Luis Antonio de Villena, Todo vale y todo se destruye. Claves de Razón Práctica, nº 281, marzo/abril 2022.
El tema central es la banalidad. El texto destila nostalgia de otros tiempos. El lema sería: El ayer era mejor que el hoy. Despotrica contra Instagram, el medio es el mensaje. Todos podemos convertirnos en famosos de lo prescindible. Dice: “La mediocridad, la grisalla, la vulgaridad, el espíritu de grupo no son elección, sino el fruto de un tiempo inculto que el poder somatiza desde su propia imagen.”(pág.15)
Villena busca focalizar a los culpables. Siempre ha de haberlos. En su honda pesquisa recoge lo que considera la raíz del mal, a saber: “[son] el triunfo de la pauperización que vivimos con este horrible gobierno y acaso con otros, de ello estoy seguro, pero si intentamos algo más, tras la ropa que dure y barata, tras la comodidad que justifica todo, encontramos el clásico y hoy triunfal, “dónde va Vicente, donde va la gente”. (pág.14)
¿Qué significa todo esto? Se lamenta de la falta de personalidad, de carácter, de ser. ¡No hay estética! Triunfa el chavacanismo, Rosalía sería un ejemplo paradigmático. “Este gobierno horrible” (sic), quiere decir, el gobierno de Pedro Sánchez, apuntalado por Podemos, son los responsables de todo mal pasado, presente y futuro. Habla de minorías selectas. Un clásico en el pensamiento ultraconservador. Un autor como John Stuart Mill (s.XIX), también hablaba de minorías selectas, pero pensaba que estas minorías debían poner su conocimiento para que las clases más desafortunadas, pudiesen adquirir el conocimiento que permitiera autogobernarse por sí mismos. Villena no tiene en mente este plan de Mill.
Como todo le molesta, carga con la moda de utilizar palabras en inglés, para quedar más cool! (otra palabra en inglés). Hace una fenomenología condescendiente. Se eleva a altos cargos de responsabilidad a personas incultas. Sin ir más lejos Pablo Casado quería ser Presidente de Gobierno con un escasísimo bagaje cultural. Una cultura –no toda la cultura- vive en el desierto de las selfies.
Una sociedad que exalta la individualidad tiene como derivada no querida, es que muchos no sea capaces de mirar más allá de sí mismos, en un ejercicio narcisista. No es un problema de las escuelas, se les pide todo, empieza en las familias, y va ascendiendo en todos los niveles. Hay gente extraordinaria en todas las facetas de la vida. Ejemplaridad* es la palabra que deberíamos respetar, pero nuestra vida pública no ha ayudado en nada a esa ejemplaridad. La modestia es un valor a la baja, mientras que en los programas basura se exalta el histrionismo y el griterío y la falta de educación, esos son famosos. Pero, eso es sólo una parte y Villena parece que lo quiere hacer extensivo a toda la sociedad. Tal vez debería de dejar de ver esos programas.
* Javier Gomá Lanzón. Imitación y experiencia. Tetralogía de la ejemplaridad. Debolsillo. Barcelona, 2019.
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