La
colina
¿Dónde
están Elmer, Herman, Bert, Tom y Charley,
el
abúlico, el forzudo, el bufón, el borracho, el peleador?
Todos, todos están durmiendo en la colina.
Uno
se fue por una fiebre,
uno
se quemó en una mina,
uno
fue muerto en una pendencia,
uno
murió en la cárcel,
uno
se cayó del puente donde trabajaba para sus hijos
y su mujer;
todos,
todos están durmiendo en la colina....
Edgar Lee
Masters, Antología de Spoon River (selección)
La muerte nos nivela a todos. No en el mundo de los vivos, pero sí en el de los muertos. La vida es breve. Es una obviedad que se transforma en certeza a medida que avanzamos en el tiempo. Algunos les cogen en un momento inesperado. Se van cuando aún deberían haberse quedado. La muerte como idea se transforma en experiencia cercana. Nuestros abuelos, padres, parientes en general, y amigos. La fragilidad de la existencia humana. La temporalidad en la que nos hallamos instalados. Venimos al mundo de prestado. Con un tiempo asignado, desde el momento de nuestro nacimiento se pone en marcha el reloj inexorable de la muerte. Principio y fin. No es de extrañar que vivimos tiempos que se ha conjurado contra la muerte. El sueño de una vida eterna –cuasi-eterna- es la nueva utopía de los tiempos actuales. Las ciencias biomédicas, nos cantan sus cuentos de sirena sobre una vida prolongada. Vencer la muerte se ha convertido en la nueva frontera.
PD: A Jaime, porqué no podrá leerlo jamás.
PD: A Jaime, porqué no podrá leerlo jamás.
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