dissabte, 15 de desembre del 2018

Argentina: Ushuaia (II)

Día 5

El día ha sido largo e intenso. Despertarse a las 6h. Desayuno a las 7.15h. El buffet estaba completísimo. Había de todo, dulce y salado. A esa hora era un hervidero de comensales sirviéndose lo que parecía el último desayuno de sus vidas.




A las 8.50h hemos salido hacia al Parque Nacional Tierra del Fuego. Hemos ido hacia la estación de tren que recorre 6 km. Este trayecto fue construido por los prisioneros de Ushuaia. Era una especie de premio por buen comportamiento. Hemos hecho fotografías de la máquina de vapor de principios de siglo. No hemos subido al tren. Al parecer no había nada remarcable en el trayecto. 









Hemos regresado a la RN3 que es una carretera de tierra. Nos hemos parado junto delante de la isla Redonda, en el Canal Beagle. Vistas agrestes y remotas. Pasarelas para dirigirnos a las direcciones marcadas, no en vano estamos en un Parque Nacional. También la mano del hombre llega a los confines del mundo. Hemos estado en la Ensenada Zaratiegui, junto a un poste de correos donde hemos depositado una postal. Es difícil pensar que desde allí tendrá que recorrer 15.oookm hasta su destino.




Hemos seguido hasta el Lago Roca y el mirador Acigami. El día era grisáceo. Una luz mortecina no ayudaba a resaltar la belleza de los parajes. Una especie dominaba el terreno, los turistas. Nos hemos acercado a Aluhush, centro de interpretación de la naturaleza. Cafetería, museo. Hemos podido contemplar los desastres que los castores son capaces de hacer. No son originarios de estas zonas, y su introducción ha tenido que ver con la codicia humana, su piel, pero aquí no hace el frío del Canadá o Alaska y la piel no es tan espesa como esperaban sus introductores. 







Hemos emprendido el regreso, eran las 13h. Sin embargo, en el camino hacia la RN3 nos hemos visto atrapados en un cuello de botella, por culpa de otro autocar averiado y que no dejaba pasar al nuestro debido que sus retrovisores eran demasiado grandes. Por fortuna, otro autocar de la compañía que iba con otro grupo nos ha podido llevar, porque sus retrovisores eran más pequeños. Todo esto nos ha retrasado a Ushuaia hasta 13.50h. La excursión náutica empezaba a las 15h. Hemos tenido que correr.




Hemos ido al Dalí, nos habían dejado al lado del puerto. El trayecto era breve y sabíamos a dónde queríamos ir. Hemos pedido bife y salmón. Al cabo de unos 15’ han entrado mucho de nuestros compañeros. El tiempo se nos echaba encima. Hemos acabado a las 14.50h. Los demás han tenido que correr y llevarse la comida. El servicio, para variar era lentísimo.

Sobre las 15.125h -¡no había que haber corrido tanto!-, nos hemos embarcado en el catamarán. El recorrido ha durado cerca de 3h. Hemos llegado hasta el “faro del fin del mundo”. Hemos contemplado lobos marinos y cormoranes, que tenían cierto parecido a los pingüinos. Ha llovido, ha hecho sol y se ha mantenido el viento. En un islote ha parado para que los aventureros pudieran salir a contemplar aves y el paisaje. Se ha puesto a llover con ganas, aunque la lluvia ha durado poco. Iba a salir, pero al llevar la cámara fotográfica, que le sienta muy mal la lluvia, me he abstenido de salir del refugio del catamarán.








El trayecto de vuelta, hemos estado en la cubierta superior hablando con los compañeros de viaje. Viento potente, combinado con la velocidad del catamarán hacía que se balanceara de manera muy apreciable. Hemos atracado en el puerto, y ha vuelto la lluvia. Hemos salido disparados para acabar otra vez en el Dalí. Me tomado un café bombón. La cantidad era generosa. Se agradece el calor del café y del local. Hemos vuelto a la Avda. San Martín, arteria comercial de la ciudad. Había parado de llover, pero hacía viento y frío.

Una manera cómoda de protegernos de ese viento y ese frío, era entrar en las tiendas. Hemos comprado unas camisetas. Después hacia el hotel. He bajado con el trípode para hacer fotos junto al canal Beagle y el monumento a la Malvinas y el nombre de la ciudad U S H U A I A. Hacía viento y frío. Había una persona manejando un dron para hacer fotografía en 4k. ¡Siempre hay gente que va más preparada que uno!






Me he dirigido al hotel para cenar. Estaba muy buena pero había demasiado. Hemos tomado una copa de vino blanco. Al lado de nuestra mesa estaban cuatro compañeros de viaje que había decidido cenar en el hotel. 

Ahora son las 23.16h (3.16 ). Mañana tenemos que ir a El Calafate. Nos espera el Perito Moreno.


divendres, 14 de desembre del 2018

Argentina: Ushuaia (I)


Día 4

Desde el hotel nos han despertado a las 6h. Hacía rato que nos habíamos despertado y preparado las maletas. Se supone que había desayuno. Cuando hemos llegado a desayunar no había nada, un buffet desierto. Sólo había café y leche fría. Algunas pastas que habían sobrevivido a la primera oleada de comensales.

Resulta extraño e irritante que el hotel no sea capaz de movilizar sus recursos para satisfacer a un grupo tan nutrido como el nuestro. Dejan un mal sabor de boca por racanear unas horas extras. ¿Quién querría volver a ese hotel con la experiencia de un desayuno inexistente?

A las 7h todos estábamos en el bús. Roberto nos ha dado las últimas noticias al pasar junto a la estación del tren, en sus márgenes se había construido una ciudad de la miseria. Se conoce como Villa Miseria. Ya hablé el otro día. Uno de nuestros compañeros ha sugerido las “favelas” como comparativa. Aquí predomina el plano vertical. Precariedad, materiales de derribo, un auténtico reciclaje para construir algo nuevo, un techo donde vivir, pues, ni las clases medias, pueden hacer frente al pago de vivienda nueva. El problema de la vivienda es un problema a escala global.



El trayecto ha sido breve, unos 25 a 30’. El Aeroparque está destinado a vuelos nacionales. Facturar, control de pasajero, embarcar, todo muy rápido. Hemos esperado la cola correspondiente. El avión ha salido con unos 10-15’ de retraso. El vuelo hasta Ushuaia ha durado 3h. Después de desembarcar y los controles de maletas, hemos salido al exterior. Nos esperaba nuestro guía Juan, no era tan dicharachero como Roberto. En el exterior nos aguardaba un viento fuerte que ha hecho dificultoso llegar al bús.


Buenos Aires


Del aeropuerto –pequeño-, hasta el hotel Fueguino (4*) hemos estado 10-15’. Llegada al hotel, firmar la hoja de cliente, recoger llave y clave de wifi muy útil, entrar en la habitación para dejar las maletas. Bajar a tomar un aperitivo, gentileza del hotel y comer en el mismo hotel. La comida era  muy correcta, pero el servicio ha sido lentísimo, supongo que no están bien organizados.

                                      

Ahora que escribo son las 16.39h. La habitación es pequeña, hay vistas excelentes, no frontalmente, sino lateralmente. ¡No se puede tener todo! El termostato está puesto a nivel infernal. Sigue haciendo viento. El viento nos acompañará en los siguientes días. Noviembre se caracteriza por el viento, llamado innombrable o viento sur. A las 17h saldremos a dar un tour por la ciudad.






                                                              Cayetano Santos Godino


A las 17h nos hemos ido al vestíbulo, habíamos quedado para ir juntos al Museo. Pero no había nadie. Nos hemos dirigido a la Av. San Martín, una arteria bulliciosa y llena de tiendas deportivas de altos vuelos y restaurantes de todo tipo. Parecía Andorra. Nos hemos encontrado con compañeras que iban al Museo, donde se encuentra la prisión antigua de Ushuaia. Un sistema panóptico, domina la estructura del antiguo presidio. Ushuaia fue “colonizada” por reclusos/as. El antiguo presidio fue utilizado para los convictos reincidentes. Uno puede imaginarse el lugar hacia principios de siglo. Colonia penitenciaria. Las galerías, los decorados e ilustraciones del presidio no ofrecen la verdadera dimensión del lugar. Una visita guiada que esperábamos fuese limitada ha dado paso a un encuentro multitudinario de turistas ávidos de saberes truculentos. Al cabo de un rato, nos hemos escapado para comprar algunas postales.



                                     



Después hemos salido por la calle principal. Hemos parado a tomarnos un café bombón y una porción de tarta. La cafetería se llama Dalí. Empezaba a lloviznear. Nos hemos encontrado con una pareja que hacía el “viaje de novios”, el novio era su tercer viaje. Nos ha dicho que eran de Valladolid.



                                



Hemos ido hacia el paseo Av. Prefectura Naval Argentina, que bordea el mar y el puerto. Hacía viento y frío. Las montañas, muy cercanas, estaban cubiertas de nieve. El viento arreciaba. He fotografiado barcos y pájaros. Nos hemos ido a una tienda deportiva para comprar ropa térmica. Allí hemos comprado otras postales –colecciono postales de los lugares que vamos; ¡nadie es perfecto!-. El vendedor, un joven muy atento nos ha explicado que la ciudad tiene unos 70.000 habitantes, el último censo es de hace casi 10 años, dentro de dos, se volverá a actualizar los datos de los habitantes. A unos 30km hay una estación de esquí, en Cerro Castor, que funciona en los meses de junio, julio, agosto y septiembre. ¡No hace un frío glacial debido al efecto del mar que se comporta como un termostato, moderando la temperatura.




Más tarde nos hemos ido al restaurante de hotel Fueguino. La cena está muy bien, pero la lentitud en servir los platos es desesperante. Ahora son las 23.30h (3,30h). Mañana nos espera excursiones terrestres y marítimas por Ushuaia. Estoy impaciente por contemplar estos paisajes soberbios.


dijous, 13 de desembre del 2018

Argentina: Buenos Aires (III)

Día 3

Levantarse sobre las 7h, ducharse, vestirse y desayuno. El ritual del turista. Hoy en el buffet había mucha gente y poca intendencia. A las 8.30h nos hemos subido al bus, conducido por Facundo y nuestro verborreico guía Roberto.


La salida tenía como objetivo El Tigre, un inmenso espacio acuático que hemos recorrido durante 1h por los canales fluviales del Delta del Paraná. Hemos recorrido un espacio que representa el 1% del espacio. Hasta llegar al objetivo, nos hemos paseado por Buenos Aires para coger la Avda del Gral Paz, Avda. Maipu, Avda. Santa Fe, hasta llegar al acceso fluvial. Hemos pasado por  Olivos, donde se encuentra la residencia del Presidente.








Aguas llenas de limo, de poca profundidad, canales inmensos e interminables, poblada de casas de todas las facturas, con embarcaderos, muchos en condiciones muy precarias y otros en ruinas. Las casas, muchas de ellas, estaban encima de pilares por las crecidas cíclicas, debido a las mareas y los vientos del sur que hacen subir el nivel de las aguas. Viviendas de segunda residencia, viviendas principales, algunas en mal estado por falta de mantenimiento y otras derruidas.



Hay escuelas donde van los niños desde diferentes zonas en barcas-escolares. No hay agua potable. Deben filtrar el agua. Hay barcos-bus, barcazas que suministran víveres y otros medios para satisfacer las necesidades de esta población tan peculiar. Humedad. No parece un lugar para vivir permanentemente. Supongo que es cuestión de costumbres. 



                                      


                               
Después nos hemos vuelto a trasladar a Buenos Aires. Había mucho tránsito. Hemos pasado por Villa Miseria. A la ida ya la habíamos visto. Su nombre lo indica todo. Se conoce como Villa 31. En la actualidad se calcula que viven alrededor de 40.000 personas. Pobreza y exclusión social. Muchos sin techos, recogiendo material de reciclaje. Pasaba un camión a recogerlo, supongo que a cambio de unos pesos mal pagados. 

En la calle comercial, junto a Galerías Pacífico, un ejército de cantantes entonaba “cambio-cambio-cambio”. Son los “arbolitos” que inundan las calles ofreciendo el dorado. La explicación de porqué son tantos en tan escasos metros, se debe la psicología y al instinto de protección.

Hemos dado un recorrido interminable que nos ha llevado a la Catedral, Plaza de Mayo, Casa Rosada, estos tres escenarios están uno al lado del otro. Hemos pasado por la  calle que vivió Quino el creador de Mafalda, y después a Boca, junto al estadio de fútbol y una zona “Caminito”, que es una especie de parque temático, de mal gusto y turismo desenfrenado. Sobre las 16.30h, hemos llegado al hotel. Hemos comido junto al hotel en una brasería de sabor típico, carne asada al carbón. El precio era lo mejor.












Hemos descansado en el hotel y hemos vuelto a recorrer las calles. Está vez la calle Corrientes. Hacia el Obelisco, hemos subido por el Broadway porteño. Hay un tramo que está en obras. Unas de las cosas más llamativas de Buenos Aires es la cantidad de librerías que hay. ¡Amazon no ha llegado aún a Buenos Aires!






Nos hemos tomado un té y un cortado en una cafetería para descansar en el Coffee Stores justo al lado del edificio Swiss Medical. Hemos regresado otra vez hacía el Obelisco. Hemos cenado, junto a Galerías Pacífico (Galerías), discreto, un servicio poco eficiente, aceptaban euro/dólar, con cambios ventajosos sólo para el restaurante. Hemos pagado en pesos. No ha habido propina. La propina es una necesidad para los que trabajan en el sector de la restauración. No siempre lo merecen.

Mañana habrá que levantarse sobre las 5.30-6h para ir a Ushuaia, próxima parada de nuestro viaje.