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dimecres, 10 d’abril del 2019

Egipto: Edfu (III)

Día 4

Los turistas...

El templo de Edfu


Descripción de Egipto. Segunda edición. 

Antigüedades, volumen II (láminas)







El templo es de estilo helenístico, la figura de Alejandro Magno aparece ante Horus. Relieves impresionantes y detallistas nos explican una parte de la historia. Impresiona pensar en la grandeza de estas construcciones que a pesar de todo siguen aquí, recordándonos la dificultad del paso del tiempo.  En el primer pilono - las murallas de acceso-   se puede apreciar que se han  hecho ventanas, fuegos para calentarse y cocinar, habitantes de otras épocas muy poste-riores a las construcciones, nos indican que los símbolos sólo son válidos para aquellos que los consideran como tales. El paso del tiempo, hace que se llegue a perder la memoria de lo que significó dichas construcciones. Es un buen recordatorio de la levedad del tiempo y la memoria.


Detalle de las caras destruidas


Una auténtica multitud se ha agolpado para hacer fotografías. Sin quererlo, las máquinas digitales, nos transforman en hechiceros que queremos captar la esencia de las cosas, pero solo conseguimos, capturar un instante, tan efímero, que inmediatamente, es necesario volver a clicar. El templo ha podido perdurar gracias a un aliado involuntario, la arena del desierto que ha cubierto prácticamente todo el recinto, hasta fechas relativamente recientes (s-XIX).


Los turistas



Requiere tiempo poder captar y admirar los jeroglíficos que inundan las paredes. Hay una especie de horror al vacío. Todo parece necesario llenarlo. Hay que recordar que los jeroglíficos son escritura que fue descifrada gracias al genio de Jean-François Champollion (1790-1832). Nuestro guía Ahmad, nos ha dado otra lección de historia, su memoria es notable, el problema que la mía no lo es tanto. Después de deambular por el templo, lleno de gente, hemos vuelto sobre nuestros pasos. Hemos tenido que pasar, inevitablemente, por un pequeño zoco, donde hemos sido abducidos para comprar lo que no necesitas. A la salida y volviendo al lugar de partida, se ha reproducido, las escenas, esta vez no tan caóticas, para conseguir transporte. He ido junto con M. y el guía en el último transporte del grupo, un mototaxi nos ha llevado en un eslalon vertiginoso por en medio de la ciudad. Se ha despistado y ha tenido que volver a través del trayecto, un parón del motor ha hecho pensar en lo peor, esa parada ha estado a punto de costar un disgusto, pues, una calesa, ha sido obstruida por el mototaxi. Finalmente, ha podido arrancar el motor y llevarnos hasta la entrada de la motonave. Sobre las 11.30h salíamos de esta aventura que refleja lo que debe ser este país, lleno de vitalidad, pero desorganizado.


Cortesía Albert

Cortesía Albert



Navegar por el Nilo resulta un espectáculo digno de verse. Te hace sentir como un personaje de Agatha Christie, excepto que no vas vestido como esos personajes de ficción. Deslizarse entre las aguas, mirar las orillas, apoderarse de los olores y colores que la naturaleza pone a tu disposición para disfrutar de un paisaje milenario. La comida, se servía sobre las 13.30h era excelente. Descansar, hacer fotografías desde la cubierta de la motonave, vergel y desierto según la orilla que estés mirando, un verdadero lujo.











dimarts, 9 d’abril del 2019

Egipto: Templo de Edfu (II)

Día 4

Un poco de historia







“A 110 km al sur de Luxor, la ciudad de Edfu alberga un gran templo cuyo estado de conservación es extraordinario. ¿Lo habrá protegido el señor del lugar, el halcón Horus, para que supere así la prueba del tiempo?”.

“Edfu, «ciudad de Apolo» según los griegos, era la capital de la segunda provincia del Alto Egipto. (...). ¿Acaso no era Horus a la vez hijo y sucesor de Osiris, y el dios encargado de velar por la función real? Todo faraón reinante es un Horus dotado de su penetrante vista.”





“En 1798, los miembros de la expedición de Egipto comprobaron que los fellahs habían construido sus viviendas alrededor del templo e incluso… ¡sobre su tejado! Sólo en 1860 Mariette comenzó a desenterrar Edfu, cuya gran sala de columnas había quedado cubierta hasta el nivel de los capiteles. Y Chassinat se encargó de otra tarea igualmente titánica: copiar y publicar los textos, que no llenaron menos de quince volúmenes infolio.”


Detalle ventanas

“A excepción de algunas degradaciones a la altura de las comisas, el gran templo está prácticamente intacto. Le faltan dos obeliscos que precedían la entrada y los grandes mástiles para banderolas que adornaban la fachada. Por sus dimensiones (137 m de largo, 80 m de ancho), Edfu es el mayor templo de Egipto, después del inmenso Karnak.”

“El edificio actual es el último de una serie de monumentos levantados a la gloria de Horus desde el Imperio Antiguo. La colocación de la primera piedra tuvo lugar el 23 de agosto de 237 a. J. C., en el reinado de Ptolomeo III Evergetes, y la construcción concluyó en 57. Se conocía el nombre del arquitecto: Imhotep, evidentemente, el creador de la pirámide escalonada de Saqqara y el constructor de todos los templos de Egipto. «Tengo el cordel con la diosa Sechat —dice el maestro de obras durante la ceremonia de fundación—; mi mirada sigue el curso de las estrellas; mi ojo observa la polar, establezco los cuatro ángulos del templo.»”


“Horus de Behedet (Edfu) es un inmenso pájaro cuyas alas tienen la envergadura del cosmos. En el origen de los tiempos, se inclinó sobre una caña, en el seno del océano primordial. Con su mirada creó el mundo. Emprendiendo el vuelo, sobrevoló la tierra y reconoció el lugar donde quería que se edificara su santuario: Edfu, que se convirtió en «la percha de Horus».”



Hathor y Horus


“La fiesta de la victoria recordaba la lucha de Horus contra Seth. Cada año, los sacerdotes representaban este drama litúrgico que tenía como escenario el lago sagrado, habitado entonces por una temible criatura, el hipopótamo de Seth, que amenazaba la paz y la armonía. Horus, el arponero, lideraba una expedición para impedir que causara daños. Preocupada por la temible fuerza del hipopótamo, Isis protegía a su hijo. Del resultado del combate dependía la suerte del mundo. Con su arpón, Horus golpeaba al hipopótamo dos veces, de modo que cada golpe alcanzará a un órgano vital. El monstruo era despedazado y Egipto quedaba purificado del mal, las puertas del cielo se abrían y se celebraba el triunfal regreso del salvador.”



Columnas período helenístico (filtro)




“No hay mejor modo de concluir esa visita a Edfu, excesivamente breve, que con estos extractos de la Regla grabada en los muros del edificio: «Todos vosotros, que tenéis acceso a los dioses, vosotros que estáis de servido mensual en el templo de Horus el gran dios, señor del cielo, volved vuestros rostros hacia esta morada donde Su Majestad os ha colocado. Él viaja por el cielo pero ve lo que aquí abajo ocurre. Está satisfecho de vosotros cuando todo es conforme con la rectitud. No hagáis iniciación abusiva; no penetréis en el templo en estado de impureza; no digáis mentiras en este santuario; no aceptéis la corrupción. No hagáis diferencia entre un pobre y un hombre poderoso; no incrementéis el peso y la medida; no reveléis lo que habéis visto en los misterios de los templos; no os arriesguéis a robar los bienes de Dios; guardaos de concebir en vuestros corazones un pensamiento profano. Más rico de realidad es un instante pasado al servicio de Dios que toda una existencia de opulencia » *.”

* Los textos en cursiva son si no se dice otra cosa son de Christian Jacq, La guía de viaje al Egipto de los faraones, ed.Planeta.

dilluns, 8 d’abril del 2019

Egipto: Templo de Edfu (I)

Día 4 

Despertarse, desayuno excelente –no soy tiquismiquis a la hora de las comidas-, y prepararse para nuestra excursión del día. A las 6 nos hemos levantado, pues, la salida está prevista para las 7h. Nuestro objetivo es Edfu, en Aswan (Asuán).







Salir de la motonave (crucero) y encontrarnos con el caos en Edfu. Se suponía que teníamos que coger unas “calesas” para ir al templo de Edfu, dedicado al dios Horus. No sé qué ha pasado exactamente, pero había en la calle, junto a la motonave, un caos inenarrable. Todas las motonaves, estaban haciendo lo mismo que la nuestra. ¡Todos los turistas a la misma hora, querían ir al mismo sitio! En paralelo al Nilo, una carretera invadida por una multitud de calesas, taxis-moto, coches y furgonetas, absorbían la multitud de turistas. No daban abasto. 

Cortesía de albert

He visto como algunos con sus móviles daban órdenes a todos esos medios de transporte. Nuestro guía nos ha dicho que los autocares no son bienvenidos en esta zona, pues, quitan el trabajo, el único, a una multitud de trabajadores, que viven de esta actividad. La situación se parecía a una película de Indiana Jones. 


Finalmente, hemos ido en un coche [taxi] en medio de una carretera llena y saturada de calesas, mototaxis, todo lleno de gente, ruido y caos colorido, nervios de los conductores, un auténtico sálvense quien pueda digno de mejor causa. En medio de todo este panorama, niños y adultos intentando vendernos baratijas, agua, tabaco, lo que fuese.


Cortesía de Albert



Después de 15’-20’ de recorrido vertiginoso por las calles de Edfu. Una avalancha de turistas se dirigía al mismo sitio, los cruceros –motonaves-, obligan a unos determinados horarios que al no estar escalonados, concentran a todos a las mismas horas y al mismo lugar. ¡Un auténtico despropósito! Paradójicamente, después de las 10.30h, la excursión ha finalizado, y a partir de ahí, el templo debe estar casi vacío. Nuestro guía ha estado desbordado tanto a la ida como a la vuelta.


Templo de Edfu al fondo









dissabte, 6 d’abril del 2019

Egipto: Luxor (Medinet Habu)

Día 3

Acabada nuestra visita al Valle de los Reyes –a tres tumbas- hemos salidos disparados, había que esperar una guagua para trasladarnos al principio del recorrido en el Valle de los Reyes. No contentos con lo visitado, hemos acabado de decidir, en votación democrática, visitar el templo de Medinet Habu. El templo es magnífico. Una sorpresa que contrastaba con la sensación de vacío que me había dejado Dair al-Bahari. 


Roland Unger





Un poco de historia

Medinet Habu. Ramsés III (1186-1154 a.C.) hizo construir esta ciudad-templo en el emplazamiento de la colina primordial donde Amón apareció por primera vez. El paraje fue denominado «Unido a la eternidad» o, más exactamente, «Lo que fusiona la eternidad»”


Ramsés III y Amón


Detalle de prisioneros 

“Medinet Habu es el ejemplo más sorprendente de ciudad-templo. Además del gran templo del faraón, son todavía visibles otros edificios sagrados y los vestigios de un palacio, habitaciones de los sacerdotes, un lago sagrado, un nilómetro, talleres, locales administrativos, almacenes, graneros, una biblioteca, establos y pozos. Más de sesenta mil personas trabajaban aquí.



Tropezaremos con la sorprendente imagen de las dos torres fortificadas (n.º 1) que custodian el acceso al territorio sagrado y lo convierten en un templo-fortaleza. La elección de esta arquitectura, inspirada en un modelo sirio-palestino, obedece a razones mágicas. Ningún adversario podrá cruzar nunca esta barrera y apoderarse de este edificio. Faraón ha inscrito sus victorias en la piedra, él es el halcón Horus sobrevolando los cielos; aparece como el Sol y Cielo y Tierra se alegran de su acción pues su corazón es sabio y su discurso perfecto. Las torres constan de varios pisos donde se abren ventanas; sus bordes descansan sobre las cabezas de enemigos vencidos. Los adversarios de ayer se han convertido, por tanto, en soportes de aberturas por las que pasa la luz*.”






Detalle de las ofrendas del enemigo*







Detalle

  

Frente a sus capillas, un pequeño templo (n.º 3). Construido por Amenhotep I, fue ampliado por los tres primeros Tutmosis y por Hatsepsut. Sin duda es el lugar más sagrado de Medinet Habu, puesto que se erigió en el emplazamiento del «cerro de Djeme» bajo el cual están enterradas las ocho divinidades primordiales que existían antes de la creación del mundo y favorecieron el nacimiento de la luz. Después de haber preparado las condiciones necesarias para la vida en la tierra, durante una edad de oro en la que «la espina no pinchaba, en la que no había cocodrilo captor, ni serpiente que mordiera», las Ocho fueron a descansar bajo un túmulo, reunidas en torno al Padre, Kema-tef, «el creador del instante». Considerándolas como sus antepasadas, el dios Amón les rendía homenaje cada diez días, así como durante la «Hermosa fiesta del Valle» en que los vivos comulgaban con los muertos resucitados*".





Los turistas

El lugar impresiona. Todo el templo, es una fortificación, grandiosidad, fuerza, expresión de la confianza en sus fuerzas humanas y sobrehumanas o divinas.  Sin embargo, el tiempo acaba con todo, no con su memoria. La entrada es grandiosa, las imágenes crueles sobre los enemigos de Egipto. La simbología es el reflejo del poder del Faraón Ramsés III, el alter ego de Amón. Su poder se extiende a todos los confines de la civilización. Los enemigos les espera la muerte y la esclavitud. La imagen en la que se ve una cesta de manos como ofrenda, es todo un símbolo.  


 Después de Medinet, nos hemos dirigido a la motonave que debía zarpar a las 13.30h. De ahí, el trajín matinal y las prisas para poder cumplir con el programa y el horario. Hemos vuelto a cruzar el Nilo en las mismas embarcaciones, las mismas prisas, las mismas órdenes lanzadas para llenar las embarcaciones. ¡No había nada glamoroso en este despliegue de intereses económicos!


Sobre las 13.30h con puntualidad no sé si egipcia o lo que sea, hemos podido comer y descansar en la motonave. Por fin, un descanso en condiciones, ver deslizarse el Nilo, y nosotros, junto con otras motonaves, haciendo el mismo trayecto, sólo podía significar, que las visitas a los restantes lugares turísticos, estaba garantizada la aglomeración y el agobio de turistas. La comida y la cena eran en un bufet muy digno. Había de todo para todos los turistas. ¡Cuánta comida debe sobrar? ¿Qué deben hacer? Mañana nos espera más sorpresas. La puesta en marcha es a una hora decente, a las 7h. 




Nota:

* Los textos en cursiva son si no se dice otra cosa son de Christian Jacq, La guía de viaje al Egipto de los faraones, ed.Planeta.


* Cuenta Elias Canetti, lo siguiente sobre Ramsés III: " (...) tuvo que luchar de nuevo contra los libios. El número de trofeos se elevó en este caso a doce mil quinientas treinta y cinco piezas. Está claro que estos macabros cargamentos de despojos sirven para hacer visible al pueblo en forma reducida y transportable el montón de enemigos muertos. Cada uno de los caídos contribuye con una parte de su cuerpo al montón, y es importante que, como trofeos, todos se asemejen". (Masa y poder, OC, vol. I, pág. 76-7)