Las noticias sobre
Palestina y la “ofensiva” israelí contra los centros de las instituciones palestinas
de la Franja de Gaza sigue su inexorable curso. 67:3 es de momento el balance
desde el miércoles. Los periodistas (6) también han recibido el castigo
merecido al ser alcanzados por fuego de la aviación israelí.
¿Qué pretenden los
activistas de Hamás? ¿Por qué lanzan esos artefactos que acaban siendo boomerangs
contra la propia población civil? Las respuestas, naturalmente, no las sé. Mi
capacidad de analizar lo que sucede es nula. Echo mano de la experiencia
histórica. ¿Qué nos dice esas “experiencia”? La respuesta es la acción israelí
al asesinar a uno de los mandos de Hamás y la posterior reacción de milicianos de
Hamás. El problema es que la respuesta israelí es tan desproporcionada que desafía
cualquier medida razonable. Una franja de tierra superpoblada por palestinos
encerrados por los muros israelíes y los asentamientos israelíes que hacen
imposible el desarrollo de una sociedad asfixiada económica y socialmente, además
de aislada del resto de territorio Palestino. Israel jamás podrá vencer vía
militar a los palestinos, debería matarlos a todos, no excluyo esa posibilidad,
pero de momento parece que no lo hará. Por supuesto, Hamás no pretende vencer a
Israel, pero emulando al premio Nobel de la paz, Menachem Begin, los milicianos
de Hamás también atacan a los responsable de la (mala) suerte que corren, es
decir, de los israelíes.
La patética Comunidad
internacional espera que Israel sea moderada. Jamás ha sido moderada, basta pensar
en el Líbano y Gaza en las últimas intervenciones que se saldaron con miles de
muertos palestinos. El 11-S cae lejos para justificar el bombardeo de la
aviación israelí, la única existente, en áreas donde se hacinan la población
palestina. La respuesta israelí, coinciden con las próximas elecciones en
Israel. Unos podrán contar los votos que
les mantendrán en el poder, mientras que los otros, contarán los muertos,
mientras que la Comunidad internacional volverá a respirar tranquilo.
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