dimarts, 2 de gener del 2018

Desliz filosófico de Nigel Warburton

En su exposición sobre Aristóteles, Nigel Warburton afirma lo siguiente: “¿Qué crees que sucedería si dejaras caer desde un lugar alto un trozo de madera y otro de un metal pesado del mismo peso? ¿Cuál llegaría antes al suelo? Aristóteles pensaba que el objeto hecho del material más pesado, el de metal, caería más rápido. Sin embargo, no es así. Caen a la misma velocidad. Como Aristóteles había declarado que era cierto, durante el periodo medieval prácticamente todo el mundo creía que así debía ser. No se necesitaban más pruebas. En el siglo XVI, Galileo Galilei dejó caer una bola de madera y una bala de cañón desde la torre inclinada de Pisa para comprobarlo. Ambas llegaron al suelo al mismo tiempo. Aristóteles estaba equivocado. Pero habría sido muy fácil demostrarlo mucho antes.” (Nigel Warburton, Una pequeña historia de la filosofía, ed. Galaxia/Guterberg, Barcelona, 2013).



No deja de ser interesante que en este fragmento haya un desliz importante. Aristóteles tendría razón al observar que el objeto pesado cae más rápidamente. ¿Por qué se confunde Warburton? El desliz, no sé si nadie se leyó las pruebas, pero lo cierto es que la física cuantitativa, la nuestra; a diferencia de la de Aristóteles, que era una física cualitativa, afirma que ambas caen a la misma velocidad en el vacío*. Aristóteles no podía concebir el vacío (no-ser).

Galileo experimentó, pero al decir de buena parte de la historiografía, no necesito ir a la torre de Pisa para confirmar la teoría. El experimento no es experiencia. Aristóteles daba todo el valor a la experiencia, pero desconocía el experimento que implica controlar variables.

(*)  Así como la física aristotélica es fácil de entender, porque no se corresponde con lo que sabemos, la física cuantitativa, es mucha menos intuitiva, por eso cuesta tanto seguirla. Una explicación adecuada, debería introducir la idea de gravedad, de peso y masa.

dimarts, 26 de desembre del 2017

Reseñas: Como la sombra que se va


Antonio Muñoz Molina, Como la sombra que se va. Ed.Seix Barral, Barcelona, 2014.

Tengo una hoja en blanco y, como  no soy Muñoz Molina, no podré nunca escribir “Como la sombra que se va”. ¿Qué hace que un lector se convierta en escritor? Las páginas de este libro indagan sobre el papel de la creatividad literaria. La dificultad de explicar historias. ¿Cómo construir un hilo narrativo? 

Desgraciadamente, la lectura del libro sólo sirve para Muñoz Molina, que nos explica su proceso literario. No es un libro de autoayuda para el escritor en ciernes. A lo largo de la novela explica cómo vivió y sintió en Lisboa la construcción de dos obras literarias. Pasado y presente se dan la mano. Hay un hilo conductor, el propio escritor. 



Sin embargo, la novela trata, además del misterio de la creación literaria, de una historia real y  a la vez inventada. James Earl Ray el asesino de Martin Luther King, paso diez días deambulando por Lisboa en busca de un paraíso perdido. 

Recrear con la imaginación las vivencias de Ramon George Sneyd con pasaporte canadiense, su estancia en Lisboa, requiere de maestría e imaginación. Lo inverosímil, el escritor no es Ramon George Sneyd, se hace creíble, gracias a la magia de la literatura. A través de la lectura de los expedientes policiales –entrevistas a testigos, objetos encontrados en los registros, el testimonio de Sneyd-, Muñoz Molina reelabora la estancia en una ciudad desconocida -Lisboa- del autor del magnicidio ocurrido en Memphis.



Las últimas ciento veinte páginas son soberbias. La historia cambia en un segundo. Un disparo desde  la habitación 5B de la calle South Main Street, en una casa de huéspedes, llega como una exhalación a la puerta del 306 del Lorraine Motel. Las páginas dedicadas al segundo de vida que le quedan a King, son excepcionales. La política americana ha tenido la mala costumbre de matar a sus presidentes y políticos a tiro limpio. La historia del King, y su reivindicación por los derechos civiles, son una página de la historia que debería ser de obligada lectura –algunos dirán que estoy adoctrinando-. Que en EE.UU desde el 2009 al 2017, su Presidente fuera Barack Obama, significa que tal vez, King no murió en balde.