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dimecres, 19 de desembre del 2018

Argentina: Calafate (III)

Día 8

A las 6h empezábamos a ponernos en marcha. El ritual de la ducha y el desayuno. Un desayuno muy completo. A las 7.30h salíamos al Parque Nacional de los Glaciares. Hemos cogido la N3 y nos hemos desviado en la bifurcación hacia Punta Bandera, la otra dirección nos había conducido ayer al Perito Moreno.






En Punta Bandera, hemos cogido un catamarán que nos ha llevado primero hasta el glaciar Upsala, desgraciadamente, desde el 2016 no se permite acercarse debido al temor de desprendimientos de hielo. Desde el 2002 al 2013 el Upsala ha retrocedido 3 km, como consecuencia del cambio climático. Sólo desde la lejanía hemos podido contemplarlo  y posteriormente al Spagazzini y el Onelli. En el trayecto al Upsala hemos podido contemplar un par de cubitos de hielo gigantes (icebergs). Los escenarios son simplemente maravillosos. 





El trayecto ha durado 5h. Sin embargo, el tiempo ha pasado volando. Fotografías, vídeos, un día de sol y naturalmente viento. Una orgía digital ha calmado nuestra sed por inmortalizar paisajes que solo hemos visto en la TV y que nosotros hemos tenido la fortuna de contemplarlo. Hacía viento, sumado a la velocidad del catamarán, que con dos motores potentisimos surcaba el lago Argentino a toda velocidad. Hay un abismo entre ver por TV estos paisajes y poder vivirlos, saboreando el frío, el viento, viviendo esta naturaleza que se nos olvida que cuando nosotros ya nos estemos en esta vida, estos paisajes continuarán. No sé si esos cubitos de hielo gigantes (icebergs) se habrán derretido, pero, para la naturaleza, eso no cuenta.








El día ha sido generoso con nosotros. El buen tiempo ha acompañado nuestra travesía. La impresión es realmente formidable. Contemplar lo que queda de la última glaciación es fascinante. Estos glaciares han perdido estos últimos 50 años una parte muy importante de su volumen, al revés de lo que sucede con el Perito Moreno que afortunadamente, se ha mantenido estable debido a su dinámica particular.




Glaciar Onelli

Glaciar Spengazzini








Contemplar los paisajes casi inalterados produce una sensación de magnificencia, un filósofo del siglo XVIII lo llamaría sublime. Alguien podría decir, delante del glaciar Upsala, “me gusta”, ¿podemos identificar ese me gusta, como expresión de mi subjetividad? Si es subjetivo, significa que quien está a mi lado, puede exclamar con igual énfasis “que horroroso”. ¿Quién tiene razón? Nuestro filósofo, piensa que lo bello, no puede identificarse con el agrado o desagrado que me produce lo que contemplo. ¿Cómo salir de este enredo?  Nuestro filósofo nos hablará de lo sublime tanto en la naturaleza como en el arte. Definirá lo sublime como “lo que es absolutamente  grande”. Lo bello tiene límites, mientras que lo sublime lo desborda. Pues bien, los paisajes que hemos contemplado caerían del lado de lo sublime. Una grandiosidad que nos recuerda lo frágiles que somos.







He hablado de lo sublime, sin embargo,  los seres humanos  estamos amenazando de manera irremediable estos paisajes debido al cambio climático. Hay suficientes datos que avalan que para el año 2050 estos gigantes helados puedan convertirse en recuerdos del pasado, si no somos capaces de revertir los efectos de este cambio catastrófico. Tal vez no deberíamos preocuparnos tanto, al fin y al cabo, es posible que un meteorito pueda chocar contra nuestro planeta y hacerlo trizas. Pero como con los meteoritos no podemos hacer nada, mejor resolver lo que sí está en nuestras manos, es decir, el cambio climático.




De vuelta el autocar nos han dejado en el hotel. Hace viento y ráfagas de 60 a 70 km, casi sostenidos. Se hace muy difícil salir del hotel, debido que el centro de Calafate está lejos. Esperamos en la habitación, descansando, la hora de la cena, que hoy se adelante a las 20.30h. Mañana nos trasladamos a Bariloche. Así que habrá que empezar a hacer otra vez las maletas.


Uno de nuestros compañeros de viaje nos ha ofrecido una charla después de cenar (22h) sobre el cielo austral. Nos ha indicado donde se encuentra la Cruz del Sur, algo así como el reverso de nuestra Estrella Polar, en el hemisferio norte. He podido fotografiarla, gracias a sus indicaciones.



La Cruz del Sur forma un rombo



dimarts, 18 de desembre del 2018

Argentina: Calafate(II)

Día 7


El día ha empezado de madrugada, me he vuelto a dormir y he despertado sobre las 7h. Ducha y desayuno digno de príncipes.  El bus nos ha recogido a las 8h en dirección al Glaciar Perito Moreno, a unos 82 km de distancia de El Calafate.




La guía Poli o “mudita”- no paraba de hablar-, nos ha explicado un poco de geología recreativa, para hacernos una idea de las fuerzas que ha ejercido la última glaciación para modelar el terreno, sea el Lago Argentino, llanuras o montañas. Paisajes notables por su belleza agreste e inhóspita, es decir, inhumana.

La carretera N13 dentro del Parque Nacional, hace una curva y aparece a lo lejos el glaciar Perito Moreno. El sobrenombre “Perito” viene del cargo de Francisco Pascasio Moreno (1852-1919), que se convirtió en experto en cuestiones australes y fue pieza clave en la configuración de las fronteras entre Chile y Argentina. Había dos tesis sobre estas cuestiones: la primera, la tesis chilena, quería marcar los límites en las aguas, sean ríos o mares, mientras que las tesis de Moreno eran las montañas. El tribunal arbitral de la corona británica (1896) dió la razón a Moreno, es decir, a Argentina. Moreno nunca vio el glaciar en persona.




En esa curva de la RP11, hay un mirador en el que hemos parado para contemplar el glaciar en la distancia y donde esperan fotógrafos para inmortalizar el momento, sea en grupo o individualmente.




Hemos reanudado la marcha y al cabo de unos 8’ hay un desvío que lleva al lago, desde donde se hace una travesía que nos conduce al glacial. Recoger los billetes (boletos) y al catamarán, está vez era pequeño. Nos ha llevado delante de una de las caras del glaciar. La altura es de unos 40-60 mts, es decir, unos veinte pisos. La presencia de esa mole de hielo, producto de la última glaciación, resulta impresionante e intimidador. El lago tenía un aspecto especial de aguas lechosas, debido a los sedimentos y la luz.




En la cubierta del catamarán se arremolinaba todo el mundo a la hora de buscar buenas vistas para hacer selfies y fotografías. El recorrido dura una 1h. Vale la pena subir a esa embarcación para comprobar las dimensiones colosales del Perito Moreno.




Después nos hemos trasladado al centro de interpretación del Perito Moreno. Edificio funcional,  en el que hay lo necesario para el turista. Tienda, cafetería, lavabos, etc. Aquí era el lugar que se recogían las fotografías que anteriormente –en la curva, ¿recuerdan?- nos habíamos hecho y pago.

La guía nos ha llevado al km0 de los diferentes recorridos: amarillo, azul, rojo y verde. Unos de los colores son para personas con movilidad reducida. Las diferentes pasarelas suman cerca de 2 0 3km. Las pasarelas están bien hechas, y permiten poder deambular por todas las zonas para contemplar el glaciar desde diferentes ángulos. El día era radiante, había viento, pero no demasiado. Bancos en cada zona de descanso y balcones para contemplar la naturaleza en estado puro.







El Perito Moreno es el único glaciar que no retrocede, sino que avanza, frente al resto de glaciares que retroceden, debido al calentamiento global. Para saber más de glaciares.



          


Todos esperábamos que en algún momento, algún fragmento cayese al agua para inmortalizarlo. Nosotros no hemos tenido suerte. Sin embargo, AA si ha tenido la fortuna y la oportunidad de grabar el momento en que se desprendía una bloque de hielo grande. Ha tenido la amabilidad de de poner el vídeo a disposición del grupo. 





Finalmente, hemos comprado unas postales y puntos de lectura en la tienda de recuerdos o souvenirs. Hemos recogido la fotografía del grupo y la nuestra y nos hemos tomado un cortado y un capuchino con canela, mientras hablábamos con algunos de nuestros compañeros de viaje. 



A la hora prevista 15h ha llegado el bús y nos ha llevado de regreso, un regreso apagado, se nota el cansancio acumulado, nos ha dejado junto al hotel. Son las 17.20h, mientras escribo estas líneas.  A las 21h tenemos la cena.

La cena ha sido menos contundente que ayer, una empanadilla, un risotto y postre –helado y pera dentro de ésta con nueces y caramelo-. Mañana nos espera “Ríos de Hielo”. ¡Promete! El viento sur sigue azotando Calafate. Son las 23.05h.