La guerra es el grado cero de la civilidad. Es simplemente la barbarie. La humanidad se caracteriza por utilizarla de manera generosa para solucionar conflictos. Sin embargo, sólo hasta el siglo XX, " el mundo se acostumbró al destierro obligatorio y las matanzas perpetradas a escala astronómica, fenómenos tan frecuentes que fue necesario inventar nuevos términos para designarlos: 'apátridas' o 'genocidio'.. Durante la primera guerra mundial, Turquía -imperio otomano-, dio muerte a un número de armenios no contabilizado -la cifra más generalmente aceptada es la de 1,5 millones- en lo que puede considerarse como el primer intento moderno de eliminar a todo un pueblo. La primera guerra mundial y la revolución rusa supusieron el desplazamiento forzoso de millones de personas como refugiados o mediante "intercambios de poblaciones" forzosos entre estados (...)*" (pág.58-59)
La guerra que llevan a cabo Armenia y la República de Arstaj (Nagorno Karabaj) y por otro, Azerbaiyán, es una consecuencia de lo que se citaba más arriba. Las agencias anunciaban lo siguiente:
"Las
autoridades de la República de Arstaj (Nagorno
Karabaj) anunciaron este domingo 27 de septiembre que Azerbaiyán había comenzado
un bombardeo en la zona.
Sin embargo desde Bakú, capital de Azerbaiyán, se afirmó que lo que hubo fue
una “contraofensiva” en respuesta a una “agresión” armenia, usando su
artillería, vehículos blindados y efectuando bombardeos."
La zona de conflicto posee una larga historia de enfrentamientos sangrientos. Desde 1918-19 ha habido enfrentamientos. La firma del Tratado de Brest-Litovsky -3 de marzo de 1918- dio lugar a la aparición de Armenia y Georgia. El Tratado tenía como objeto "desgajar de Rusia el territorio petrolífero de Azerbaiyán*" (pág.40). El triunfo de la Revolución rusa y la posterior Primera Guerra Mundial truncaron los deseos de las potencias occidentales de influir en esa zona del mundo. Stalin -Georgia-, en sus delirio paranoico, utilizó los destierros de poblaciones enteras para que fuesen gobernadas por otras autoridades ajenas y extrañas a las propias. El Cáucaso fue un ejemplo de estos delirios.
El País informaba del desastre humanitario que representa estos enfrentamientos:
“Azerbaiyán ha atacado más de 120 asentamientos civiles de forma deliberada”, insiste el político local David Babayan desde su despacho en Stepanakert por videollamada. Además de edificios residenciales Babayan habla de puentes, instalaciones de agua y electricidad, también de comunicaciones. El jueves, dos ataques destruyeron gran parte de la Catedral de Shusha e hirieron de gravedad a tres informadores rusos." (María Sahuquillo, El País, 13/10/2020]
"Nagorno Karabaj es una región separatista de Azerbaiyán poblada mayoritariamente por armenios y apoyada por Ereván [Armenia] , es escenario de sangrientos combates desde el 27 de septiembre. De acuerdo con un balance oficial, aunque muy parcial, más de 700 personas han muerto en los enfrentamientos." (El País, 18/10/2020)
Estos enfrentamientos son un pálido recuerdo de lo sucedido entre 1988 y 1994, "al menos 25.000 muertos, 724.000 desplazados azeríes y 413.000 armenios, según cálculos del disidente azerí Arif Yunus y recogidos por el Crisis Group. Las fuerzas armenias ganaron la guerra, conquistando siete distritos azeríes. Tres de ellos garantizan desde entonces la continuidad del territorio de Armenia con el enclave. Con el alto el fuego gestado en 1994 por Moscú. (La Vanguardia, Félix Flores, 11/10/2020)
Enfrentamientos sangrientos cuyas causas son un elenco de variables: geopolíticas, geoestratégicas, étnicas, económicas, sociales, culturales, religiosas. En la siguiente entrega, hablaremos de esas variables para acabar de contemplar un cuadro que se pinta negro sobre negro.
Notas:
* Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX. 1914-1991, Trad. Juan Fací, Jordi Ainaud y Carme Castells, ed.Crítica, Barcelona, 1995