Reseña del libro de Michel Houellebecq,
La posibilidad de una isla,
ed.Debolsillo.Barcelona, 2016.
El libro es una distopía, donde
el deseo de inmortalidad se convierte en la nueva religión de los tiempos
futuros. El libro, publicado en 2005, se haya inscrito en esa nueva oleada de
pasión por la biotecnología. ¡Queremos ser inmortales! De seguir así,
probablemente, los nuevos movimientos políticos reivindiquen como un derecho
fundamental, la inmortalidad.
El libro de Houellebecq, nos
explica la sinergia fantástica entre un actor famoso, Daniel y la aparición de
una oscura secta – el elohimismo-, que en el breve plazo de unas décadas se
convierte en la nueva religión de los nuevos tiempos.
Daniel, se presenta como lo que
es, un personaje de “nuestro tiempo”. Una sociedad despreocupada y nihilista,
que se ha convertido sin advertirlo, en un oasis de consumo. Daniel, en su
diario desgrana de forma descarnada su particular día a día. Sus excesos en
todos los órdenes. Quiere “epatar” a la audiencia con performance, cada vez más
delirantes. Público y crítica, se extasía ante estos prodigios de creatividad. Sin embargo,
Daniel, cae en la apatía. Un nuevo amor, Esther, le vuelve a dar vida, pero la
diferencia de edad e intereses, hace que esa relación esta condenada. ¿Por qué
hemos de envejecer?
Este futuro iba decir imperfecto,
se ha podido realizar, debido a una serie de catástrofes sin cuento que han
asolado nuestro planeta. Daniel 24,9, nos explica los cataclismos que asolaron
la tierra y propiciaron un cambio drástico en las condiciones de nuestro
planeta, la disminución de la población humana y el ascenso de los neo-humanos.
Catástrofes: 1) El deshielo, 2) La Gran Desecación, que continúa gradualmente,
3) “La Tercera reducción (…); aún está por llegar” (pág.103)
En paralelo a las andanzas de
Daniel 1, aparecen también un Daniel 25, que también video documenta su propia
vida. Decir Daniel 25, significa que ha habido un Daniel 2, 3...etc. Un Daniel
que es un avatar del Daniel humano, demasiado humano, que diríamos. Este Daniel
25, se lanza a una exploración, contra toda lógica. En ese futuro lejano, los
clones nacen ya hechos y derechos, así
que no hay niños, tampoco hay sexo, ni relaciones humanas. Si hay conexiones en
red. Un mundo perfecto donde se espera la eternidad. Inevitablemente, siempre
hay quien está al mando de la situación. Es la Hermana Suprema. Según ella, “los
celos, el deseo y el apetito de procreación tienen un mismo origen, es el
sufrimiento de ser. (…). En una palabra, debemos alcanzar la libertad de la
indiferencia, condición que hace posible la perfecta serenidad” (pág.339)
Se espera la aparición de una nueva
humanidad, que haga que ese deseo de la Hermana Suprema se convierta en ley en
la razón. Desde los orígenes de la secta, cuatro iluminados, hasta su
conversión en iglesia total, la dinámica de crecimiento tiene que ver con la
expansión de la ciencia y su ilusión de la inmortalidad.
El libro es potente y extraño.
Una mezcla de L-F.Céline y ciencia ficción al estilo de J.G.Ballard. Sexo y catástrofes. Vivimos tiempos
apocalípticos, aún no lo sabemos, pero está ahí para quien tenga ojos. Parece
que Houellebecq los tiene.