Leo
en Violència de Slavoj Zizek lo siguiente: “Els moviments polítics d’esquerres
són con uns “bancs d’ira”. Acumulen les inversions d’ira col·lectiva de la gent
i els prometen una venjança a gran escala, el restabliment de la justícia global”["Los movimientos políticos de izquierda son como un "banco de ira". Acumulan las inversiones deira colectiva de la gente y les prometen una venganza a gran escal, el restablecimiento de la justicia global" ]
(pàg.190).
Llama la atención que la derecha no se preocupa
por establecer la “justicia global”, en la medida que tal “justicia” no es posible
llevarla a cabo. Las desigualdades e injusticias son para la derecha, naturales,
como lo son las catástrofes naturales, imponderables ante los cuales no se
puede hacer nada. Por eso las derechas no se ven en ninguna obligación de
restituir esa “justicia global”. La historia es simplemente la constatación de
que hay unos que siempre ganan y otros siempre pierden. ¡Hasta cuándo no
aprenderemos esta lección!
Los movimientos sociales del 15M, por ejemplo, acumulan
ira, resentimiento y rencor contra los bancos, y todos su adláteres que desde
la economía y la política afirman que no hay otra solución que salvar al sistema
financiero antes que a las personas. ¿Cómo encauzar esa ira? En democracia, a
través de las manifestaciones y posteriormente, a través de las urnas. ¿Qué
sucede cuando los partidos políticos están soldados a las finanzas? ¿Qué sucede
cuando por decir en clave de lo Hirschman, voz sin salida? ¿No hay la tentación de ir más
allá de la voz –violencia-? También es posible que la opción de la apatía democrática, la abstención y el desapego sean
otra salida que la clase política ve como un mal menor, y que la derecha
bendice al decirnos que las mayorías silenciosas son lo mejor de cada casa.