dimarts, 12 de març del 2013

Casta sacerdotal (I)


Los días pasan, pero la sensación de desconcierto queda. La política se hunde en sus propias contradicciones. La partidocracia se enroca en sus torres de marfil sin capacidad de conectar con los angustiosos problemas que la sociedad tiene delante. El paro alcanza cifras nunca vistas, pero el gobierno no parece hacerle mella, pues, la política económica sigue dictada por el BCE y los mercados. Los problemas domésticos de la ciudadanía son pasados olímpicamente por alto por los gobernantes. Envueltos en escándalos de toda índole, es natural, que se escondan detrás de alguna novedad. Por ejemplo, la elección del Papa. La teocracia vaticana se exhibe sin pudor y ante la contemplación provinciana de la ciudadanía que busca consuelo dónde sea. Un ritual casposo y anacrónico, manejado por hombres exclusivamente en virtud de unas costumbres que perviven a pesar de los tiempos que corren. La doctrina sigue aferrada a dogmas inmutables, pero una élite escoge entre ellos mismos a un representante que nada menos representa a la Iglesia católica. ¡Nada de democracia, transparencia, paridad de sexos, y condena para aquellos que no siguen sus doctrinas!. Amén.

 

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada