La Presidencia de Trump, empezó con incredulidad, venciendo contra pronóstico a Hillary Clinton, y acaba con estupor, ante el asalto del Capitolio en Washington, ante la pasividad de la policía que custodiaba la sede de representación norteamericana. Las fotografías nos muestran diferentes momentos del asalto. La manifestación quería presionar para que no se confirmara a Biden nuevo Presidente. Dicha manifestación era multitudinaria y alentada por el inquilino de la Casa Blanca.
Hay otras fotografías que aparecen los asaltantes. El protagonista no son sólo estos manifestantes. Hay cuatro personas muertas a consecuencia de los disparos de la policía, entre ellas, una mujer, ex militar y partidaria de Trump como todos lo que allí se reunieron y posteriormente, asaltaron el Capitolio.
Protestar, no puede ser considerado delito, excepto, claro cuando la utilización de la violencia armada sirve para, como en este caso, impedir la ratificación de un nuevo Presidente. Responsabilidades compartidas es lo que ahora debería ponerse sobre la mesa. Trump, no ha hecho nada, sin la complicidad de toda una Administración que le ha seguido, jaleado y aplaudido todas sus ocurrencias. Empezando por el propio Trump, que ha jugado a ser aprendiz de brujo. Después vienen todos los asesores y responsables políticos que han llevado los asuntos de gobierno hasta este momento. Su vicepresidente, los representantes del partido republicano por su cobardía ante un Presidente que se saltaba todas las barreras éticas y políticas, con sus declaraciones incendiarias alimentadas por twitter. Los medios de comunicación afines a un Presidente que ha hecho del fake news una manera de ser y hacer y que lo han ido encumbrando hasta el asalto al Capitolio por parte de sus más fervientes y exaltados admiradores y partidarios.
¿Qué hace que un personaje mediocre pueda alcanzar la magistratura más alta del país más poderoso de la Tierra? Es un auténtico misterio que los politólogos tendrán que esforzarse por dar una respuesta gaseosa para salvar las apariencias. La televisión basura y los medios de comunicación instantáneos -facebook y twitter- amén de los medios afines, han logrado crear un auténtico régimen de la conspiración y la mentira. Nada nuevo bajo el sol, lo que ha diferenciado su mandato, de por ejemplo, Richard Nixon, o G.W.Bush, fue que estos pretendían ocultarlo. Trump lo ha ventilado a los cuatro vientos, sin ningún pudor ni vergüenza. Populismo, es una palabra que se ha utilizado por los politólogos para expresar la manera de gobernar de Trump y otros mandatarios. Sin ideología precisa, pero amantes de una retórica que utiliza las emociones para focalizar a los responsables de los males de este mundo.
El "aprendiz de brujo" dice ahora que "promete una transición ordenada". ¿Estaba siendo desordenada, o no existía tal transición? La soberbia del personaje es de tal calibre, que no podrá asumir la derrota, pero seguirá en sus trece proclamando a los cuatro vientos, que ha perdido debido a la manipulación de los votos. Muchos congresistas del partido republicano, también seguían sus consignas. El mal está hecho, el 20 de enero, Biden jurara su cargo como nuevo Presidente, en las mismas escalinatas que los partidarios de Trump irrumpieron en el Capitolio.
Primero, las torres gemelas cayendo el 11-S de 2001, y ahora, la toma de Capitolio a manos de norteamericanos espoleados por su Presidente. Dos imágenes icónicas que estarán en los libros de historia. ¿Habrá más sorpresas hasta el día que tome juramento el nuevo Presidente de los Estados Unidos? China, debe contemplar lo sucedido en Washington con una sonrisa indisimulada.
Los guionistas cinematográficos, llegan tarde, el Capitolio había sido destruido, en Mars Attack, o en Independence Day, se ha asaltado la Casa Blanca una infinidad de veces, el Air Force One, secuestrado, pero como siempre, la realidad supera la ficción. Espero una película donde EEUU no sea la sociedad distópica que puede llegar a ser.