dilluns, 2 d’abril del 2012

100 días (I)


El gobierno acaba de cumplir 100 días en el cargo. El tiempo pasa volando, y el gobierno acumula decepciones. El cambio, el eslogan del PSOE se hace del PP sin el menor asomo de duda. El cambio de gobierno nos hace ver los límites de los gobernantes. Se dice que el PSOE y el PP son lo mismo. No es verdad. Se aparecen mucho, ambos tienen dimensión imperial. Más allá de la retórica, ambos son centralistas. Les cuesta creer que Cataluña y Euskadi quieran algo más que autonomía. Las medidas del PP son según ellos, las únicas medidas que se pueden tomar en tiempos de crisis. Esa es la retórica de la ideología popular. Wert y Gallardón nos amenizan con exabruptos ideológicos de gran calado. El primero para indicarnos que la enseñanza sólo valen los valores que ellos consideran adecuados. Nada menos que una materia residual como “Ética para la ciudadanía” que se da en tercero de la ESO, ha sido uno de los blancos de ataque del PP y sus medios de comunicación afines. Al parecer en esa materia los profesores que la daban intentaban “lavar el cerebro” a esos pobres jóvenes que se veían inmediatamente influidos por la verborrea del profesor. El Sr. Wert al parecer no tiene ni idea de lo que son esas clases. Al Sr. Wert lo han asesorado estupendamente los servicios ideológicos de la derecha que mezcla alegremente la moral cristiana con los valores más conservadores de la sociedad española.



No insistiré en derroche de mala fe de los medios afines de la derecha más extrema sobre una materia como la que se ha hecho escarnio. Los valores democráticos son vistos por esos “luchadores por la libertad” -¡cuánto les gusta esa imagen!- como peligros inminentes de desintegración de los valores de la derecha más extrema. En él preámbulo de la materia se inicia con la siguiente declaración: La Unión Europea incluye como objetivo de los sistemas educativos velar por que se promueva realmente, entre la comunidad escolar, el aprendizaje de los valores democráticos y de la participación democrática con el fin de preparar a las personas para la ciudadanía activa, en sintonía con la Recomendación (2002)12 del Consejo de Ministros del Consejo de Europa. Por otra parte, la Constitución española en su artículo 1.1 se refiere a los valores en que se debe sustentar la convivencia social que son la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político y, en el artículo 14, establece la igualdad de todos ante la ley y rechaza cualquier discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.(Real Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria)

Mientras que la extrema derecha, en España se ha incluido –iba a decir que afortunadamente- en el PP, la materia ha sido desde el principio objeto de recurso, el PP ha conseguido la utilización de la vía judicial cuando en el Parlamento – estatal u autonómico- ha perdido en las votaciones, recurrirlo a través de las instancia jurídicas. Dicha utilización es un fraude de ley. Ahora, con el cambio de gobierno, adiós a la “Ética para la Ciudadanía”. El episcopado español está de enhorabuena, sus súplicas han sido atendidas. ¡Suerte que vivimos en un Estado aconfesional!



El otro ministro más llamativo es Ruiz Gallardo. Desde su atalaya en la Alcaldía de Madrid ha sido la cara “amable” de la derecha. Error. Desde que ha sido nombrado para ministro de Justicia, su actividad se ha desplegado para abortar el aborto. Al Sr. Gallardón no le gusta la actual Ley sobre dicho tema. ¿Qué quiere? En sus declaraciones destila “superioridad moral” sobre la necesidad de tutelar a las mujeres. Eliminar la ley de plazos es el objetivo, así los explica el artículo de Gabriela Cañas “Aborto, no” que aparece en El País (2/4/2012). Suscribo las ideas que la articulista subraya. Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.En definitiva, el TC ha dictaminado que la interrupción del embarazo es plenamente constitucional. El problema es que el Sr. Gallardón y todos aquellos que suspiran por los valores confesionales, pretenden retrotraernos a épocas pasadas. ¿Acaso tiene sentido, pensar, que desaparezca las leyes que despenalizan el aborto? ¿Alguien se acuerda cuando muchas mujeres españolas tenían que cruzar la frontera para abortar? Según Gallardón, quien aborta es porque se le obliga, como dice hay una “presión estructural” que les convierte en abortistas irredentas. Gallardón es la punta del iceberg confesional que intenta, siempre que puede, imponer a los demás sus propios valores. ¡Nadie está obligado a interrumpir el embarazo! Sin embargo, quien por las causas que cada mujer determine como necesarias tiene la facultad de decidir si lo interrumpe o no. Esta libertad es la que querrían eliminar la derecha moral.

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