Como no tenemos muchos problemas en los que ocuparnos,
la polémica ha surgido del mundo de la moda. La campaña publicitaria de
Desigual está acaparando atención mediática. ¡Justo lo que querían sus creadores!
Vivimos tiempos extraños. Cualquier gesto es tomado según la óptica del espectador.
¿Se pueden romper los preservativos para poder lucir esos vestidos de premamá?
Si así fuera, diría mucho de las futuras madres. Claro que viendo a la modelo,
no parece que le preocupe el futuro. Optimismo y buen rollo es la nueva consigo
de esta etapa del capitalismo financiero.
De las imágenes del spot publicitario –con su carga de profundidad política-, a las admoniciones de los partidos políticos –de izquierda-, la derecha debe estar encantada ante la resolución jovial de quien quiere ser madre para lucir un “super” vestido premamá. La izquierda se está convirtiendo en una caricatura de sí misma. Su discurso ante provocaciones como está no puede ser la condena, ni pretender la supresión del anuncio, etc. ¿Hay otras maneras de hacer las cosas? Desgraciadamente, esta izquierda y con estos dirigentes no parece posible.