Llama la atención que con el
inicio del año, todos los servicios suben automáticamente. El precio de los
medios de transportes suben por encima de la inflación. Agua, gas, electricidad
suben como si quisieran emular el año nuevo que iniciamos. Este mecanismo
supone empobrecernos si cabe un poco más. Se anuncia, una de las pocas cosas
seguras, la congelación de los salarios del sector público. Nuestra sociedad se
empobrece, pero la bolsa aumenta sus beneficios. No hay nada más elocuente que
esta contradicción. La economía especulativa le va bien, mientras que la
microeconomía de los ciudadanos empeora. No hay conexión entre la sociedad
líquida y la sociedad sólida-sociedad del bienestar-.
En la obra de Don Delillo,
Cosmopolis, se afirman las siguientes
consideraciones que vienen a cuento sobre lo que estoy hablando. ¿Por qué
estamos cautivados por los mercados?. Una posible respuesta está expresada
"[por] una superficie común, una afinidad entre los movimientos
de los mercados y el mundo natural. -Una estética de la interacción. - (...) El
poder informático elimina la duda. Toda la duda surge de la experiencia del
pasado. Pero el pasado está desapareciendo. Antes conocíamos el pasado, pero no
el futuro. Esto está cambiando -dijo ella-. Necesitamos una nueva teoría del
tiempo" (pág.97)
Lo extraño de este proceso es
que el pasado no nos sirve, nos dicen los heraldos de la globalización. Lo
antaño no sirve de criterio para prever el porvenir. Esto explica, por ejemplo,
la falta absoluta de sensibilidad con respecto a las personas con experiencia
profesional. Si en la etapa sólida de nuestra sociedad -estado del bienestar-,
la experiencia era un mérito, ahora se ha convertido en un hándicap.
¿Por qué esa mutación en la
representación del tiempo? " (...) Cuando en realidad todos son fenómenos
del azar. Aplicas las matemáticas y otras disciplinas, si. Pero al final estas
tratando un sistema que no se puede controlar. (...) La gente en las sociedades
libres no han de tener miedo de la patología del estado. Creamos nuestro propio
delirio, nuestras propias convulsiones de masas, conducidas por una máquinas
pensantes sobre las cuales no tenemos ninguna autoridad definitiva. El delirio
casi nunca es perceptible. Es simplemente la manera como vivimos."
(pág.96).
Los cambios estructurales que
aparecen con la globalización, ponen en marcha extraordinarios procesos que no
podemos controlar, y sin embargo, los expertos, nos dicen que si se puede
prever con cierto margen de incertidumbre. Todo se ha transformado en
incertidumbre. La sociedad del riesgo, se ha ampliado a todos los órdenes de la
vida. Una ilusión para combatir esa incertidumbre es crearnos la falsa creencia
de que podemos construir complejísimos sistemas matemáticos que nos permitan
pronosticar el futuro con un alto grado de certeza. Esa es una de las causas del
desastre financiero del 2007.