16*
"Ahora que parece que todo ha pasado, o casi, es cuando tengo miedo, cuando solo me siento seguro de verdad quedándome en mi casa, sentado en esta silla de jardín, a la caída de la noche, (...). Ahora hemos aprendido muchas palabras específicas. Al principio, en vísperas del confinamiento, el miedo me lo vedaba la pura inconsciencia, la parte que me correspondía de la ceguera colectiva. Después, ya encerrados, en ningún momento me sentí de verdad vulnerable. No tenía contacto físico con casi nadie.A las tiendas entraba con mascarilla y con guantes y en la puerta había siempre alguien que echaba gel hidroalcohólico en las manos. En el interior del supermercado el control estricto de la gente que entraba permitía mantener la distancia. (...) Si veia a alguien acercarse al fondo de la calle uno de los dos cambiaba de acera.
Pero anoche doblé una esquina y me vi de golpe en medio de un grupo de gente joven que ocupaba la acera e invadía la calzada, sin mascarillas, sin precaución ninguna, bebiendo y dejando por el suelo un rastro de botellas vacías, vasos de plástico, bolsas de plástico con comida. Había un ensañamiento nervioso en las carcajadas, en la alegría de pisar ruidosamente un vaso de plástico o de tirar una botella contra una pared." (pág.31-2)
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