dilluns, 8 d’agost del 2016

La imagen de la semana: Pedro en el chiringito y Rosana



Recomendaciones veraniegas: Novela Negra y grafitis

Quisiera reseñar el libro de Henning Mankell, “Abans de la gelada”  de la ed.labutxaca. Hay traducción en castellano.

Mankell nos ha abierto los ojos ante la idílica Suecia. En esta novela, Wallander, se enfrenta a un grupo extremista religioso. Su hija está a punto de empezar su carrera como policía. Le falta una semana. Y en ese tiempo se verá envuelta en una trama dolorosa, pues, sus amigas se verán en vueltas en situaciones límite.

Leyendo la novela negra que proviene de los países nórdicos, parece que ese mundo amable, bien alimentado, con unos servicios sociales encomiables, también se esconde el horror y el terror. Leyendo a Jo Nesbo, a Asa Larson, al propio Mankell, nos describen una sociedad que parece que se ha transformado y trastornado. Las miserias sociales, la marginación, el desarraigo, el alcoholismo, la violencia de género, son lacras que aparecen destacadas. Hay un punto de nihilismo en esas obras. Una especie de enmienda a la totalidad de las sociedades nórdicas, que pasaban por ser el espejo de las otras sociedades menos avanzadas como la nuestra.



La novela de Mankell se lee con interés y desasosiego. El fanatismo religioso es convertido en el centro de la novela. El original está escrito en el 2002. Hay incluso referencia del 11-S. No deja de ser sintomático que la violencia con connotaciones religiosas y el terror, que ahora asola Europa, de forma aleatoria y de baja intensidad, de cómo respuesta, una híper-reacción de los gobiernos, para calmar los ánimos de una sociedad amedrentada.

¿Qué se puede hacer ante personas que en nombre de Dios, son capaces de matar? No hay respuestas sencillas. Menos soluciones milagrosas. Investigación, paciencia, suerte, son ingredientes para minimizar el potencial mortífero de este terrorismo que está lejos del 11-S, pero que en Niza, a través de un camión segó la vida a tantas personas.

La novela penetra en el tejido íntimo de los personajes. Eso hace que la novela adquiera profundidad y credibilidad. ¿No nos pone nerviosos, la insistencia de Linda, con respecto a la desaparición de su amiga Ana? ¿No es inquietante el personaje de Torgei Langaas? ¿Qué decir del líder de la secta? ¿No reproduce lo que vio en Guayana? La culpa siempre la tienen los demás, el Otro. Hay un momento al final de la novela especialmente amargo, cuando Linda reflexiona sobre la madre de Ana:
“(…) va recordar els sospirs d’Anna que Henrietta havia incorporat a una peça de música. “És el que li queda”, va pensar, “els sospirs de la seva filla morta a una cinta de cassette”. “(pàg.443)

La hija de Wallander, Linda, empieza a trabajar el 11-S del 2001, desde esta fecha hasta ahora, han pasado muchas cosas, entre ellas, la maestría de Mankell para narrar nuevas historias.

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Carrer Covadonga (Sabadell)