Europa no es lo que era. El signo de los nuevos
tiempos, es el desierto de lo real. No hay márgenes, excepto los monetarios. No
hay alternativas, excepto, la imposición de medidas que siempre van en la misma
dirección. Francia nos da un ejemplo de lo que ha de venir y ya se ha instalado
entre nosotros. El caso de Leonarda Dibrani es el síntoma de que algo va mal en
esa Europa que sólo es de los mercaderes y que está dejando de ser la de los
ciudadanos.
El caso se explica, en clave electoral, el
gobierno en sus peores horas bajas quiere reivindicarse ante el electorado del
Frente Nacional de Marine Le Pen. Nada mejor que un gobierno que se hace llamar
socialista -empieza a ser hora que todos esos partidos autodenominados
socialistas se lo hagan mirar-, para expulsar a una niña europea, pero que
carece de protección estatal. Es gitana, es pobre, de origen kosovar, pero nacida y criada en Italia,
expulsada gracias a ese titán de la honestidad que se llama Silvio Berlusconi,
y que busco en Francia la acogida que su país de origen no le ha dado. Pero
Francia, mejor, sus gobiernantes, quieren que la ley se cumpla, el castigo de Leonarda
es un hurto en una excursión escolar, y la medida, caritativa y proporcionada a
su gravedad, es la expulsión nada menos que de Leonarda y su familia por
ilegales, pobres y ladrones.
El Frente Nacional debe estar disfrutando ante
el espectáculo que Hollande despliega gracias a su ministro del interior Manuel
Valls que hace de halcón para que la Francia honesta y republicana se sienta segura
ante gentes como los Dibrani no arraiguen en el suelo sagrado de Francia. Los
Dibrani son de origen kosovar, emigrados a Italia, expulsados por pobres y
gitanos y ahora, Francia, los vuelve a expulsar a la ciudad de Mitrovica (Kosovo), las culpas de una adolescente,
son traspasadas a su familia, como si viviéramos los “buenos tiempos de Vichy”.
¡Los mercaderes estarán contentos, pero los
ciudadanos deberíamos ser más beligerantes, con nuestros gobernantes, porque
como ya dijo Martin Niemöller: "Primero vinieron a buscar a los
comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los
socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro.
Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después
vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por
mí".