Las semanas se precipitan hacia el final de un año aciago. Y lo peor es
que no hay atisbos de que mejore. Antes al contrario, según los “expertos” las
cifras macroeconómicas para el próximo año en España son peores que este año.
Sin embargo, el gobierno del PP, creo que encabezado por el invisible Mariano
Rajoy, parece que empeñado en ganar otras batallas, pues, la batalla del
desempleo, la precariedad, la falta de impulso político y social la tiene
perdida por falta de comprensión de lo que está sucediendo. No son los únicos
desorientados.
Esas otras batallas de las que hablaba son aquellas que dan muestras de
que existen. La pretensión de establecer una nueva ley de educación sin
consenso ninguno es un ejemplo de lo que no debería hacerse, pero los tiempos
son duros y hay que visualizar que se gobierna. El PSOE debería anunciar que en
un futuro más o menos próximo la primera medida que tome será derogar esta ley
de educación. ¿Es qué no se ha aprendido nada en estos treinta años?
El problema de la educación es demasiado serio, nos estamos jugando nada
menos que el futuro de nuestra sociedad, y sin embargo, los partidos
mayoritarios están en un desencuentro catastrófico para nuestra sociedad. No
están a la altura de sus responsabilidades. España perdió un oportunidad en la
década prodigiosa, pues, era el momento de poner las bases de un nuevo modelo
de crecimiento y de estructura productiva, pero el resultado fue una burbuja inmobiliaria
que nos ha hundido en la nada. Esta crisis nos dice que España no tiene nada
que ofrecer, excepto turismo y mano de obra barata. Si eso es así, los países del
norte de Europa parecen que están empeñados en que está profecía se cumpla, los
datos así parecen avalarlo. Una juventud preparada tiene como horizonte la
salida hacia el exterior en busca de oportunidades que aquí se les niega.
La tercera guerra mundial se está produciendo ahora, es una guerra incruenta, la gana Alemania, y España y los países del sur del mediterráneo la están perdiendo. Norte contra Sur. A pesar de las declaraciones cada día más vacías de las autoridades comunitarias, lo cierto es que la brecha entre los países europeos del norte y del sur se agranda en beneficio de los del norte. ¿Acaso quieren los del norte volver de vacaciones a la España de los 60? De momento, las cosas tienden hacia esa dirección. Sueldos cada vez más bajos, jornadas laborales que nos llevan hacia la década de los 60-70 y todo ello con el beneplácito de los mercados y la Europa del norte.