuales hace que la clásica fotografía –que requería la mediación química- sea hoy un objeto obsoleto, frente a la capacidad de transformación que permite la foto-digital. Realidad y virtualidad se dan la mano. Retocar y alterar se hace hoy a golpe de clic en el ordenador.

10.- ¿Qué queda de la realidad-virtual? Para unos de los ideólogos de la posmodernidad, Jameson, asegura que queda la tecnología de la reproducción. Lo virtual-real desnaturaliza la realidad, la hace fantasmagórica. Esto le permite decir a Baudrillard que esa realidad desnaturalizada tienda a la “contagiosa diseminación”. Es decir, su extensión. La realidad virtual se transforma en una visión esquizofrénica, una ruptura en la cadena significante y el hundimiento del significado dentro de lo mecánico-reproductivo. O sea, que hacen Baudrillard y Jameson es realizar una "redescripción" de los fenómenos sociales en clave posmoderna. ¿Sirve como palanca de transformación? La respuesta es que no.