dissabte, 31 d’octubre del 2009

El frenesí de la corrupción

Aún no nos habíamos recuperado del escándalo llevado a cabo por Millet y sus cómplices; cuando  otro nuevo escándalo nos sacude. Esta vez las implicaciones son más llamativas, pues, los implicados son el Alcalde de Santa Coloma de Gramanet, Bartomeu Muñoz (PSC) el concejal de Urbanismo, Manuel Dobarco, así como figuras de la etapa de J.Pujol, Lluís Prenafeta y Macià Alavedra. Junto a ellos aparece otro personaje de dudosa reputación el ex diputado autonómico expulsado del PSC Luis García, Luigi.Todos ellos están en prisión por orden del juez B.Garzón en la operación denominada Pretoria. Llama la atención la llegada a la Audiencia Nacional de los detenidos y como éstos recogen sus pertenencias dentro de bolsas de basura y todo ello retransmitido por las televisiones.



El juez B.Garzón en su Auto del 30 de octubre de 2009 narra los hechos e imputa a los diferentes actores los de presuntos delitos. En términos jurídicos el juez instructor establece los hechos y las calificaciones. Todo esto deberá ser probado en el juicio que en su momento se realice. Por ello, la presunción de inocencia sigue siendo fundamental en un estado de derecho.








La combinación entre política y urbanismo se ha convertido en un auténtico cáncer para nuestro sistema político. Durante años los Ayuntamientos han visto en las recalificaciones urbanísticas la fuente principal de financiación. Unas leyes deficientes -financiación de los Ayuntamientos, de los partidos políticos, competencias entre las diversas Administraciones en el plano urbanístico- han creado un caldo de cultivo para todo tipo de irregularidades.Si además sumamos los empresarios ávidos de ganancias seguras, amigos que facilitan la conexión entre políticos y empresarios el círculo vicioso está servido. 


Decía lord Acton que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Un ejemplo de ello aparece en la figura de uno de los presuntos cerebros de la trama. Se trata de Luis García, Luigi. El apodo de carácter mafioso lo dice todo.


La condición humana no nos ha dotado de un gen angelical, somos codiciosos, mezquinos, egoístas, etc., lo contrario también es verdad. Lo importante es que existan mecanismos de control que permitan detectar la senda de la corrupción. No vale ahora lamentarse, ni adjudicar patente de corrupto a un partido determinado. Lo llamativo es que esta tormenta se produce en el oasis catalán. 

Así que no somos inmunes a las tentaciones que afectan a todos los demás. Ahora el PP podrá contraatacar al PSOE a cuenta del PSC y de CiU. De acuerdo, los ex de CiU ya no eran parlamentario. Pero su sombra es una mala sombra para el partido.


La sociedad debería reflexionar acerca de los comportamientos corruptos. No vivimos en una república bananera. Por ello deberíamos ser exigentes con los partidos políticos que no cortan de raíz la corrupción tratando de tirar las culpas a los demás y enrocándose de manera numantina en espera que aparezca otro escándalo, a ser posible del partido adversario. Si los electores castigarán a esos partidos por su "comprensión" a sus corruptos, probablemente, actuarían de otra manera. Debería exigirse unas legislaciones más transparentes y ágiles que las actuales. Y en el orden penal, que las leyes fuesen más claras (art. 426 CP) contundentes.



 



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