Las noticias anuncian
que el PP controla todos los resortes de lo público. Los campeones del liberalismo
de salón, han acaparado todas las instancias del poder. Incluso en Sr. Pons, se
enfada porque se critique al presidente del TC por ser miembro del PP. En
ningún momento dijo que pertenecía a un partido. Tener un carnet del PP es hoy,
un una especie de cédula para optar a un puesto de trabajo en la
Administración.
Hubo un tiempo en él que
se habló de rodillo socialista, ahora, habría que hablar de apisonadora.
Sin embargo, el PP piensa que todo lo que le sucede es una conspiración contra
ellos. Siempre ven la paja en el ojo ajeno, antes que la viga en su propio ojo.
El ejemplo de Bárcenas es paradigmático.
Tienen el poder –legítimo-,
pero su utilización partidista y sus malos modos arruinan su discurso. Un
discurso que no es de ilusión, sino defensivo. Un presidente del gobierno
atrincherado por la mayoría absoluta, que no sale a donde debería salir, es
decir, en el parlamento. No da explicaciones porque se cree que está por encima
del bien y del mal.